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La perversión de los Nazis al utilizar el Tango en los campos de concentración

Willem de Haan, es un criminólogo holandés, profesor emérito e investigador senior en la Facultad de Derecho de la Universidad VU de Amsterdam, que llegó por vez primera a la Argentina en el año 1999, como turista de tango. Desde aquella primera visita se ha transformado en un asiduo visitante, cultor e investigador de la música ciudadana.

Haan se ha transformado en un especialista y difusor de este género musical, que primero se popularizó en París, para luego regresar al Río de la Plata, se encontró con los testimonios, que señalaban que los Nazis utilizaron este género en los campos de concentración durante la segunda guerra mundial, con distintos propósitos, que explica Wilem en una interesante y extensa nota en Radio Jai.

En los juicios de Neuremberg, para enfatizar la conducta perversa de los Nazis, se mencionó la utilización de las orquestas de judíos en los campos. “El uso de la música como modus operandi del genocidio del Holocausto” señala Willem.

De alguna manera este criminólogo unió sus dos pasiones, la de investigar las conductas asesinas en crímenes de Lesa Humanidad como la Shoá, y la utilización del tango en los campos de concentración.

Cuatro años de investigación y luego uno de edición, han plasmado un libro, (por el momento solo en inglés), que analiza los hechos y las leyendas referidas al tema.

Una leyenda que captura la imaginación del público y da forma a las representaciones del Holocausto es que en los campos de concentración nazis los músicos judíos fueron obligados a tocar un Tango de la Muerte mientras hombres, mujeres y niños se dirigían a las cámaras de gas. Este libro remonta los orígenes de esta leyenda a un campo de concentración poco conocido en Ucrania, donde los músicos fueron obligados a interpretar un tango judío en las ejecuciones antes de que ellos mismos fueran asesinados. Al reconstruir la creación de esta leyenda, el libro muestra cómo la historia real está oculta, distorsionada o incluso perdida por completo.

“Escribir el libro fue motivado no sólo por mi curiosidad en la historia del tango sino también, y más importante, por mi interés profesional, la historia de los crímenes internacionales de guerra y lesa humanidad, al igual como mi compasión con las víctimas de los camps de concentración y extermino. El libro está escrito en el espíritu de nuestra obligación de preservar la memoria del Holocausto no sólo como parte del pasado, sino también con respecto al presente y especialmente con respecto al futuro” señala.

 

Escuche esta interesante nota.El Tango de la Muerte no era argentino sino judío

Por Guillermo Gallo.*

En la revista cultural Ñ de Clarín del 17 de noviembre 2010, el difunto periodista Isidoro Gilbert sostuvo que el tango conocido en los campos de concentración Nazi como el Tango de la Muerte era Plegaria, un tango compuesto en 1929 por el argentino Eduardo Bianco (1892-1959). Plegaria era el mayor éxito de Bianco, quien se había trasladado a París y recorría Europa con su Orquesta Típica Bianco-Bachicha. Como Plegaria sonaba a música de la iglesia, solemne, en Alemania se llamaba Der Glocken Ruf (Las Campanas Llaman). Se dice que Plegaria fascinaba al alto mando nazi tanto que ordenaron las orquestas de prisioneros en los campos de exterminio tocarlo. El periodista José Judkovski afirmó que los músicos judíos en los campos de la muerte estaban obligados a interpretar Plegaria “mientras acompañaban a largas filas de hombres, mujeres y niños a las cámaras de gas.”3

Para ser justo Isidoro Gilbert admitió que el periodista e historiador de tango Julio Nudler ya había recogido esa tétrica historia del uso macabro de Plegaria en los campos de concentración. Realmente en su libro Tango Judío. Del ghetto a la milonga (Buenos Aires 1998), Nudler a su vez estaba citando El Libro Negro sobre la exterminación de los judíos en los campos de exterminio durante la guerra de 1941-1945 elaborado bajo los auspicios del Comité Antifascista Judío (Nueva York 1946). Según este libro “en el campo de concentración de Janowska, en Lemberg (Lvov) un teniente de las SS ordenaba a los violinistas judíos tocar el llamado Tango de la Muerte para acompañar las marchas, las torturas, la excavación de tumbas y las ejecuciones.” (Nudler 1998, 27)

En mi libro Tango of Death. The creation of a Holocaust legend muestro como este relato se convirtió en una leyenda del Holocausto. Pasando de boca en boca en los campos, tras la liberación el relato se volvió a contar y reescribir en testimonios y documentaciones, memorias y novelas, artículos periodísticos y blogs en las redes sociales. Con el tiempo, la realidad y la ficción se difuminan por la (re)combinación y reinterpretación discursiva de los acontecimientos históricos y los rumores que crecierón en los años de posguerra.

Un ejemplo es el relato del periodista Nardo Zanko que Isidoro Gilbert a su vez volvió a contar en Clarín. Según este relato Eduardo Labougle, el Ministro argentino en Berlín, habría organizado una velada en homenaje a Adolf Hitler a la que el Führer mismo concurrió con parte de su plana mayor. La Orquesta Típica Bianco-Bachicha tocó y el bandoneonista Juan Pecci fue el encargado de preparar la carne.

“Como Hitler se mostraba muy atento ante la manera de que Pecci asaba los tres corderos… el músico le explicó que no era con el fuego que se hacía el asado sino al calor de las brasas, a lo que el Führer agradeció diciéndole que siempre se aprendía algo nuevo. Finalmente, Hitler dio el bocado inicial para que el almuerzo comenzara.”4

No solo parece improbable que Hitler, que en 1939 ya se había convertido en vegetariano, hubiera querido saber cómo se asaba la carne. Aún menos probable es que el Führer haya abierto el buffet tomando un primer bocado de cordero. De hecho, también es un mito que Hitler apreciara tanto a Plegaria que hubiese decretado que esa música fuera tocada por músicos judíos en los campos de concentración, en particular para acompañar a los deportados judíos a las cámaras de gas.

Este mito es sólo un ejemplo de las historias que se unieron y se transformaron en la leyenda del Tango de la Muerte. La fuente original de la historia es el informe de la Comisión Estatal Extraordinaria soviética sobre los Crímenes de los Nazis en la Región de Lvov. En su informe, la Comisión afirmaba que en el campo Janowska en esa ciudad (ahora Lviv en Ucrania) los alemanes ejecutaban sus fusilamientos con el acompañamiento de la música, que crearon una orquesta especial seleccionada entre los prisioneros y ordenaron que escribieran una ‘melodía de ejecución’ especial que se llamó ‘Tango de la Muerte’. El 14 de febrero 1946, el fiscal soviético lo reiteró ante el Tribunal Militar Internacional de Nuremberg y el 17 de febrero de 1946 la Agencia Telegráfica Judía informó al mundo que los nazis asesinaron a los judíos al ritmo del llamado Tango de la muerte.5

Sin embargo, el fiscal soviético no presentó ninguna prueba de esa historia salvo una fotografía, capturada por el Ejército Rojo en el cuartel general de la Gestapo en Lvov, en la que se ve a la orquesta del campo de Janowska tocando supuestamente el Tango de la Muerte. Dos sobrevivientes del campo de Janowska, Leon Weliczer Wells y Simon Wiesenthal, recordaron en sus memorias (Wells 1996, Wiesenthal 1998) que los nazis ordenaron a la orquesta del campo que tocara un tango durante las ejecuciones. No obstante, ninguno de los dos asistió realmente a los fusilamientos de prisioneros que tenían lugar fuera del campo, en las Arenas de Pilaski.

En mi libro, tras ordenar y evaluar las pruebas oscuras y contradictorias, reconstruyo los acontecimientos históricos de la leyenda y muestro que, con toda probabilidad, el verdadero Tango de la Muerte no fue el tango argentino Plegaria. Esta interpretación errónea procede del coleccionista de canciones cantadas en los campos de concentración Aleksander Kulisiewicz. El mecanografió un documento con una canción que la sobreviviente Anna Muzycka recordaba y cantaba al etnógrafo polaco Jan Tacina. Kulisiewicz identificó la melodía y grabó la canción a capela en el disco Songs from the depth of Hell (Canciones desde las profundidades del Infierno) al que se refiere Isidoro Gilbert en Clarín.

La afirmación de Kulisiewicz de que Plegaria era el Tango de la Muerte se basaba en el hecho de que la canción contiene las palabras “el tango de la muerte toca.” En mi interpretación, esas palabras se refieren a otro tango. Aunque prisioneros judíos podrían haber cantado la melodía de Plegaria preparándose para la muerte por ejecución, aún ningún sobreviviente ha testificado que la orquesta del campo tocara Plegaria en esas ocasiones.

Sin embargo, se identifica a Plegaria como el Tango de la Muerte sobre todo en Internet y las redes sociales. La idea de que Plegaria era el Tango de la Muerte se ve reforzada por las presuntas simpatías fascistas de su compositor Eduardo Bianco6 y por el citado mito de que a Adolf Hitler le gustaba tanto este tango que lo adoptó como el himno que las orquestas de los campos de exterminio tenían que tocar durante las ejecuciones.

En mi libro, llego a la conclusión que con toda probabilidad el verdadero Tango de la Muerte sea To ostatnia niedziela (El Último Domingo) del compositor judío Jerzy Petersburski (1895-1979) que era uno de los mejores compositores de música popular en Polonia. Después de la guerra pasó veinte años (1948-1968) en Argentina donde continuó su carrera de tanguero colaborando con los principales artistas de tango argentinos -como Astor Piazzola- así como con la radio El Mondo, que adoptó como jingle una breve frase musical de una su cancións.

Podría decirse que To ostatnia niedziela fue el tango más famoso de Polonia durante el periodo de entreguerras. La mayoría de estos tangos fueron creados por poetas y compositores e interpretados por músicos de origen judío e influenciados por la cultura y la música judías. To ostatnia niedziela -también conocido como Ostatni Szabas (El último Sabbat)- no es una excepción. Fue grabada por los mejores cantantes y orquestas de la época, pero el carácter judío de este tango se manifiesta con mayor claridad en Hashabat Haahrona, la versión hebrea grabada por Adam Aston bajo su nombre artístico Ben Lewi.

Hoy, en el mundo occidental, donde predomina el tango argentino, se ha olvidado que en Polonia hubo una vez una rica cultura judía del tango. Sin embargo, destaco que To ostatnia niedziela fue el Tango de la Muerte que tocaba la orquestra del campo Janowska.

Esta interpretación se ve respaldada por el hecho de que la Comisión Estatal Extraordinaria soviética que investigó las atrocidades perpetradas en la región de Lvov encontró ocho compases de música. En el documental 8 тактов забытой музыки (Ocho compases de música olvidada) (1982) creado por Igor Malishevsky junto con el director español Arnaldo Fernández, varios sobrevivientes identificaron los ocho compases como pertenecientes a To ostatnia niedziela. El sobreviviente Leopold Kozlowski (1994) nombró este tango como el Tango de la Muerte que él, y algunos otros, fueron obligados a tocar en las ejecuciones. El músico e historiador israelí Moshe Hokh (1920-1998), nacido en la región de Lvov, confirmó en su libro Koloth mitokh hakhoshekh (Voces de la Oscuridad) (Jerusalén 2002, 127) que la melodía del Tango de la Muerte fue, efectivamente, tomada de To ostatnia niedziela. Y, finalmente, el escritor ucraniano Yuri Vinnichuck, el autor de la novela Танґо смерті (Tango de la Muerte) (2012) habló con personas que estuvieron en el campo de concentración que recordaban esa melodía con precisión y llegó a la misma conclusión que To ostatnia niedziela es el verdadero Tango de la Muerte. Así que no el argentino Eduardo Bianco sino el judío Jerzy Petersburski ha compuesto el tango que los prisioneros judíos de Janowska sabían “que para muchos, si no todos … sonará algún día.”7

 

* Guillermo Gallo es el nombre tanguero de Willem de Haan, Profesor de criminologia emerito y investigador senior en la VU Universidad, Amsterdam, Paises Bajos.

2 Isidoro Gilbert, El tango de la muerte. Clarín, 17 de Noviembre de 2010.

3 Judkovski & Pomeraniec, Tango, una historia con judíos. Documental 2009, entre 45.14 y 45.32 minutos.

4 Shirli Gilbert, La música del Holocausto. Una manera de confrontar la vida en los guetos y en los campos nazis. Buenos Aires: Eterna Cadencia 2010.

5 Isidoro Gilbert, El tango de la muerte. Clarín, 17 de noviembre de 2010.

5 ‘Nazis Murdered Jews to Strains of “Tango of Death” Nuremberg Trial Learns.’ Jewish Telegraph Agency, February 17, 1946.

7 Isidoro Gilbert, El tango de la muerte. Clarín, 17 de Noviembre de 2010.

8 Sobreviviente León Weliczer Wells en su libro The Janowska Road (El camino de Janowska) New York: Macmillan 1996, 135.

 

Reproducción autorizada citando la fuente con el siguiente enlace Radio Jai

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