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Estado de Quebranto

Por Ianai Silbertstein 

Así como hace cincuenta años, en el transcurso del día, aquel Iom Kipur nos fuimos enterando que Israel había sido atacada e invadida (en el Sinaí y en el Golan, y como escribe Yossi Klein Halevi en su blog en Times of Israel, “las rutas a Haifa y Tel-Aviv estaban abiertas al invasor”), este año nos enteramos de lo sucedido en la Plaza Dizengoff en torno a un rezo ortodoxo y su “mejitzá”, su división entre los sexos, tal como rezan los ortodoxos. Como hace cincuenta años, no hubo más rezo y en su lugar hubo una batalla. Interna, menor en comparación con la Guerra de Iom Kipur de 1973, pero cabe preguntarse si no hay una amenaza existencial al judaísmo, si no a Israel, en 2023.

Me consta por una fuente confiable en Z (Twitter) que había un rezo sin división de género a pocas cuadras, en la plaza Habimá. Desconozco si hubo incidentes allí. Lo que me consta es que este Iom Kipur tanto los habituales manifestantes de Kaplan y sus replicantes en todo Israel como el objeto de su ira, los grupos fundamentalistas mesiánicos, al menos algunos grupúsculos en ambos lados, se dedicaron a impedir Iom Kipur en lugar de consagrarlo. Para ser un Estado Judío y Democrático, es una vergüenza. En lo personal, esperaba un día de tregua.

También me consta, por referencias directas, que el Israel laico pasó Iom Kipur en su estilo tradicional: paseando por las calles vacías y los niños y no tan niños en sus bicicletas por las autopistas. Silencio en el cielo y en la tierra. Día de familia. En las ciudades y pueblos más pequeños, rezo en sinagogas (hay miles, de todo tipo), Neilá en las veredas, y todos a casa. De ese Israel solía jactarme y enorgullecerme. No todo está perdido, pero algo ha cambiado para siempre.

Yossi Klein Halevi titula su blog en Times of Israel “El Estado de nuestro quiebre” si lo traducimos literalmente; si le sumamos interpretación, sugeriría “El Estado de nuestro quebranto”. Algo se ha roto definitivamente en el pueblo judío (no será la primera vez), no por nada el blog comienza con Tisha BeAv, como para ir dando el tono: la brecha está hecha. Resta por verse quién y cuándo, como Nejemia, reparará los muros y volverá a juntarnos en torno a la Torá. No es una esperanza mesiánica, es una expresión de deseo y una necesidad existencial.

Aquí en Montevideo tal vez debamos en definitiva reconocer que no hablar públicamente ni tomar posición oficial respecto del conflicto interno, civil, en Israel, puede haber incidido en que la fiesta transcurra en paz. Si alguien esperaba que los púlpitos sirvieran para promover confrontación y reivindicaciones, no fue así. En gran medida, porque la mayoría de los judíos montevideanos están movilizados en redes, en actividades puntuales, pero ninguna institución en forma oficial ha tomado posición. Unas habilitan un discurso, otras el opuesto, pero ninguna se expide como tal. Por lo tanto aquí en Montevideo no hubo quiebre ni quebranto. Se rezó en forma habitual, en ocho opciones diferentes y complementarias.

En la NCI de Montevideo, comunidad que tengo el honor de presidir, el tema de la “reforma judicial” en Israel y todas sus implicancias está a flor de piel y es un tema central para muchos de sus socios. En lo personal, también creí siempre que en este Iom Kipur el tema no podía eludirse, así como no podía obviarse el quincuagésimo aniversario de la Guerra de Iom Kipur. Mis palabras en Kol Nidre pueden encontrarse en mi blog, www.tumeser.com (https://tumeser.com/2023/09/26/mis-palabras-en-ik-5784-en-nci-montevideo/)

Frente a los atropellos y la prepotencia de las fuerzas “reformistas”, fundamentalistas, mesiánicas, y de Derecha en Israel, entiendo a quienes han reclamado posturas más inequívocas como han tomado muchos judíos y organizaciones judías liberales en los EEUU, manifestando, negando donaciones, rechazando visitas oficiales. La realidad de esta comarca, sin embargo, que a veces cariñosa pero irónicamente llamo “el Shtetl”, es muy diferente a la vastedad y diversidad del judaísmo estadounidense. La idiosincrasia uruguaya nos desafía a tratar los temas con cierta ponderación. Esa fue la intención: establecer la gravedad de la situación sin agitar los ánimos en un día de reunión e introspección.

Incluso el Comité Central Israelita no eludió el tema pero se mantuvo ecuánime e hizo votos por una pronta sanación de la situación. Después del silencio atronador de los primeros meses, en que parecía que nada de lo que estaba sucediendo en Israel podía decirse ni insinuarse, este discurso más realista es bienvenido. No obstante, sigo creyendo que la mayoría de los judíos de Uruguay no quiere aquilatar la gravedad de la situación. Este Iom Kipur en Israel la confirma.

Como sea, Iom Kipur en Montevideo pasó en paz. Cada sinagoga fue fiel a su estilo y su discurso, se movilizaron cantidad de judíos como en ningún otro día del año (asumo que es igual en todos lados, Israel incluido), todos quisieron dar mensajes (podríamos no rezar y sólo escuchar discursos todo el día pero entonces la gente no vendría a ser perdonada y expiada), y al final del día, al cierre del “cierre” o Neilá, todos escuchamos el Shofar, hicimos Avdalá separando lo santo de lo profano, y cantamos el himno de Israel.

Porque al final del día todos queremos ser un pueblo LIBRE en nuestra tierra.

Jag Sucot Sameaj!

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