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La ley de Jerusalén

El 30 de julio de 1980, la Kneset (el parlamento israelí) promulgó una Ley Básica por la que se declara a la ciudad de Jerusalén, Capital de Israel. La ley la define como ‘unida e indivisible’, en cuyo seno se hallan las sedes del Presidente, la Kneset y la Corte Suprema de Justicia del país, y estipula la obligación de preservar los lugares sagrados de la ciudad para todas las religiones. Además, determina que Jerusalén recibirá un presupuesto especial para su desarrollo, su infraestructura, el bienestar de los residentes y la preservación del patrimonio de la ciudad.

En el año 2000, se anexaron a dicha ley 3 secciones más, por las cuales dispone que: no se transferirá la potestad sobre el territorio de Jerusalén a ninguna entidad extranjera, política o gubernamental; que el área de Jerusalén es aquella que fue determinada el 28 de junio de 1967; y que estas dos secciones solo pueden ser enmendadas a través de otra Ley Básica.

Es importante señalar que las leyes fundamentales de Israel son textos de carácter constitucional, aprobados por la Kneset como capítulos de una futura Constitución. La Ley de Jerusalén, en particular, es de carácter declarativo, pués, el municipio de la ciudad ya estaba unificado de facto desde la Guerra de los Seis Días, en la que Israel conquistó los barrios de Jerusalén Este y la Ciudad Vieja. Las mismas, habían permanecido bajo administración jordana desde la firma del armisticio, el 3 de abril de 1949, por el cual la ciudad quedó dividida en dos zonas, la oriental bajo dominio jordano y la occidental bajo la autoridad israelí constituyéndose en su capital. En otras palabras, las instituciones estatales centrales israelíes ya residían en Jerusalén según lo exige la ley.

La reacción internacional a la Ley de Jerusalén no se hizo esperar, el Consejo de Seguridad de la ONU mediante la declaración 478, de agosto de 1980, definió a la Ley como carente de sustento y debía ser abolida de manera inmediata. En la votación, 14 países se opusieron a la norma, nadie votó a favor, y solo USA se abstuvo. En consecuencia, todas las embajadas en Jerusalén se trasladaron a Tel Aviv, bajo el argumento que la ley israelí cambió unilateralmente el estatus de la ciudad. Varios países dejaron en Jerusalén consulados de bajo rango que se ocupan de asuntos relacionados con la propia ciudad de Jerusalén, Cisjordania y la Franja de Gaza.

Para la Administración Palestina la posición sobre Jerusalén o Al Quds (en árabe) es diametralmente opuesta. En la declaración de la Independencia de la OLP de 1988, Jerusalén es definida como la capital de Palestina. En el año 2000 la Autoridad Palestina dictó una ley que define a Jerusalén Este como la capital de Palestina, y considera que dicho sector es tierra conquistada según la declaración 242 de la ONU. Es importante hacer notar que varias organizaciones palestinas, especialmente aquellas que no reconocen al Estado de Israel y abogan por su destrucción, ven la totalidad de la ciudad de Jerusalén como la futura capital de los palestinos.

Es necesario considerar, que con el desarrollo de las tratativas de Oslo para un acuerdo palestino israelí, 1993, y los tratados parciales firmados entre Israel y la OLP, en Washington en 1996, se acordó que el tratamiento del status de Jerusalén se difiera hacia la última etapa de las negociaciones de paz, por su complejidad y sensibilidad social, religosa y política que, entre paréntesis, en el presente, dichos compromisos parecen tener el acta de defunción firmada.

Como dato importante, en necesario señalar que en el año 1995 el Congreso de los Estados Unidos aprobó una ley por la cual se reconoce a Jerusalén como capital del Estado de Israel y que la embajada americana debía ser trasladada a dicha ciudad, a más tardar el 31 de mayo de 1999. Resolución que fue postergada por diferentes presidentes americanos.

El 24 de mayo de 2017 se produjo un hecho trascedental, fue en respuesta a la decisión de la UNESCO de negar a Israel su derecho sobre Jerusalén. El Parlamento checo aprobó una resolución que reconoce a Jerusalén como la capital de Israel y condena a la UNESCO por sus resoluciones antiisraelíes. El 6 de diciembre del mismo año, el presidente de los Estados Unidos, Donald Trump, anunció que los Estados Unidos reconocen oficialmente a Jerusalén como la capital del Estado de Israel, y el 14 de mayo de 2018, la Embajada de los Estados Unidos en Israel se trasladó a Jerusalén. Sucesivamente siguieron la misma acción otras embajadas: como las de Guatemala, Paraguay, aunque con el cambio de gobierno paraguayo ésta retornó su sede a Tel Aviv, y más tarde los siguieron Kosovo, Honduras, abriendo sendas embajadas en Jerusalén.

También Rusia se expidió sobre el tema: el 6 de abril de 2017, el Ministerio de Relaciones Exteriores informó oficialmente que reconocía formalmente a Jerusalén Oeste como capital de Israel y al sector Este como capital palestina.

Aún queda una gran mayoría de Estados que consideran a Jerusalén Este como territorio ocupado. Como sabemos, no existe un único documento sobre el estatuto jurídico de toda la ciudad, hecho que provoca un gran debate al respecto entre académicos, juristas y políticos de los sectores involucrados. También es necesario aclarar, que la ciudad de Jerusalén nunca ha sido en el pasado capital de ningún Estado árabe, ni siquiera con su nombre árabe Al Quds.

Resulta abrumadora la fundamentación sobre la importancia de Jerusalén en la historia y en la vida del pueblo judío en más de 3000 años. Además de ser cuna de civilizaciones y testigo del nacimiento de las grandes religiones de occidente, Jerusalén ocupa un lugar sobresaliente en la vida del pueblo judío. La milenaria ciudad fue testigo del nacimiento y la formación del pueblo de Israel, fue capital en el pasado de diversos reinos hebreos, no existe capítulo en su larga saga que no sea invocada o esté presente para los judíos. Con el renacimiento del Estado hebreo, la ciudad es el gran centro de la vida política, cultural, universitaria, en la cual se manifiesta una policromía de expresiones artísticas y deportivas. La Universidad Hebrea, el Museo de Israel, Yad Vashem, los centros de estudio e investigación, su asombrosa arqueología, son solo una muestra de una diversidad que la convierte una metrópoli de trascendencia mundial.

En definitiva: Si bien Jerusalén ha experimentado grandes mejoras en este medio siglo de unificación, para Israel, su situación legal está fuera de cualquier discusión o revisión. Sin embargo, un probable futuro acuerdo de paz palestino- israelí pasará, con toda seguridad, por soluciones orientadas a la indivisibilidad o la partición de la Ciudad Santa. El tiempo dirá si el futuro status de Jerusalén dependerá del establecimiento de dos estados independientes o hacia la formación de un estado binacional que unirá Israel y Cisjordania, tal como lo plantean hoy determinados sectores políticos israelíes. Con el riesgo, que un futuro estado binacional acabe con el carácter actual del país como un estado judío y democrático. Pero ese es otro debate.

 

Yehuda Krell.

Reproducción autorizada citando la fuente con el siguiente enlace Radio Jai

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