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Del complejo rompecabezas islámico a la crisis actual anticipada hace más de 10 años

Profesor Luis Fuensalida

Por el Prof. Luis Fuensalida

En este dramático presente que vive Afganistán, podemos apreciar la complejidad del Islam, en particular en su vertiente radical, extremista, donde colisionan las visiones ideológicas religiosa-política, y que después de veinte años de ocupación de las fuerzas occidentales, surgen con el mismo ímpetu y violencia de siempre, el Terrorismo Yihadista.

En mi columna del miércoles pasado, señalé puntualmente el conflicto entre el Talibán, que controla gran parte del país y la resistencia a ese grupo, desde la reaparición de lo que fuera a fines de los años 90, la Alianza del Norte, esta vez liderada por el hijo del mítico líder el Tigre de Panshir, Ahmad Masoud a ciertos sectores de la sociedad afgana que no aceptan la imposición de una interpretación extrema de la Sharia por parte del talibán, en particular el colectivo femenino, pero ahora también surge con todo el accionar terrorista una rama del Estado Islámico o ISIS o DAESH, me refiero al denominado como ISIS K o Estado Islámico del Khorasán.

Es por esto, que hoy voy abordar el conflicto entre estas dos ramas del Islam sunnita, desde sus orígenes particulares a la actualidad.

Comenzaré por el Talibán, cuyos orígenes de su base religiosa se remontan al Siglo XIX, en el virreinato británico de la India, en la región de Uttar Pradesh, con la corriente conocida como Islam Deobandi, que surgió en 1867, una década después de uno de los primeros y más importantes levantamientos de perfil nacionalista contra la corona inglesa.

Las primeras escuelas de esta corriente fueron establecida por dos clérigos musulmanes sunnitas, Muhammad Qasim Nanaulawi y Maulana Rashid Muhammad Gangohi, y buscaban adoctrinar a los jóvenes musulmanes en una visión rígida y austera del Islam, pero que con el objetivo de vitalizar el islamismo como movimiento anticolonial, desde el punto de vista político.

La corriente Deobandi se alinea en la ortodoxia musulmana y la Sharia es el camino de la salvación, con una interpretación retrospectiva de la práctica del Islam original del Siglo VII, es decir, en vida del profeta Mahoma, y contempla el llevar a cabo la Yihad Global como pilar sagrado para proteger  a los musulmanes alrededor del mundo y se opone a cualquier creencia no islámica.

De aquellas primeras Madrazas ubicadas en el norte de la India, esta corriente o escuela islámica se fue extendiendo y atrayendo a muchos musulmanes a lo largo del entonces virreinato inglés, pero donde más se arraigó el pensamiento deobandi fue en el grupo étnico de los pastunes, que como lo señalé en anteriores columnas, habita la región a lo largo de la frontera afgano pakistaní actual y que antes se conocía como la línea Durand que separaba a la India británica de Afganistán, y en esas áreas, los líderes pastunes tuvieron un rol importantísimo en la expansión y su difusión.

Ya en el Siglo XX, tras el final de la 2ª Guerra Mundial y en el proceso descolonización consecuente, en agosto de 1947, el último virrey de la India, Lord Louis Mounbatten, declara el fin de la colonia británica y la independencia de dos Estados, la Federación India y la República de Pakistán, una división que tomó como parámetro la localización de mayorías hinduista en la primera y musulmana en la segunda, y de esta forma las madrazas de la corriente deobandi se extendió por todo Pakistán, con un fuerte sello fundamentalista y con un activismo político motivado por la situación de los musulmanes que quedaron viviendo en la región de Jammu-Cachemira, que quedó como parte de la India.

Es así, que para finales de la década de los años 60, se habían levantado aproximadamente unas 8.000 madrazas a nivel global, pero principalmente sobresalían las de Pakistán, Afganistán, Bangladesh, Malasia y en menor número en la propia India, y una década más tarde, la invasión soviética a Afganistán posibilitó el crecimiento de sus militantes.

Ya con los soviéticos en tierra afgana, con la ayuda de los EE.UU., a través de la CIA, sirvió para organizar un movimiento de resistencia, pero con un perfil islamista radical, los mujahidín, y entre los combatientes afganos, los pastunes procedentes de las madrazas deobandi encararon un rol de liderazgo, a la vez que contaron con una importante asistencia financiera en millones de dólares, provenientes del Reino de Arabia Saudita y otros del desvío de la ayuda financiera que recibía Pakistán.

Durante el conflicto con los soviéticos, miles de jóvenes afganos encontraron no sólo refugio sino también adoctrinamiento en Pakistán, en donde se los aleccionó, particularmente desde la visión religiosa, en la irrenunciable lucha contra el invasor soviético, visto como el infiel, y entre los jóvenes que se formaron en las madrazas de la corriente deobandi estaba el Mullah Omar, el fundador del movimiento Talibán.

Llegamos así, tras el retiró de la URSS, en que Afganistán se hunde en 1992 en la guerra civil, donde las distintas facciones que habían combatido a los soviéticos, ahora competían por el poder, por un lado y tal como lo señalé, tenemos a la Alianza del Norte, en su mayoría tayikos, liderados por Ahmad Shah Masoud, con una interpretación moderada del Islam, respaldado por la India y la Federación Rusa, que luchó por el poder con el Talibán, quienes apoyados por Pakistán lograr triunfar en el conflicto y establecer 1996 el Emirato de Afganistán, con la imposición de un régimen cruel y despiadado, con una interpretación extrema del Corán y la Sharía, no sólo alejada de las raíces religiosas primigenia surgida en la India colonial, sino también incluso con una interpretación propia del Islam que hasta se aleja también del wahabismo saudita, caracterizado por su conservadorismo islámico, y lo que siguió ya lo abordamos, la intervención de los EE.UU. y la OTAN, y tras veinte años de ocupación occidental, la retoma del poder del Talibán, si bien con un discurso aparentemente más moderado y negociador, pero quizás atesorando el recelo y hasta el odio hacia el extranjero, el diferente.

Veamos ahora el DAESH o ISIS, es una organización terrorista yihadista salafista de base religiosa en la corriente wahabita del Islam, que en junio del 2014 conformó un proto-estado, autoproclamado Emirato, liderado por Abu Bakú al Bagdadi, con la ciudad de Mosul como capital, y controló por algo más de cuatro años el oriente de Siria y el occidente de Irak.

Pero el ISIS se originó en Irak allá por el 2003 bajo la denominación Yamat at al Tawid wai Yihad, dirigida por Abu Musab al Zarqaui, como parte de la Red AL QAEDA, y tras la muerte de éste en el 2006, lo siguió Rashid al Bagdadi, muerto en el 2010, bajo la tutela directa de Osama Ibn Laden y logró expandirse por las provincias de Ambar, Ninive, Kirkuk, como así también en las de Saladino, Daia, Babilonia y Bagdad, pero en menor medida.

Durante la guerra civil siria, el DAESH pasó a ser conocido como Estado Islámico de Irak y el Levante y cortó lazos con AL QAEDA y tal como lo señalé, en el 2014, Abu Bakr al Bagdadi bajo el nombre de Ibrahim se autoproclama Califa, y con esto la independencia de la organización y su soberanía sobre los territorios ya mencionados.

En el 2019, es abatido Al Bagdadi, y pierde el control de los territorios antes ocupados, produciéndose un “efecto bolita de mercurio”, es decir, no desaparece sino que se atomiza en células diseminadas en Medio Oriente, siendo detentado el liderazgo o califato, Abu Ibrahim al Hashimi al Qurash, pero además cuenta con numerosas “franquicias” o grupos yihadistas que han jurado lealtad al ISIS, como Boko Haram en el centro del África, Al Shabad en Somalia, como otros en Pakistán, Indonesia, en Chechenia, en Bosnia, en el África Sahariana y como ahora que toma notoriedad en la región antiguamente denominada Khorasán o Jorasán, que involucra Afganistán y territorios linderos, llamado ISIS K.

Este grupo se creó en el 2015, y esta conformado por jóvenes yihadistas tanto afganos como pakistaníes, y su base de operaciones esta en la provincia oriental de Nangarhar, desde donde también controla el tráfico de heroína y de personas  que cruzan la frontera con Pakistán, y es considerado por las agencias antiterroristas tanto occidentales como del Medio Oriente como la organización terrorista más violenta y sanguinaria, acusando a otros grupos musulmanes de colaborar con la coalición liderada por los EE.UU.

Ahora bien, más allá de las diferencias de base religiosa con el Talibán, el ISIS K acusa a aquel grupo de abandonar la Yihad y haber traicionado a los movimientos islamistas radicales al firmar con los EE.UU. los Acuerdos de Doha, Qatar, prácticamente lo consideran un grupo de “Apóstatas”. sin embargo, entre ambas organizaciones hay una tercera que en cierta manera los conecta o hace de nexo, la Red Haqqani, cuyo líder  Anas Haqqani, hijo del fundador Jalaluddin Haqqani, está en la actualidad a cargo de la seguridad en Kabul.

Además de los combatientes que contaba el ISIS K antes de la arrolladora avanzada del Talibán hacia Kabul, éstos liberaron los presos que se hallaban en la cárcel de Pul e Charki, entre los que se encontraban elementos de AL QAEDA y el DAESH, que han pasado a engrosar las filas de esta rama del Estado Islámico, y de esta manera se ha constituido en la principal amenaza al gobierno que quiere consolidar el Talibán, más aún que la Alianza del Norte, algo en el coinciden también las agencias de Inteligencia occidentales, y el objetivo del ISIS K no sólo se limita a la región de Khorasan sino que participa en la visión del Gran Califato Global, y por lo tanto, y según video realizado por el E.I., se encuentra en Guerra Santa con al menos 60 países a lo largo y ancho del mundo, principalmente EE.

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UU., los miembros de la U.E. y en Oriente Medio, pero también se encuentran naciones del Sudeste Asiático, África y Oceanía.

Es por ello, que el atentado de la semana pasada debe ser interpretado como un claro mensaje dirigido a los EE.UU. y sus aliados occidentales, al Talibán por apóstatas y traidores a la verdadera Yihad y hacia aquellos musulmanes que colaboraron con Occidente y se resisten al cumplimiento estricto de la Sharía, en síntesis, el DAESH es el real y más peligroso enemigo no sólo para el Talibán, y para el resto de los afganos incluida la Alianza del Norte, sino también para la comunidad internacional, que deberá estar en alerta a la comisión de nuevos atentados, para lo cual deberán reiterarse ataques selectivos como los llevados a cabo por los EE.UU. con drones el pasado 27 del actual y que costó la vida de dos líderes del ISIS K, o el operativo del domingo que destruyó un vehículo con explosivos, conducido por un terrorista suicida que se dirigía hacia la zona del aeropuerto.

Finalmente, para terminar mi columna de hoy, me voy a centrar en la figura de alguien que hace algo más de diez años visualizó la crisis que sobrevendría ante una mal planificada, ejecutada y ordenada retirada de las tropas estadounidenses y de la OTAN de Afganistán, me refiero a Osama Ibn Laden.

En el 2010, es decir hace algo más de 10 años, el líder de la Red AL QAEDA, Osama Ibn Laden, tenía planeado llevar a cabo un atentado cuyo objetivo era el entonces presidente de los EE.UU. Barak Obama, tal como quedó documentado en una misiva enviada en mayo de ese año, a uno de sus lugartenientes, Shaykh Said, donde le detallaba que debía organizar dos grupos operativos, uno en Pakistán y otro en Afganistán, en la región de Bagram.

Según información que manejaba el líder islamista, el presidente estadounidense tenía previsto una visita a Pakistán o bien encontrarse con el que era Comandante en Jefe de las Fuerzas de la Coalición Occidental, EE.

UU.-NATO, en Afganistán.

En la misma misiva, Osama Ibn Laden le refería a Said, que con la muerte de Obama, y según la constitución de los EE.UU., debería asumir la presidencia el vicepresidente Joe Biden, y que sabía que éste no estaba preparado para el cargo y sumiría a la administración demócrata en una crisis.

Cuando finalizó el Operativo Jerónimo con la eliminación de Ibn Laden, el Grupo SEALs VI que tuvo a cargo la operación, secuestró computadoras, archivos y documentos, entre los cuales se encontró copia de la misiva, y luego fue publicada en el sitio web del Centro de Lucha contra el Terrorismo de la Academia Militar de West Point.

La opinión que tenía el líder de AL QAEDA sobre Biden, no era infundada, pues el actual presidente estadounidense se había opuesto al despliegue de otros 17.000 efectivos en el 2009, y según el historiador Paul Nuttal, que fuera parlamentario de la U.E., afirma que el pasado Biden también se había opuesto a la Operación Jerónimo, esto según quienes integraban el Mando de Operaciones Especiales de los EE.UU., que planificó la misión en el 2011.

Pues bien, hay que reconocer que Osama Ibn Laden sabía muy bien quién era Biden y lo que ocurre hoy en Afganistán, podría calificarse como un acertado análisis del perfil del enemigo realizado hace más de 10 años atrás, y lo prueban los u$s85.000 millones en equipo militar abandonado y ahora en manos del Talibán.

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