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Edmond James de Rothschild y su visión filantrópica

En el impulso que dieron las aspiraciones del movimiento sionista, desde sus inicios, resultó fundamental la labor filantrópica de Edmond James de Rothschild. Entre los logros más destacados de su labor se encuentran los relacionados con su compromiso y acción ante las amenazas que enfrentaba el pueblo judío en Europa a fines del siglo XIX, y su decisiva contribución en la compra masiva de terrenos en la Tierra de Israel para el asentamiento y desarrollo de los judíos.

Su objetivo era crear una base para una patria judía, mediante una labor filantrópica que financió el establecimiento de decenas de comunidades judías y alentó el desarrollo de la agricultura y la industria. Se lo llamaba el ‘El Benefactor Conocido’, quien sin hacer alarde de su acción, brindó un apoyo determinante a los colonos judíos, creando y supervisando nuevas colonias en Israel.

El barón Edmond James de Rothschild nació el 19 de agosto de 1845, pertenecía a la rama francesa de la familia Rothschild. Filántropo y sionista desde temprana edad, se convirtió en un importante partidario del desarrollo de la comunidad judía en la Tierra de Israel durante el período de la primera aliá. Su relación con la tierra ancestral venía de sus antepasados, su padre James Meyer financió en 1854 el establecimiento de la Escuela para Niñas Evelina de Rothschild en Jerusalén, la primera escuela en Eretz Israel donde se impartía lecciones de hebreo.
Edmund no estaba directamente involucrado en los asuntos bancarios de su familia y era conocido como un entusiasta mecenas del arte y la cultura. Adquirió su educación en una escuela especial para niños nobles, y a la edad de 32 años se casó con Adelheid (más tarde llamada Ada), la hija de su primo Wilhelm Carl Rothschild de la rama de Nápoles, con la que tuvo tres hijos.

Con el estallido de los pogromos en Rusia en 1881, los líderes de la judería francesa crearon un comité de ayuda para los millones de judíos de la tierra de los zares, esclareciendo y publicando proclamas contra la política antisemita rusa. Entre los firmantes estaba Rothschild, quien estaba convencido que el problema de los judíos no podía resolverse en tierra rusa sino mediante la emigración a Eretz Israel. Dos personalidades influyeron en el pensamiento sionista de Rothschild: el Gran Rabino de París, y luego de Francia, Zadok Cohen, quien a diferencia de otros rabinos de la época apoyaba el movimiento Jovevei Zion, y el conocido activista sionista Carl Netter, quien fundó la escuela agrícola Mikve Israel en Eretz Israel en 1870.

A partir de estos trágicos sucesos en Rusia el barón se comprometió en el desarrollo de asentamientos en la Tierra de Israel. La aguda crisis en la que se encontraban las primeras colonias judías establecidas en Sión lo llevó a invertir mucho dinero y a involucrarse fuertemente en sus vidas y actividades. Primero ayudó a la colonia de Rishon Lezion cuando en 1882 estaba al borde de la desintegración, ayudando primero a los pobladores de la colonia, a las familias necesitadas y financiando un proyecto agrícola para la colonia.

El barón entendía que su tarea en ayudar a construir un Hogar Nacional para los judíos constaba de tres dimensiones: En primer lugar, la adquisición de tierras, especialmente durante el período de la primera aliá, en el cual el barón Rothschild se ocupó en comprar terrenos y parcelas del gobierno turco y de propietarios árabes, hasta lograr en un breve tiempo duplicar la superficie de tierras en poder de los judíos. Es imporante señalar que durante toda su labor en el desarrollo de los asentamientos, el barón invirtió más de cinco millones de libras a lo largo de 18 años, en el que adquirió alrededor de 500.000 dunams de tierra, y se construyeron casi treinta asentamientos en estas áreas.

Como segunda tarea se ocupó del patrocinio de las primeras colonias y de su desarrollo económico, como: Rishon Lezion, Rosh Pina, Zijron Yaacov, Yesod HaMaala, Petaj Tikva y Metula, bajo un régimen de tutelaje altamente controversial. El conflicto radicó en que para asegurarse que sus fondos se utilicen de manera eficiente, Rothschild nombró a sus propios funcionarios para supervisar la tarea de las colonias y la asignación de los recursos.

El trato de estos funcionarios fue la de unos burócratas ajenos al sentimiento y los objetivos de los colonos. Pagaban subsidios a los agricultores todos los meses, no por su productividad sino por familia, tarea que molestó enormemente a los colonos al considerarse obreros y asalariados que cumplían órdenes, con las consiguientes protestas que terminaban en la aceptación del dinero del barón o en deserciones de la colonia.

Para superar el conflicto, en 1899, el barón entregó la dirección de las colonias a la ICA (Jewish Colonization Association) que comenzaba a actuar en Israel. A diferencia de los métodos utilizados por los funcionarios del barón, los proyectistas de la ICA procuraron fomentar la iniciativa propia y la responsabilidad individual e independencia de los colonos.

Como tercer aporte de la tarea del barón, es necesario resaltar el énfasis que puso en el desarrollo de la infraestructura pública y los servicios comunitarios, como el establecimiento de instituciones educativas avanzadas y el funcionamiento de un sistema de salud ramificado. Su apoyo a las colonias se extendió durante 20 años de forma directa y durante décadas de manera indirecta; permitió el desarrollo de la agricultura y la industria en Israel, en rubros como: bodegas, la perfumería, olivares, almendros, estaciones experimentales, la producción de seda, carreteras, y otros.

Con la Primer Guerra Mundial, el barón interrumpió su labor en Israel, y direccionó su tarea en ayudar a las instituciones sionistas del mundo, en investigaciones arqueológicas en Israel, y en el campo de la política internacional, como su determinante mediación en obtener la Declaración Balfour de los británicos.

En su tiempo el barón fue blanco de severas críticas, varios activistas sionistas de renombre como Ajad Ha’am se opusieron enfáticamente al método del mecenazgo de Rothschild y exigían que cesara el sistema de patrocinios por los conflictos que generaba y ante la demanda que los asentamientos fueran autosuficientes. Pero al revisar los hechos en perspectiva histórica, su aporte y sus logros resultan inigualabes para aquellos días y es un absurdo menoscabar su aporte en el inicio de la reconstrucción del hogar judío en Israel.

‘Siempre me ha preocupado el futuro del judaísmo’, escribió Rothschild en una carta autobiográfica. Sus viajes a la Tierra de Israel fueron acontecimientos muy importantes, la visitó en cinco oportunidades, y en ningún momento cesó su participación en la vida de las colonias, hasta su muerte, el 2 de noviembre de 1934. Desde el 6 de abril de 1954, sus restos y los de su esposa Ada descansan en Israel, en Ramat Hanadiv, un bellísimo parque natural, cerca de Zijron Yaacov.

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