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Martin Buber, el mayor humanista judío

El 8 de febrero de 1878, nacía en Viena, capital del Imperio Austro-húngaro, Martin Buber, quien fuera investigador, estudioso y maestro de diversos campos del saber y la erudición. Era conocido mundialmente por su ‘filosofía dialógica’ y por sus obras de carácter existencialista.
Trascendió por sus escritos y por sus enseñanzas, indagó como pocos sobre el socialismo utópico, la metafísica, la teología, los estudios bíblicos, la filosofía judía, el jasidismo, la política, la psicología social, la sociología, el anarquismo y el existencialismo; en cada una de estas disciplinas expuso sus estudios y pensamiento,

Había nacido en el seno de una familia de judíos eruditos, era multilingüe, en su casa se hablaba ydish y alemán. En su infancia aprendió francés y hebreo, y en su adolescencia el polaco. Su presencia y acción en diversos foros lo hicieron trascender como uno de los grandes intelectuales judíos del siglo XX. Estudió en la Universidad de Viena; en 1899 asistió al 3er. Congreso Sionista, en el que fue influenciado por el pensamiento de Ajad Haam, adhiriendo entusiastamente al sionismo espiritual. En 1901 empezó a editar la revista sionista: ‘Die Welt’ (El Mundo). Durante la Primera Guerra Mundial ayudó a establecer la Comisión Nacional Judía para mejorar la condición de los judíos que vivían en Europa del Este. En 1916 fundó un periódico ‘Der Jude’ (El Judío). En la época que transcurre desde 1923 hasta 1933, Buber fue un profesor reconocido en la Universidad de Francfort, también trabajó conjuntamente con Franz Rosenzweig en la traducción de la Biblia hebrea al alemán. Entre los años 1926 y 1928 editó una publicación titulada ‘Die Kreatur’ (La Criatura).
En 1933, con el ascenso de Hitler al poder, fundó la Oficina Central para la Educación Judía Adulta, que fue una gran ayuda para los judíos al ser prohibida su asistencia a las escuelas públicas alemanas. Hasta el último día de su permanencia en Alemania, luchó incansablemente por la dignidad de los judíos bajo el oprobio nazi. En 1938 emigró a Jerusalén, donde enseñó filosofía social en la Universidad Hebrea de Jerusalén.
De su vasta obra recomiendo cuatro textos que no pueden faltar en una buena biblioteca judía que se precie de tal: el 1° es ‘Ich und Du’ (‘Yo y Tú’), escrito en 1923, una obra densa, sólida, en el cual Buber desarrolla su idea del diálogo. En el texto detalla las relaciones entre el hombre y el mundo, describiéndolas como abiertas y de mutuo diálogo. Un libro que encierra la esperanza de un mundo mejor.
El 2° que recomiendo es, ‘Caminos de Utopía’, 1946, en la cual hace una revalorización del socialismo utópico frente al científico, en el cual explica el fracaso del movimiento socialista justamente en la conformación de una sociedad nueva. Según Buber, el socialismo podrá ser edificado sobre la base de instituciones comunitarias preexistentes, como las cooperativas o comunas rurales, como lo mostraba el kibutz en la experiencia israelí.
El 3°, ‘¿Qué es el hombre?’, 1943, Buber describe el recorrido histórico del hombre por las diferentes formas de organización, cómo concebió las distintas formas de vida, y cómo se ha llegado hasta el presente. Y en 4° lugar: ‘Or Haganuz’ (‘La luz oculta’), 1946, en cual Buber explora y recopila las historias jasídicas extrayendo de ellas anécdotas maravillosas, y nos revela un mundo en el que hay muchas relaciones de ‘yo-tú’, mucho más allá de lo que se puede ver en nuestras vidas.
Políticamente Buber fue integrante del grupo de académicos intelectuales, ‘Brith Shalom’ (‘Alianza por la Paz’) que dirigía el presidente de la Universidad Hebrea de Jerusalén, Yehuda Magnes. Un pequeño movimiento que bregaba por una solución binacional, la creación de un único Estado árabe-judío. Según Buber, el sionismo no debía caer en actitudes chovinistas ni tampoco que el precio de un Estado judío vaya acompañado del sometimiento del pueblo árabe. La amplia mayoría del yshuv no compartía esta idea, lo que hizo que el movimiento se transforme en un partido periférico. Tampoco en la sociedad árabe encontró eco la idea binacional, ya que no diferenciaban entre socialistas, revisionistas o pacifistas.
Durante toda su vida Buber guardó una coherencia ejemplar entre la filosofía dialógica y sus implicancias políticas, ideas que fue alimentando, reforzando y las mantuvo firmemente a pesar de las modas o de la opinión pública mayoritaria y aceptada. Su posición no se sometía a la visión de turno en el movimiento sionista, y su crítica política jamás perdía de vista los principios de la ética. Su vida es un emblema, el hombre que se mueve entre lenguas extranjeras, entre culturas cercanas y distantes, y que para conectarlas sabe que es necesario ir contra la corriente con una ética en la búsqueda política.
Fue reconocido y premiado: en 1951 con el Premio Goethe de la Universidad de Hamburgo, y en 1953 el Premio Paz de la Cámara del Libro alemana. En 1963 recibió el Premio Erasmus. Falleció en Jerusalén el 13 de junio de 1965 a los 87 años.

*Yehuda Krell es profesor de Historia Judía graduado en el Instituto Superior de Ciencias Judaicas, Bs. As., y profesor en Educación Judía con especialización en Historia Judía para niveles Medio y Terciario del Ministerio de Educación de la Argentina. Realizó estudios de posgrado en Israel.

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