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A 70 años de ‘La Noche del Asesinato de los Poetas Judíos’

En la presente semana se cumplen 70 años de la ejecución masiva de trece grandes escritores y artistas de la cultura idish en la URSS. Fueron ejecutados en secreto la noche del 12 al 13 de agosto de 1952 en los sótanos de la prisión de Lubyanka en Moscú, por orden del supremo Iósif Stalin.

Entre los ejecutados se encontraban destacados intelectuales: escritores y poetas idish, artistas, músicos y actores, quienes diez años antes, durante la Segunda Guerra Mundial, tuvieron una actuación descollante al fundar y desarrollar el ‘Comité Judío Antifascista’. La organización tenía por misión conseguir un apoyo económico de los judíos que vivían en los países occidentales, incluso de los EEUU, para ayudar a los dos millones de exiliados judíos, quienes huyendo del nazismo, habían encontrado refugio en la URSS.

Desde sus comienzos, la acción del Comité gozó de la anuencia del dictador soviético. Sus integrantes eran leales comunistas, estaban convencidos que la URSS era el lugar ideal para vivir y desarrollar una cultura idish vital y superadora. Su presidente, Shlomo Mijhoels, un destacado actor y director del Teatro Estatal Idish en Moscú, viajó durante la conflagración mundial a EEUU e Inglaterra a fin de lograr el apoyo de la judería de occidente.

El éxito de la misión fue contudente, se logró recaudar, en beneficio del Ejército Rojo, alrededor de: 16 millones de dólares en los Estados Unidos, 15 millones en Gran Bretaña y Canadá, 1 millón en México e incluso alrededor de 750 mil dólares del yshuv judío en la Tierra de Israel.

El Comité propuso, entre otros temas, establecer una Legión Judía Estadounidense, que sería entrenada para misiones militares, y operaría en el frente ruso-alemán para ayudar en la campaña contra los nazis. Hacia el final de la guerra y después de su conclusión, muchos miembros del comité se dedicaron a recabar información y documentos sobre la Shoá. La evidencia fue recopilada en un libro llamado ‘Genocidio’ (conocido también como ‘El Libro Negro’). El texto se publicó en idish en los Estados Unidos y Rumania en 1946, pero no se imprimió en la URSS debido a la oposición de la censura oficial a la mención de la cooperación de las naciones locales en el exterminio de los judíos, principalmente los ucranianos.

Si bien Stalin había apoyado en su momento la creación y la acción del Comité, y luego votó a favor del establecimiento del Estado de Israel en la ONU, con el inicio de la Guerra Fría el dictador comenzó a desarrollar todo su conocido antisemitismo virulento, tal como lo había demostrado en décadas anteriores.

En enero de 1948, Mijhoels murió en un extraño accidente de tránsito en la ciudad de Minsk, y al estilo Stalin, éste ofreció un funeral de Estado en honor del artista. Se sabe con certeza, que semanas antes, en diciembre de 1947, Stalin había ordenado a su Ministro de Seguridad, Víktor Abakúmov, el asesinato secreto de Mijhoels.

El 20 de noviembre, el Comité fue disuelto, el gobierno soviético alegó que el mismo se había convertido en un centro de propaganda antisoviética y de traición a los intereses del país. Se le imputó a la organización de servir de nexo entre los judíos de la URSS y de otros lugares del mundo, de practicar el ‘nacionalismo burgués’, de crear una quinta columna anti-soviética, y de traicionar y espiar para los Estados Unidos.

También, se acusó al Comité de intentar crear un estado judío en Crimea. Se tomó como evidencia una carta escrita por Mijhoels, en plena guerra, sugiriendo la creación de una república judía soviética en Crimea, en el que se asentarían los sobrevivientes de la Shoá. La acusación aseguraba que los EEUU utilizarían luego la Crimea judía para invadir el país. Era un disparate absoluto, para la fecha de los arrestos, el Estado de Israel ya había sido proclamado.

La campaña de la prensa oficial fue determinante en la opinión pública, mediante expresiones como ‘cosmopolitas desarraigados’, o ‘esos que se arrodillan ante Occidente’, seguido de una lista con los apellidos judíos que componían la organización, instaló la imagen de los judíos traidores al comunismo soviético.

Entre septiembre de 1948 y junio de 1949, comenzó una ola de detenciones. Más de 400 judíos asociados al Comité fueron arrestados y enviados a campos de trabajos forzosos. Los líderes, en su lugar de detención, fueron torturados, golpeados y aislados durante tres años antes de ser formalmente acusados, además, se les obligó a firmar confesiones en los que aceptaban los cargos imputados.

Entre el 11 y 18 de julio de 1952, quince exmiembros del Comité fueron acusados de espionaje y traición, así como de varios otros delitos. El juicio se llevó a cabo casi cuatro años después de los arrestos, y los acusados estuvieron todo ese tiempo incomunicados. Durante el proceso, los miembros del Comité no contaron con abogados defensores. La sentencia ya estaba decidida de antemano, de acuerdo a las declaraciones de un oficial que presenció el juicio y efectuadas luego de la muerte de Stalin, reconoció que los juicios fueron una parodia en los que realmente se los juzgaba por ser judíos.

De los quince líderes acusados, trece fueron ejecutados, once hombres y dos mujeres. Entre los asesinados se encontraban: los escritores David Bergelson, David Hofstein, el actor y director Benjamin Zuskin, el historiador Josef Jozefowicz, el poeta y líder cultural Peretz Markish, el conocido poeta idish Itzik Feffer, el gran poeta infantil Leib Kvitko, y el famoso cirujano Boris Shimelyovich. Solomón Bregman, el 14º acusado, murió poco antes de la ejecución por las torturas recibidas.

La pérdida cultural y artística fue enorme, el poeta Peretz Markish había sido el único escritor soviético en idish en recibir la Orden de Lenin, uno de los honores más destacados de la URSS. David Bergelson era considerado por algunos como el cuarto gran pilar de la literatura idish, después de Mendele Mojer Sforim, Sholem Aleijem e I.L. Peretz. El masivo asesinato marcó la culminación del apogeo de la cultura idish en la URSS, fue el epitafio de un cambio político que se venía dando desde hacía varios años contra la comunidad judía.

El asesinato de los poetas judíos se inscribe en las páginas más sanguinarias del antisemitismo estatal del comunismo estalinista. Si bien, Stalin había ordenado que no se difundiera el ajusticiamiento de los intelectuales judíos, la noticia trascendió, y muchos judíos socialistas o adeptos al comunismo soviético de diferentes latitudes se negaron a condenar el crimen de los escritores judíos y optaron por justificar y acatar la disciplina partidaria. Otros camaradas, quienes sí sostenían que se trataba de un repudiable homicidio, fueron expulsados de los cuadros militantes judíos comunistas a los que pertenecían.

Luego del deceso del dictador, al ser confirmado el crimen, surgieron aquellos adláteres judíos que intentaron justificar lo injustificable, hasta que años después, en 1956, Nikita Jrushchov reconoció oficialmente el crimen y efectuó una reivindicación póstuma de las víctimas.

 

Yehuda Krell.

Reproducción autorizada citando la fuente con el siguiente enlace Radio Jai

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