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“Argentina, país amigo de Israel, no condenó los ataques de misiles contra la población civil”

Roni Goldberg, quien desempeñara tareas en el servicio exterior de Israel y actualmente trabaja en el Ministerio de Ciencia, escribió una carta al presidente Alberto Fernández en relación al vergonzoso e indignante comunicado que la cancillería argentina emitió para fijar la postura del país frente al ataque misilístico por parte del grupo terrorista Hamas hacia la población civil israelí.

El entrevistado, dialogando con Radio Jai, explica a los oyentes que lo motivó a escribir dicha carta y su concepción acerca de la postura del gobierno argentino.

Comienza explicando, que al leer la declaración de la cancillería argentina condenando las represalias de Israel, sin mencionar los ataques previos del grupo terrorista Hamas hacia los civiles israelíes, se sintió indignado.  “No podía creer que argentina se haya alineado automáticamente con Cuba y Venezuela y no con todo el resto de los países de América Latina, los únicos países con los cuales Israel no tiene relaciones diplomáticas”, expresa.

Sin embargo, en vez de culpar a la ideología del gobierno argentino actual y a su posicionamiento histórico del lado de regímenes como Venezuela, Cuba e Irán (con quien incluso firmó el memorándum para mantener la impunidad en el caso por el atentado a la AMIA), intenta entenderlo como un problema de improvisación. Goldberg explica: “Prefiero asumir que fue sacado a las apuradas y que no conocen los hechos… porque sino sería muy grave, conocer todo esto y así y todo haber sacado un comunicado que no habla una palabra del ataque a Israel”. Por ese motivo, posteriormente agrega que su interés está en focalizarse en los aspectos positivos de la relación entre ambos países: “yo prefiero recordar que el primer viaje al exterior del presidente Fernández fue a Israel”, hablando también acerca del trabajo actual para la prueba de una vacuna israelí en territorio argentino.

Según Goldberg, el comunicado argentino se basa probablemente en una descomprensión del conflicto que Hamas señala como inicio del problema: las expropiaciones de Sheikh Jarrah, un barrio ubicado en el noreste de Jerusalem. Por ello clarifica tal problemática es en verdad “un conflicto civil que está visto ante la corta suprema”, por lo que el comunicado de la cancillería “justifica el disparo de misiles desde Gaza porque existe la posibilidad de que haya desalojos en Sheikh Jarrah”, una decisión que no solo no fue tomada todavía, sino que, en caso de serlo sería de pleno derecho y ejecutada por una corte con reconocimiento internacional por su parcialidad.

Texto completo de la carta:

Al Señor
Presidente de la República Argentina
Dr. Alberto Fernández

Sr. Presidente, mi nombre es Roni Goldberg, ciudadano argentino residente en Israel desde hace varios años. Quería contarle, Sr. Presidente, que he pasado junto a mi familia varias noches en vela de angustia y zozobra, intentando vanamente conciliar el sueño en el pequeño refugio en casa en medio de incesantes sirenas, alarmas y estruendos de explosiones, en Rejovot, pleno centro de Israel. He visto edificios arder y desplomarse causando destrucción y muerte: un padre árabe y su hija, una cuidadora india, un conscripto, un chiquito de 5 años. He visto, en fin, desbaratada por completo la vida de todo un país, ansioso por volver a la normalidad luego de la gran pandemia, todo a causa del ataque masivo, indiscriminado y caprichoso con morteros, cohetes y misiles – más de 1.500 en 3 días – perpetrado por la organización terrorista Hamás contra gran parte de la población civil israelí.

Usted no puede imaginarse, Sr. Presidente, lo que significa convivir con un enemigo que se comprometió a destruirte, sólo a unos metros del otro lado de la cerca fronteriza. No le deseo tener un vecino que en su Carta Fundamental proclama como objetivo primordial tu aniquilación física. Que construye subrepticiamente túneles secretos bajo el límite común para poder un buen día masacrarte por sorpresa. Que invierte todos sus fondos y recursos en atrincherarse, fortificarse y armarse hasta los dientes, aunque eso signifique condenar a la población civil palestina bajo su control a una vida paupérrima de miseria y penurias. Pero así son los enemigos, Sr. Presidente: uno no los elige ni los pide, y si no hay más remedio, uno se defiende y los combate.

Pero menos mal que están los amigos, Sr. Presidente. No para ayudar a defendernos, muchas gracias, felizmente no nos hace falta: tenemos un Estado que hace precisamente aquello para lo que existen los Estados, que es hacer todo lo necesario por defender a su población. En ese sentido, el Estado de Israel no tiene parangón en su celo por proteger a sus ciudadanos, así sea consiguiendo vacunas contra un virus letal, o rescatando a rehenes secuestrados a mil millas de distancia o a un jovencito perdido en la jungla. O también, cuando un enemigo artero y cínico la emprende arbitrariamente y sin previo aviso contra la población civil del país. Y aún así, en momentos de crisis uno espera de sus amigos que actúen como tal. Que escuchen las explicaciones y se informen de buena fe para intentar comprender a fondo lo sucedido. Que se solidaricen con el sufrimiento y el dolor de nuestro pueblo, un pueblo amigo. Que expresen comprensión. Que intenten ponerse en nuestro lugar, en nuestros zapatos, en nuestra piel. Argentina es un país amigo de Israel, Sr. Presidente. Tenemos en común valores, intereses, decenas de miles de dobles ciudadanos. Compartimos relaciones diplomáticas y comerciales, el respeto por la democracia, por el sistema republicano y el Estado de Derecho. Somos amigos en las buenas; ¿lo somos también en las malas?

Señor Presidente, usted y su Canciller se apresuraron a publicar un comunicado condenatorio de Israel sin siquiera molestarse en mencionar la vil agresión sufrida por un Estado amigo por parte de una organización terrorista fundamentalista. Usted y su Canciller se apresuraron a alinearse automáticamente con los dos únicos países hostiles a Israel en América Latina, Cuba y Venezuela, los dos únicos con los que no mantenemos relaciones diplomáticas en todo el continente. Habría sido loable si hubiese seguido los pasos de otro amigo, Uruguay, que expresó sin medias tintas “su firme condena ante la realización de actos terroristas y el recrudecimiento de los ataques perpetrados desde Gaza contra el territorio israelí”. La Argentina, país amigo de Israel, no condenó los ataques de misiles contra la población israelí. Sólo se manifestó contra la defensa propia israelí ante los ataques.

Tengo una propuesta, Sr. Presidente, le propongo un desafío. Si usted desconoce la respuesta a cualquiera de las siguientes cuatro preguntas, eso implicaría que la postura argentina fue tomada de forma improvisada, sin profundizar, a las apuradas e ignorando los hechos. Veámoslo juntos, si le parece.

Primero, ¿sabía Usted que el dramático recrudecimiento de la situación actual ocurrió cuando Hamás lanzó una andanada de 7 misiles dirigida a la capital de Israel el día lunes 10 de mayo a las 6 de la tarde, sin que le haya precedido acción alguna en absoluto por parte del Estado de Israel contra Gaza?

Segundo, ¿sabía Usted que la excusa de turno empleada por Hamás para tan artera agresión – por cierto, pretexto mencionado en su comunicado como justificación – o sea el conflicto de títulos de propiedad en el barrio jerosolimitano de Sheij Jarraj entre civiles judíos y árabes, se encuentra visto para sentencia ante la Suprema Corte de Justicia de Israel? ¿Acaso sabía Usted que el Supremo israelí es una institución de alta probidad reconocida internacionalmente por su imparcialidad y su intachable profesionalismo? Mencionan Usted y su canciller la posibilidad de evicciones al cabo de dicho proceso judicial; ¿estila Usted inmiscuirse en las decisiones del Poder Judicial? Porque le aclaro como abogado que en Israel, los tribunales, sus decisiones y sentencias gozan de la mayor independencia, y no tienden a ser influidos ni por cohetes hostiles ni por comunicados extranjeros.

Tercero, mencionan Usted y su canciller “el uso desproporcionado de la fuerza” por parte de Israel al hacer uso de su derecho a la legítima defensa (insisto, sin mencionar siquiera al agresor, ni qué hablar condenarlo. Perdone la insistencia, Sr. Presidente, es que alucino al ver cuán escorada y parcial es la postura oficial argentina). ¿Es consciente Usted, Sr. Presidente, de que Hamás ataca SÓLO objetivos civiles, mientras que Israel lo hace SÓLO contra metas hostiles vinculadas a Hamás? ¿Sabía usted que para evitar bajas innecesarias, Israel envía mensajes de celular en árabe a los habitantes palestinos que podrían verse afectados para que se pongan a resguardo? ¿Que antecede a sus bombardeos pequeñas bombas de estruendo con el mismo objetivo? ¿Que mientras la población palestina queda librada a su suerte, los jerarcas terroristas construyeron una ciudad subterránea bajo Gaza que les sirve de refugio sólo a ellos y a sus familias? ¿Que según estimaciones del ejército israelí, cerca de un tercio de los misiles arrojados terminaron cayendo dentro de la misma Franja de Gaza, y que ese es el motivo principal de las bajas civiles palestinas? ¿Que si hay menos bajas israelíes que palestinas es sólo porque Israel protege a los suyos con refugios y con la Cúpula de Hierro, mientras que Hamás actúa y dispara adrede desde en medio de la población civil palestina? Entonces, ¿qué significa para usted el “uso desproporcionado de la fuerza”?

Cuarto y último, Sr. Presidente, ¿no tiene siquiera un asesor que le explique que cuando usted trata a Hamás con guantes blancos, condona su conducta criminal y normaliza su violencia indiscriminada, usted debilita a las fuerzas palestinas pragmáticas y moderadas, y le da la victoria en bandeja a los extremistas recalcitrantes?¿Ni uno solo asesor, Sr. Presidente?

Señor Presidente Fernández, si usted desconocía alguno esos hechos, aunque sea uno, eso significaría que efectivamente el comunicado de su Canciller peca de superfluo, parcial y apresurado, y ya se sabe que el que se precipita, se precipita.

Recapacite, Sr. Presidente. Reflexione, converse con la Embajadora israelí, enmiende su posición, corrija y enderece su postura en base a los hechos, que no es tarde. Demuéstrenos que Argentina no es amiga de Israel sólo en las buenas.

 

Por TP/RJ

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