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77 años del levantamiento del gueto de Varsovia

El 19 de abril de 1943 comenzó la acción final de aniquilación del gueto. Ese mismo día comenzó la rebelión liderada por Mordehai Anielewicz, comandante de la Organización Judía Combatiente. Después de las deportaciones masivas a Treblinka que habían comenzado en el verano de 1942, los judíos del gueto de Varsovia se atrincheraron en búnkeres y se opusieron a la Aktion alemana de abril de 1943. Después de un mes de resistencia valerosa, la rebelión fue aplastada y el gueto quemado hasta los cimientos.

El 22 de julio de 1942, vísperas del 9 de Av, el día en el que se conmemora la destrucción del Templo de Jerusalén, los alemanes iniciaron la deportación de los judíos del gueto de Varsovia. Esta Aktion se prolongó hasta el 21 de septiembre y en su transcurso fueron deportadas al campo de exterminio de Treblinka 265.000 personas. Los primeros en ser enviados fueron los refugiados, los enfermos y los sin techo. Por órdenes de las autoridades alemanas se bloquearon calles, los habitantes fueron sacados por la fuerza de sus casas por la policía del gueto y obligados a dirigirse a la «plaza de despacho», el Umschlagplatz. Allí fueron brutalmente introducidos y hacinados en vagones de un tren de carga. Luego de los primeros diez días –cuando los judíos dejaron de ser seducidos por una hogaza de pan- los alemanes intensificaron el terror en el gueto y el número de las personas asesinadas en la calle aumentó.
Antes y durante las deportaciones se habían hecho algunos intentos fútiles de organizar una resistencia armada, principalmente por un grupo compuesto por miembros de tres movimientos juveniles sionistas y apodado «Organización Judía Combatiente» (Z.O.B.). En marzo los alemanes lograron capturar y ejecutar a líderes centrales de la resistencia, y esta quedó prácticamente desarticulada.

Al finalizar las expulsiones a Treblinka, quedaron en el gueto entre 55.000 y 60.000 judíos que fueron concentrados en algunos bloques de edificios. De esta forma la superficie del gueto se redujo significativamente.

Entre los sobrevivientes, la mayoría de ellos jóvenes, cundió una sensación de orfandad y toma de conciencia. Muchos se culpaban de no haber ofrecido resistencia y permitido la deportación de sus familias. Tenían también claro que su suerte iba a ser semejante. En octubre de 1943, luego de intensas negociaciones, se logró restablecer un marco de resistencia armada, con Mordehai Anielewicz como comandante. A la Organización Judía Combatiente se sumaron otros movimientos juveniles, a excepción de «Beitar», que formó su propio cuerpo de combate llamado «Unión Militar Judía» (Z.Z.W.).

El 18 de enero de 1943, los alemanes iniciaron una nueva Aktion. Los dirigentes de la resistencia supusieron que ésta era la operación de liquidación definitiva del gueto y se opusieron por la fuerza. Consecuentemente, después de que algunos miles de judíos fueron sacados del gueto, los alemanes interrumpieron el operativo. A consecuencia de ello, los miembros de la resistencia y los habitantes del gueto infirieron que esto ocurrió por causa de la oposición armada (a pesar de no haber sido ese el motivo real). De aquí en más comenzó a organizarse la resistencia colectiva.

A pesar de saber de la existencia del movimiento clandestino de oposición, los alemanes fueron sorprendidos por la fiereza de la lucha y por el hecho de que todos los habitantes del gueto participaban en la rebelión, escondiéndose en búnkeres, sótanos y áticos previamente preparados. Las posiciones de los combatientes estaban situadas en distintos lugares del gueto, mientras que las de la Unión Militar Judía estaban concentradas en la plaza Muranow, donde trataban de impedir los intentos de los alemanes de irrumpir dentro del gueto. Al arreciar la lucha y ante la dificultad de obligar a los judíos a abandonar sus escondites, los alemanes comenzaron a incendiar los edificios en forma sistemática convirtiendo al gueto en una trampa ardiente. La oposición se prolongó cerca de un mes hasta que los alemanes lograron reprimir la lucha.
Ésta fue la primer rebelión popular realizada en un ámbito urbano en la Europa ocupada por los nazis.

La rebelión del gueto de Varsovia sirvió de ejemplo para otros guetos y campos. Los levantamientos realizados en otros lugares fueron de menor envergadura por el aislamiento, la carencia de armas y la hostilidad del medio.

Para concluir, reproducimos una frase de Arie Wilner, Jurek, soldado de la ZOB, que sintetiza el espíritu que alentó a estos valientes combatientes: “No queremos salvar nuestras vidas. Nadie saldrá vivo de aquí. Queremos salvar la dignidad humana”

Es nuestro deber recordar a estos jóvenes valientes que durantr un mes, con gran valor, enfrentaron a un ejercito de salvajes armados.
Todo el honor para ellos! Zijronó le Brajá!

Reproducción autorizada citando la fuente con el siguiente enlace Radio Jai

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