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Nicaragua, un peón en el juego del reordenamiento geopolítico global

En la columna del miércoles pasado, señalé que estamos asistiendo a un reordenamiento geopolítico global caracterizado por la conformación de dos bloques, uno liderado por el eje Beijing-Moscú, que retoma la antinomia NORTE/SUR y la reconstrucción de uno nuevo espacio de NO ALINEADOS, y el otro lidero por los EE.UU. y una OTAN expandida hacia el escenario INDO-PACÍFICO, de ahí que se podría considerar que estamos transitando las primeras etapas de una llamada GUERRA FRÍA 2.0, y obviamente, Latinoamérica no queda exenta del juego estratégico.

La década de los años 90 del Siglo pasado con la consumada implosión del bloque soviético, propició un período de cierta “unipolaridad” con un EE.UU. hegemón y la expansión en lo político y en lo económico, de las democracias liberales y la economía de mercado, que le dieron impulso a una nueva etapa de globalización, un fenómeno que no es nuevo en la Historia de la Humanidad tal como lo analiza y lo explica el economista argentino Aldo Ferrer en su obra La Historia de la Globalización, y en ese contexto, pareció el final de las antinomias ideológicas.

Sin embargo, nunca tan desacertado el creer que aquello, constituía el Fin de la Historia, pues tal como lo explica el filósofo R.G. Collingwood, en su obra Idea de la Historia, la Historia sigue un movimiento ascendente y descendente, espiralado, a lo que agregaría con nuevos condimentos o de forma diferente, y entonces, quizás en palabras más sencillas, “la historia vuelve a repetirse”, por eso, ya en los inicios del presente Siglo, asistimos a la reconfiguración de Rusia, no en base a la ideología marxista-leninista, sino en la reivindicación histórica del imperialismo zarista y la construcción de una autocracia encarnada en su presidente Vladimir Putin y su objetivo de devolver a Rusia su prestigio de gran potencia, por otro lado, China siguiendo los lineamientos de Deng Xiaoping, manteniendo un gobierno centralista y autoritario, pero con un planteo mercantilista y aperturista, inicia su camino a convertirse en una gran potencia, a punto tal de rivalizar con los EE.UU., tanto en el plano comercial, como en el tecnológico-científico y militar, y en cuanto al anacrónico régimen comunista cubano, halló una remisada manera de exportar su “revolución”, a través del llamado Socialismo del Siglo XXI, encontrando en Hugo Chávez Frías su mejor ejecutor consolidando un régimen autoritario en Venezuela, que poco a poco fue conformando la cabeza de playa de otros regímenes afines, Rusia, China y la teocracia de Irán, a la vez que tejía un verdadera tela de araña en toda Latinoamérica, un Populismo que según los actores regionales tenían y tienen sus propios matices, entorno de la llamada “Patria Grande”.

Tal como lo explica la Física, “ a toda acción se da una igual y contraria”, y en Latinoamérica a la aparición y expansión del Populismo se dio la formación de gobiernos liberales y de economía de mercado, pero que en muchos casos no resolvieron los problemas socio-económicos, fuese por una corrupción endémica o por ineficiencia, lo que agudizó y ensanchó las diferencias, la llamada “grieta”, tal como es el caso de nuestro país, o bien sin resolver definitivamente conflictos armados como en Colombia, o escalando las crisis con algunos grupos étnicos, llamados incorrectamente pueblos originarios, como sucede en Chile y en Ecuador, a lo que debemos sumar la expansión del Crimen Organizado y el Narcoterrorismo, instrumentos utilizados para desestabilizar gobiernos y atentar contra las democracias.

Es así, que hoy observamos la tragedia que vive Nicaragua bajo la dictadura de Daniel Ortega y su esposa Rosario Murillo, quienes gobiernan con un control total, como resultado de haber ido concentrando el poder desde el 2007, con las reformas a la Constitución en el 2011 y en el 2014, y que desde el 2018 al presente, aplican políticas cada vez más violentas hacia todo tipo de protestas al régimen con cientos de muertos y miles de encarcelados, valga señalar que en el último año, detuvieron a 46 dirigentes opositores, 7 de ellos candidatos presidenciales en las elecciones generales del 2021, condenados a penas que llegan a los 13 años de prisión.

En ese contexto, un Parlamento lacayo de los Ortega, suprimió las personerías jurídicas a 1000 ONGs. involucradas en la defensa de los DD.HH., de Defensa a Mujeres y Menores en situación de riesgo, o las abocadas a la Libertad de Expresión, o entidades culturales y de Universidades privadas, todas imputadas de obstaculizar las actividades de control ejercidas por el Ministerio de Gobierno.

La persecución a los medios, como el caso emblemático del diario La Prensa, y a la férrea censura a todos los canales de difusión, incluyendo las redes sociales, esta presente, y a partir de julio ppdo., el blanco de la dictadura es también la Iglesia Católica cuando fueron cerradas las oficinas y sedes comunitarias de la orden religiosa Misioneras de la Caridad, fundada por Teresa de Calcuta, cuyas integrantes, en su mayoría monjas, tuvieron que emigrar a pie a Costa Rica.

Este conflicto con la Iglesia se fue agravando en los últimos cuatro años, de manera proporcional a las críticas y cuestionamientos, que tanto obispos como sacerdotes, levantaron contra el gobierno, y que ha llegado al punto de impedir al obispo Rolando Álvarez, de Matagalpa, a salir de la Curia, la que se encuentra rodeada de fuerzas policiales, mientras que legisladores oficialistas catalogan a religioso de “falso profeta”.

Es evidente, que el Frente Sandinista de Liberación Nacional, que surgió como un grupo guerrillero insurgente, respaldado por Cuba y la ex URSS, tuvo como objetivo terminar con la dictadura de la familia Somoza, para luego, y ya como fuerza política fue evolucionando para consolidarse primero como partido hegemónico y ahora lo hace como partido único.

A esta altura del análisis, una pregunta que surge es, ¿Cómo y porqué se ha consolidado la dictadura de Ortega?, pues bien, por un lado se ha consolidado en el poder por el control que ejerce a través de las FF.AA. y la Policía Nacional, pero fundamentalmente y más importante, por el apoyo y las alianzas con regímenes a fines, desde ya Cuba y Venezuela, pero también y mucho más preocupante es el caso de la República Islámica de Irán, que en el pasado julio firmó con Nicaragua un Acuerdo de Exportación de Carnes nicaragüense por más de u$s.700 millones, mientras que por su parte, Teherán ha donado un importante lote de vacunas contra el Covid 19, que luego fue ampliado con la firma de otro Acuerdo para la provisión de medicamentos, lo que profundiza las relaciones entre ambos regímenes, que ya mantenían una alianza política estratégica, sin olvidar, que a la reciente quinta asunción presidencial de Daniel Ortega, asistió Mohsen Rezai, quién posee Captura Internacional solicitada por la Justicia Federal Argentina, imputado en la causa que investiga el atentado de 1994 a la AMIA, con una Circular Roja de INTERPOL.

Otro de los Estados que es aliado estratégico de la dictadura nicaragüense es el régimen autocrático de Vladimir Putin, que en junio pasado, con la aprobación del congreso de Managua con la firma del Decreto 10-2022, envía un contingente militar compuesto por naves, aviones y tropas a Nicaragua bajo los términos de llevar a cabo un plan de intercambio, asesoramiento y asistencia humanitaria, pero que realmente le permite el accionar conjunto con las FF.AA. nicaragüenses.

Sin embargo, y recordando la ubicación geográfica de Nicaragua, el país centroamericano esta dentro de la esfera de actividades del Comando Sur de los EE.UU., que desde el 2013 no ha tenido presencia en aquel país, pero que si había estado en calidad de ayuda humanitaria con el envío de buques hospital, medicinas y personal sanitario, pero en el caso de la actual presencia rusa, la cooperación en realidad apunta al campo militar, a temas de doctrina de represión colectiva y el recambio semestral de personal de la base satelital Glonass ubicada en tierras nicaragüenses, además de dotar a las FF.AA. de Ortega de tanques y blindados, como el lanzamisiles múltiple BM-30.

Como no podía ser de otra manera, el dictador de 76 años, Daniel Ortega, ha expresado públicamente su apoyo a la invasión rusa a Ucrania, lo que provocó que el Subsecretario de Estado para Asuntos de Occidente, de los EE.UU., Brian Nichols, declarara como peligroso lo resuelto por el gobierno de Managua en relación a la presencia militar rusa, pero la respuesta de la dictadura no se hizo esperar, por un lado, denunció una campaña de ciertos países y de los medios internacionales de desacreditar la política exterior del régimen, y por otro lado, retiró el beneplácito a Hugo Rodríguez, candidato como embajador de los EE.UU. en Managua, alguien con conocimiento de la realidad nicaragüense pues entre el 2019 y 2021, fue el 2do. del Departamento de Estado para Asuntos Latinoamericanos.

Lo que se podría especular, que la movida política delineada entre Moscú y Managua, le serviría al presidente ruso Vladimir Putin, para ratificar sus amenazas de utilizar como plataformas militares a sus aliados en Latinoamérica, Cuba, Venezuela y Nicaragua, algo que nos recuerda la presencia militar soviética en Cuba que ocasionara la Crisis de los Misiles de 1962, y al dictador Daniel Ortega para tener algo que negociar con Washington.

En cuanto a las relaciones entre Nicaragua y la República Popular China, si bien son buenas, hay un proyecto que lleva más de 10 años en espera, la construcción de un canal interoceánico que uniría el Mar Caribe con el Océano Pacífico, atravesando de este a oeste a lo largo de 278 km, con una profundidad de 30 m., un ancho que va desde de los 230 a 520 m., un proyecto que incluye no sólo el canal, sino también dos aeropuertos, dos puertos de aguas profundas, dos lagos artificiales, dos esclusas, un área de libre comercio y complejos turísticos, el proyecto fue adjudicado a la empresa china HKND con un concesión por 50 años prorrogables por otros 50, y que en su momento, en el 2012, representaba una inversión de aproximadamente u$s.50.000 millones, y que las declaraciones del dictador Ortega en diciembre del año pasado respecto a las relaciones con Beijing, “…los proyectos están vivos, en particular el del Gran Canal…”, sumaría a la presencia actual rusa en Nicaragua, al adversario sistémico, China, tal como se los catalogó en el documento final de Madrid de la OTAN, el mes pasado.

Finalizando la columna de hoy, lo cierto es que la actualidad de Nicaragua, ha llevado a la OEA a convocar el pasado viernes a una reunión extraordinaria en la que se aprobó una resolución, presentada por Antigua y Barbuda y acompañada por los EE.UU., Canadá, Costa Rica, Chile, Perú y Uruguay, por la que se condena el cierre de las ONG, el hostigamiento a las organizaciones religiosas y las restricciones a las críticas al gobierno y sus acciones, como así también, se reiteró el pedido de liberación de presos políticos y el restablecimiento de la institucionalidad democrática y el respeto a los DD.HH., lo curioso de la votación, sobre 35 delegaciones miembros, 27 votaron a favor, cuatro se abstuvieron (México, Bolivia, Honduras y El Salvador), uno en contra, San Vicente y Granadina, dos ausencias, una lógicamente Nicaragua que dejó la organización, la otra fue la de Colombia por directivas del presidente Gustavo Petro, que recordemos su pasado de ex guerrillero del movimiento marxista-leninista M-19, algo que parece estar en sintonía con otras actitudes tomadas recientemente, como el preocupante acercamiento a la República Islámica de Irán y la recomposición de relaciones con la dictadura venezolana de Nicolás Maduro, pero reitero lo curioso fue el voto de la Argentina, que apoyó a favor de la resolución, si bien hay que aclarar, que el embajador de nuestro país en la OEA es Carlos Raimondi, éste no se presentó a la sesión y quién votó en su lugar fue María Cecilia Villagra, la diplomática alterna, y el voto favorable a la condena al régimen nicaragüense contradice los dichos del Subsecretario de Asuntos Latinoamericanos de la Cancillería argentina, Gustavo Martínez Pandiani, que considera a Nicaragua, Venezuela y Cuba, como países democráticos, agregando el citado funcionario, que en el seno de la CELAC, que preside Alberto Fernández, no se aplicará la Cláusula Democrática a las mencionadas dictaduras, lo que tristemente ubica a nuestro país en una posición de complacencia con el bloque que lidera el eje Beijing-Moscú, que ha reafirmado su presencia en la región con la participación de los denominados “Juegos de Guerra” que se llevan a cabo en Venezuela hasta el 27 de agosto, por eso la frase final es una dicho muy popular, “…dime con quién andas y te diré quién eres…”.-

 

Luis Fuensalida.

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