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El horror de Auschwitz a 75 años

La víctima y el historiador en la misma mesa, en el marco del setenta y cinco aniversario de la entrada del Ejército Rojo al campo de Auschwitz- Birkenau.

En el día en que se conmemoran los 75 años de la liberación de Auschwitz, tuvimos el privilegio de recibir en los estudios de Radio Jai al historiador Yehuda Krell y a uno de los sobrevivientes del horror inverosímil de la Shoá, el artista plástico Pedro Roth.

No hay mayor ventaja para un profesional de la historia que tener la fuente de primera mano del protagonista de los hechos. Está descontado que Yehuda no es la primera vez que escucha testimonios de este desgraciado hecho histórico pero es imposible no volver a conmoverse ante el relato de Pedro Roth cuando cuenta su nacimiento en un Budapest, en lo que consideraríamos una familia de buen pasar porque era el hijo único de un matrimonio de mayoristas textiles.

“Cuando entraron los alemanes a Hungría, yo tenía cinco años, casi seis (…) a mi padre lo trasladaron a un campo de trabajo dentro de Hungría. Inclusive lo dejaron venir una noche a casa y mi madre no lo reconoció porque había bajado cuarenta kilos. Mi madre quiso esconderlo pero él se negó seguro de que iban a tomar represalias con sus compañeros. Nosotros teníamos pasaporte suizo pero no nos sirvieron para nada. Ahora estuve en Suiza hablando en el marco de una obra de teatro con temática de la migración y les conté esta historia.”(…) cuenta Pedro.

Explica Roth que al tener pasaportes suizos, los nazis-húngaros que no eran los alemanes pensaron que tendrían francos suizos Recuerda Pedro que fueron a su casa a exigirle los francos suizos a su padre y le pusieron un revólver a él, un niño de seis años, en la cabeza. Relata que sonó una alarma aérea. y no le dispararon y “acá estoy pudiendo contar esta historia” .

Budapest fue destruida en un ochenta por ciento.

“Cuatro días antes de que lleguen los rusos a Auschwitz, gasearon a mi padre. Recuerdo que volvíamos a mi casa con mi madre que no se había roto pero no tenía ventanas en un Enero de veinte grados bajo cero, íbamos por el medio de una calle con los carritos con nuestras pertenencias, de un lado estaban apilados los cadáveres y del otro los caballos muertos. La gente cortaba pedazos de caballo para comer. Me acuerdo que mi madre tuvo que hacer leña un piano de cola Dussendorlf que hoy vale un dineral pero había que sobrevivir” sigue relatando Pedro.

Ustedes habían sido traslados al gheto le dice el entrevistador, al lado de la sinagoga de Budapest. Roth nos recuerda que allí , en la misma calle, nació Theodor Herzl (…) “Yo estudié mi primer grado ahí, en Budapest y después nos trasladamos a Transilvania para estar junto a una hermana de mi madre que vivía allí, estaba casada con un médico porque también el marido de ella murió en Auschwitz (…)”

Con mucha didáctica el profesor Krell explica que es la primera vez que un Estado moderno decide eliminar a un pueblo entero y ese concepto está por encima de los avatares políticos, sociales, circunstanciales.

Nunca los nazis pusieron en duda el exterminio judío. Había que concluir una tarea que estaba presupuestada por Hitler mucho antes de llegar al poder. Cuando la guerra iba empeorando había que terminar ese proceso.

Dijo Krell que uno de los objetivos del régimen nazi era el Lebensraum, el espacio vital para generar una nueva realidad geopolítica en Europa en la cual iba a haber una raza superior que ordenaría a las nuevas sociedades e iban a haber razas inferiores que trabajaran para sustentar a esa raza superior o aria. Queda muy claro que en cada país que era conquistado, se armaba un proyecto socio político económico en el cual las sociedades inferiores debían trabajar para sustentar a la raza aria.

En las actas de la Conferencia de Wannsee, hay sugerencias muy interesantes: a) erradicar a los judíos de sus zonas de residencia b)Transferirlos a zonas territoriales con una autoridad política determinada. Esos judíos tenían que trabajar para sustentar la economía nazi, hace el trabajo esclavo es decir, sostener la infraestructura económica, la militar, fabricar armas, buscar carbón, trabajar en las acerías. Ahora una vez que este judío no podía trabajar porque físicamente no podía sostener ese ritmo de esclavitud iba a ser eliminado pero hasta que fuera eliminado iba a surtir un rédito al régimen nazi fascista, aclara Yehuda Krell.

El objetivo final, “Endlösung der Judenfrage” o la solución final, explica Krell era la muerte de los judíos. El concepto era que una vez finalizada la guerra no debía quedar nada, nadie que se llame judío o que se llame judaísmo. Todos iban a ser eliminados pero antes debían servir al régimen nazi. El objetivo de la eliminación para los alemanes era no negociable.

Krell hace hincapié en que, previa a la guerra, e inclusive en los primeros años de la guerra, medio continente quería imitar a Hitler, era un elemento prestigioso en el mundo. América Latina veía al Nacionalsocialismo como una solución a los conflictos sociales y políticos de la época; sus imitadores, el franquismo, el salazarismo, el fascismo de Mussolini eran regímenes que en nuestro país despertaban admiración. El concepto del orden, la lucha contra el comunismo, la concepción del antisemitismo como un judaísmo traidor que se quiere instalar en el país, que quiere aprovechar los recursos de las naciones, la famosa conspiración judía era moneda corriente en el mundo, era bien visto. Hasta cita a los escritores como Wast. El nazismo, dice, “ era una ideología que venía a revolucionar el mundo”.

Hitler tenía adeptos en Gran Bretaña, en E.E. U. U. Una de sus grandes frustraciones fue no haber conseguido la paz, el arreglo político con Gran Bretaña el proyecto político de que Europa en una alianza alemana germana iba a poner fin al complot comunista- stanilista y veía a Gran Bretaña como el gran socio que tenía sus colonias en el mundo. Hitler va a tener sus colonias en África y en el lejano Oriente. Todo ese Proyecto construiría un mundo bajo otros parámetros políticos sociales.

Casi como nota pintoresca, Roth recuerda que después de la Caída del Muro, todos los departamentos de Budapest los compraron los alemanes, a cinco mil dólares “ los departamentos de quinientos metros cuadrados.”- dice
“Todo el mundo conocía el antisemitismo de Hitler pero nadie hizo nada en contra de eso.” enfatiza Yehuda.
El entrevistador se pregunta “Cómo no se dieron cuenta en el 2020 de lo que iba a pasar, Cómo está el tema del antisemitismo.”

Yehuda distingue: Tenemos cuatro desafíos: el primero, grande y palpable muy bien en los aniversarios de este tipo es NO OLVIDAR, “Nos está prohibido olvidar “dice enfáticamente Krell. Explica con claridad que el ejercicio de recordar nos permite pasar de la memoria colectiva al estudio del hecho histórico, la memoria nos va a permitir reconocer situaciones políticas determinadas como la xenofobia, el racismo que nos pueden anunciar el peligro, lo que lleva a la muerte colectiva. “El SAJOR se transforma en un mandato. NO HAY QUE OLVIDAR”

El segundo punto dice Krell es la BANALIZACIÓN, es menospreciar, es menoscabar, cualquier cosa se compara con el nazismo pero la singularidad de la Shoá no es comparable con ningún hecho histórico. Por su envergadura, por su perversidad. Nos trae a la memoria que el plan era matar a once millones de judíos y solamente se mataron seis porque la guerra terminó.

El tercer punto es RECONOCER QUE LA NEGACIÓN DEL ESTADO DE ISRAEL ES EL NUEVO ANTISEMITISMO. La negación del Estado de Israel, su cuestionamiento.

Nosotros le hablamos al mundo de lo que iba a suceder .Menachem Begin escribe en Polonia a los judíos “O ustedes terminan con el antisemitismo o el antisemitismo va a terminar con ustedes”.

“Hubo alertas. El mundo no le hizo caso “ aclara Yehuda Krell.

El último desafío que me parece central es la Educación, la gente tiene que educarse, saber que hay procesos históricos que deben ser irrepetibles, que si vivís en la intolerancia, en estado de grieta, en fractura, es muy factible que no puedas cambiar el estado de las cosas.

Pedro cuenta cómo trabaja en la actualidad para que no se opaque la Memoria de la Shoá.

Quien entrevista se preocupa por quien no quiere escuchar, dice que hay demasiada gente en el mundo que no escucha. Cuál de estas alertas mencionadas se están dando hoy de un futuro no tan lejano, pregunta.

Yehuda Krell insiste en que la alerta más presente es la descalificación del judío a través de su Estado, hablar de la ilegitimidad del Estado de Israel es la alerta más importante. Hubieron alertas hace muchos años sobre quienes pensaban que una sociedad iba a ser mejor sin la presencia de los judíos en su seno. Hoy algunos piensan que el mundo va a ser mejor sin la presencia del Estado judío. Se han trasladado los mismos actores en otra dimensión, hablar de que el pueblo judío no tiene derecho a una existencia soberana es disfrazar el antisemitismo de anti-israelismo.

“La presencia del Estado de Israel es necesaria para la concordia de las Naciones del Mundo. Negar eso es volver a cuestionar la legitimidad de la vida del pueblo judío” dijo Yehuda Krell.

Pedro Roth recordó las palabras de Bertolt Brecht

“AHORA VIENEN POR MI, PERO ES DEMASIADO TARDE”
«Primero se llevaron a los judíos, pero como yo no era judío, no me importó. Después se llevaron a los comunistas, pero como yo no era comunista, tampoco me importó. Luego se llevaron a los obreros, pero como yo no era obrero, tampoco me importó. Más tarde se llevaron a los intelectuales, pero como yo no era intelectual, tampoco me importó. Después siguieron con los curas, pero como yo no era cura, tampoco me importó. Ahora vienen por mí pero es demasiado tarde.»

 

Por Gabriela Fernández Rosman para Radio Jai. Permitida su reproducción citando la fuente.

Reproducción autorizada citando la fuente con el siguiente enlace Radio Jai

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