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Israel crea una tecnología para “recargar” un barbijo desechable

La mayoría de las máscaras que se utilizan para que las personas no se contagien de coronavirus son desechables. Entre ellas, las quirúrgicas azules simples y las máscaras con filtro N95 de un valor más elevado.

El profesor Yair Ein-Eli, decano de la Facultad de Ciencia e Ingeniería de Materiales del Technion de Israel, desarrolló una tecnología que puede «recargar» una máscara desechable para que pueda volver a usarse de forma indefinida.

La idea está inspirada en la experiencia del científico en el campo de la tecnología de baterías. Ein-Eli pensó en la forma de insertar en la máscara un elemento calefactor compuesto de fibras de carbono que al calentarse y llegar a 65/70 grados centígrados pudiera destruir cualquier virus o bacteria que hubiera frenado.

Pero poner una batería dentro de las máscaras hubiera sido algo caro e incómodo que no permitiría el uso correcto de la protección facial. Así fue Ein-Eli creó una solución -aún pendiente de patente- que conecta las fibras de carbono a cualquier cable USB de baja corriente o a un cargador de teléfono.

Ein-Eli estima que su sistema de limpieza de las máscaras aumentará el precio de estas en menos de 4 shekels (unos 0, 90 centavos de dólar). De acuerdo con apreciaciones del especialista, el proceso de desinfección debería tomar menos de 30 minutos.

El momento para aplicar este desarrollo es el adecuado. Una encuesta realizada por el Washington Post mostró que dos tercios de los trabajadores de la salud en EEUU afirmaron que todavía hay escasez de marcarillas faciales que filtren la mayoría de las partículas en el aire tal como lo hace la N95.

El profesor Yair Ein-Eli
El profesor Yair Ein-Eli

Además, si el COVID-19 sigue aumentando o surgen rebrotes, esos trabajadores Necesitarán unos 3.500 millones de máscaras, que es algo así como 100 veces más que la cantidad de tapabocas fácilmente disponibles.

Si bien las máscaras de algodón -muy usadas por la gente- podrían limpiarse con la tecnología de Ein-Eli, estas no filtran de manera efectiva las partículas de coronavirus y no se usan en entornos hospitalarios.

Por otra parte, si las máscaras N95 se vuelven reutilizables, esto podría mitigar la escasez y hacer que más de esas máscaras se encuentren disponibles para que las personas puedan comprarlas.

El grupo de investigación de Ein-Eli creó un prototipo de este sistema que probó junto a los profesores Debbie Lindell y Oded Beja de la Facultad de Biología del Technion.

La solicitud de patente de EEUU fue presentada el pasado 31 de marzo y desde el Technion dijeron que ya se está discutiendo la comercialización con empresas industriales.​

Reproducción autorizada citando la fuente con el siguiente enlace Radio Jai

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