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A seis años del magnicidio del Fiscal: crónica de la impunidad en Argentina

El asesinato del fiscal Alberto Nisman Z”L se mantiene rodeado de impunidad. Mientras la Justicia trabaja sobre un homicidio que, ya se ha dado por probado desde el sector de la política acusado por el fiscal, se alienta a decir que fue un suicidio. El punto de partida de la causa fue una noche llena de irregularidades cometidas por los funcionarios, que primero entraron en contacto con el cuerpo sin vida en la escena, en una secuencia que después de seis años sigue siendo investigada.

Alberto Nisman fue encontrado muerto en su departamento de Puerto Madero del complejo Le Parc, con un balazo en la cabeza. Su cuerpo tenía al lado una pistola calibre 22 y una vaina de bala. Ese revolver es el mismo que dice haberle entregado Diego Lagomarsino, perito informático quien era colaborador directo del fiscal, y que está procesado como partícipe necesario en la muerte de quien era su jefe en una causa que lleva adelante el juez Julián Ercolini.

Vale recordar que la Comisión de Legislación Penal de la Cámara de Diputados había citado al fiscal Nisman para que se presentara en el Congreso el lunes 19 de enero de 2015, con el objetivo de brindar toda la información sobre la imputación que hizo a la entonces Presidenta de la Nación Cristina Fernández de Kirchner y a su Canciller (fallecido hace ya más de dos años), Héctor Timerman, por su denuncia de intento de encubrimiento a partir del memorándum de entendimiento con Irán.

Pasadas las 22 del domingo 18 de enero, luego de un día de absoluto abandono por parte de la custodia del fiscal el cuerpo de Alberto Nisman fue encontrado sin vida por Sara Garfunkel, su madre en una saga digna de una mala película de Fellini.

Los nombres de la fiscal Viviana Fein, del entonces secretario de Seguridad de la Nación Sergio Berni, y de los custodios Armando Niz y Luis Miño, quienes acompañaron a Sara Garfunkel en aquella noche, son algunos de los que mayor notoriedad tuvieron en la reconstrucción del hallazgo del cuerpo del fiscal. La escena del crimen fue descuidada y contaminada. Lo ocurrido en el departamento de Nisman y el peritaje realizado en el lugar son de una fotografía de lo que no hay que hacer si se busca aclarar un asesinato.

Actualmente, en la causa se encuentran cinco personas procesadas, entre ellos Diego Lagomarsino, como partícipe necesario, Armando Nis, y Luis Miño. Además se está avanzando en la instrucción respecto de cuatro de los custodios de Nisman, quienes tenían a cargo la seguridad del fiscal en aquellos días: los mencionados Niz y Miño por encubrimiento de un asesinato, y también Rubén Benítez y Néstor Durán por incumplimiento de los deberes de funcionario público.

Paso a paso, cómo hallaron el cuerpo del fiscal Nisman

Si bien los custodios estuvieron en su puesto de consigna en las adyacencias del edificio Le Parc alrededor de las 11 del domingo 18, los agentes asignados por la Policía Federal para custodiar a Nisman, supieron más de 10 horas después que el cuerpo del fiscal yacía sin vida dentro del baño de la habitación de su departamento, con un disparo en la cabeza.

La reconstrucción realizada con los testimonios de aquel día indica que una hora y media después de que arribaron al lugar, Miño intentó contactarse por primera vez al teléfono del fiscal Nisman a las 12.30, cuando ya llevaban una hora y media en el lugar sin tener novedades suyas, y aclaró que no lo hizo antes porque al fiscal “no le gustaba que lo llamaran al llegar”.

Los custodios no tenían acceso al departamento, subieron dos veces al piso 13 del edificio, de acuerdo a lo que  dijeron en sendas declaraciones que dejaron contradicciones: Niz dijo que habían ido por primera vez pasadas las 14. Y según Miño, lo hicieron después de las 17, después de cruzar varias llamadas durante horas con el entorno de trabajo más cercano de Nisman, entre ellas una de sus secretarias privadas (Marina Pettis) y su secretaria letrada (Soledad Castro).

En la puerta del apartamento se encontraban los diarios del domingo sin recoger, según coincidieron los agentes de la Policía Federal.

A las 18.10 los dos custodios fueron a buscar a Sara Garfunkel, madre del fiscal, quien había accedido al pedido de Pettis para que fuera a Le Parc para entrar al departamento de su hijo.

Niz, Miño y Garfunkel llegaron a las 19.30. A ellos se les había unido una amiga de Sara Garfunkel, Marta Chagas quien no subió al departamento sino que se quedó en el palier del edificio. Los agentes y Garfunkel subieron al departamento, abrieron una de las cerraduras sin dificultad, pero la otra estaba con una traba.

Las cuatro personas regresaron al domicilio de Garfunkel en el auto que usaban los custodios, para que la madre de Nisman buscara una libreta en la que tenía anotado el código del ascensor que permitía el ingreso al departamento por la puerta principal. Pero no lograron hacerla funcionar.

Cuando Nisman llevaba nueve horas sin dar señales de vida, Garfunkel llamó un cerrajero: el que habitualmente trabajaba en el complejo, quien logró abrir la puerta a las 22.08.

“El doctor esta acá, en el baño, tirado. Llamá a Prefectura y llamá a los jefes nuestros y al SAME”, fue lo que Niz le transmitió desde el piso 13 a Miño, quien lo esperaba abajo junto a Soledad Castro, que acababa de llegar.

Castro había llegado al edificio Le Parc por pedido de Sandra Arroyo Salgado, ex esposa del fiscal. A las 20.30, Castro habló con la jueza, quien la llamaba desde Europa donde estaba de vacaciones con sus hijas.

Garfunkel, su amiga y Niz entraron al departamento por la cocina. La madre de Nisman contó que le pidió al custodio que se acercara al baño cuando advirtió que la luz estaba prendida. La puerta estaba un poco entreabierta, quiso entrar, pero algo le impedía abrirla. Se asomó para mirar y observó un gran charco de sangre. Al mirar por la bisagra de la puerta, vio al fiscal Nisman y comprendió que era su cabeza lo que trababa la puerta.

Niz le contó lo que vio a la madre del fiscal, quien se acercó a la puerta del baño y llamó a la empresa de medicina prepaga Swiss Medical para pedir asistencia. La ambulancia de la empresa de medicina llegó a las 22.58. Fue la única que tuvo acceso al edificio, lo que no había sucedido con una del SAME que había llegado antes. Mientras tanto, los asistentes judiciales de Nisman ya intentaban dar con el fiscal de turno.

José Raúl Carrera Mendoza, el médico, llegó con una enfermera, quien no pudo abrir la puerta del baño. “Pude observar que el cuerpo estaba en posición cúbito dorsal, sobre aproximadamente un metro cuadrado de sangre y rígido”, contó el médico y dijo que al verle el orificio en la cabeza y un arma de fuego en el piso se dio “cuenta de que la persona estaba fallecida”. Se fue sin ingresar al baño y sin certificar la muerte de Nisman cerca de las 23.30.

En el complejo ya había presencia de móviles de Policía Federal y Prefectura. El entonces secretario de Seguridad, Sergio Berni, llegó minutos antes de la una de la mañana  del lunes 19. El juez Manuel de Campos, subrogante del juzgado 25 (en el que había recaído la causa), arribó poco después de esa hora. Y la fiscal Viviana Fein, alrededor de la 1.30.

Sergio Berni comentó que estaba en su casa de campo cuando se enteró de que algo pasaba con el fiscal. Que en un primer momento le transmitieron “la presunción” de que el fiscal se había suicidado y así se lo dijo a Cristina Kirchner.

Berni, que es médico, reconoció en aquellos días que nunca comprobó si Nisman estaba vivo o muerto. Dijo que un “marino” impedía el ingreso al baño donde yacía el fiscal. Aseguró que ni siquiera se asomó. Y que pese a no existir un certificado de defunción, confió en las palabras de Sara, quien le decía que su hijo estaba muerto.

Quien llegó más tarde, a las 2, fue el médico de la familia Garfunkel, Alberto Pérez Alzueta, a quien Sara le pidió que se acercara al baño para ver qué escena veía.

Según la reconstrucción hecha en los días posteriores al hallazgo, el perito en criminalística Nicolás Vega Laiun relató que ningún especialista entró al departamento hasta que la fiscal lo ordenó.

Laiun, inclusive, especificó que primero ingresaron un fotógrafo y un camarógrafo, mientras el resto esperaba en el hall. Que luego entró el perito balístico y después la médica legista, Gabriela Piroso. Más tarde lo hicieron él y el resto de sus compañeros. Pero Laiun cuenta también que él recién llegó al departamento de Nisman a la 1.20. Para esa hora, Berni ya le había dado el pésame a Sara en la habitación de su propio hijo.

El perito balístico es el mismo que aseguró que nadie había tocado el celular de Nisman esa madrugada cuando la testigo Natalia Fernández, en cambio, había dicho que una oficial lo manipuló mientras vibraba, pese a la orden de que nadie lo hiciera. Natalia es la testigo que contó a los medios, y luego ratificó en sede judicial, que la madrugada del 19 de enero en el departamento había “clima de jolgorio”, que “tomaban mate” y se hablaba de pedir medialunas.

De acuerdo al peritaje informado por la Gendarmería Nacional, Nisman había fallecido a las 2.46 de la madrugada del domingo, casi 24 horas antes de que confirmara su deceso.

Por lo ocurrido aquella noche en Le Parc, el fiscal Eduardo Taiano investiga a Fein, a De Campos, al actual ministro de Seguridad bonaerense Sergio Berni, a Román Di Santo (ex jefe de la Policía Federal), como al comisario mayor Roque Luna de Delitos Complejos (PFA), por los delitos de acción pública en el manejo de la escena, es decir, del departamento y puntualmente del baño donde se encontró el cuerpo sin vida de Alberto Nisman.

Para los investigadores es “clave el manejo de la escena, como el día posterior”, y se sigue una serie de acciones que “alteraron la escena del crimen”.

La denuncia de Nisman del Memorándum con irán incluían un supuesto pacto secreto de un intercambio comercial de granos argentinos por petróleo, el pedido del Gobierno argentino a Interpol para que cesara las alertas rojas contra los acusados iraníes, y así garantizar su impunidad.

El Memorándum de entendimiento Argentina-Irán fue firmado en 2013 por el gobierno de la República Argentina durante el mandato de la presidenta Cristina Fernández de Kirchner, y el gobierno de la República Islámica de Irán, en Addis Abeba (Etiopía), sobre los temas vinculados al ataque terrorista a la sede de la Asociación Mutual Israelita Argentina en Buenos Aires el 18 de julio de 1994. ​Irán se había negado sistemáticamente a cooperar con Argentina en el caso judicial contra ciudadanos iraníes, por lo que el gobierno argentino consideró este memorándum como un avance para la causa. ​

Argentina ratificó de manera express en el congreso el memorándum (luego declarado inconstitucional), pese a la oposición de los querellantes por el atentado, las instituciones centrales de la comunidad y la mayoría de los familiares. Irán nunca ratificó el tratado con Argentina.

Entre las pruebas que trascendieron aparecieron decenas de escuchas telefónicas que mostraban las espurias intenciones del Memorándum y a decenas de involucrados en su conformación.

Vale recordar que más de un año antes de la aparición del tratado con Irán, una revista Siria, daba cuenta de un encuentro secreto entre el canciller Argentino y su par iraní en Alepo. El periodista Argentino José “Pepe” Eliashev denunció las intenciones de ambos gobiernos y fue desmentido y denostado por las autoridades de ese momento. Tiempo después, el entramado, las negociaciones secretas y el acuerdo que pasaba por encima a la justicia y las víctimas del atentado aparecía con bombos y platillos. A Nisman denunciar a los involucrados le costo la vida.

Reproducción autorizada por Radio Jai citando la fuente.

 

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