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El sainete psiquiátrico argentino

Está visto que no todos los segundos matrimonios resultan bien. Ni hablar que cuando no son por amor, sino por interés, son casi una certeza de fracaso.

Más o menos la historia es digna de una telenovela que en este país siempre han sido muy exitosas.

Los dramas entre el romance, las traiciones, enfermedades, poder y todos los ingredientes, de una tragedia,  que los telespectadores seguimos con apasionamiento irreflexivo dándoles un rating insuperable.

El guion, digno de Migre, es así. Ella que era la más linda del grupo, pero de clase humilde, hija de un colectivero y una docente.

La leyenda cuentan que lo conoce a él que viene del sur y es muy feo.

Él que como todos los feos debe potenciar otros talentos para seducir a la más linda, le muestra su habilidad para los negocios  que van de la mano del poder,  y la convence hablándole al oído que la transformará en una reina. Logra su cometido y se la lleva a sus tierras donde él se maneja como pescado en su océano.

Rápidamente y aprovechando su pragmatismo y dotes de cleptómano aprovecha toda oportunidad para amasar una enorme fortuna. Vio que el sur está lejos y nadie sabe lo que pasa en esas pequeñas comarcas.

Él registra todos sus negocios en una pequeña libretita de almacenero, sí, como el Pablo que supimos conocer.

“Un empresario” de ese nivel que maneja la única empresa que siempre tiene grandes ganancias y usa la plata de otros, necesita muchos empleados fieles que le presten la firma para sus chanchullos y entonces consigue a un cajero de banco, un jardinero, un kiosquero y muchos otros.

Le cumple la promesa, ella vive como una reina, todos sus caprichos le son aceptados.

Viste y vive en el glamur. Dicen que con los años y el desgaste la linda nunca se conforma y él hace malabarismos para controlar sus caprichos. De vez en cuando un correctivo que la contiene.

Un día por esos misterios del guion aparecen sentados en el verdadero palacio. Ya no hay dudas ella es la reina y él hábil vivillo sigue con su libretita y juntando lo que más le gusta.

Como gran “empresario” sabe que los estatutos le requieren dejar la presidencia de “la empresa” por unos años y entonces decide que su compañera es la que mejor puede representarlo mientras él sigue manejando los terrenitos, hoteles, bolsos y otros múltiples negocios.

Ahora comenzará el verdadero drama, a él se le ocurre morirse. ¡Que lío!.  Ella debe seguir con una empresa de la que conoce sólo el glamur, pero no entiende nada de la libretita llena de nombres y números.  Cuando la descifra se da cuenta que “los amigos” de su marido son los que ella detestaba porque no estaban a su nivel. El cajero, el jardinero, el kiosquero y otros. Les reclama lo que entiende le corresponde de “los negocios” de su marido, pero ellos le desconocen su lugar de heredera e incluso se vengan del desprecio robándole algunas migajas.

Ella hace un culto de su viudez, lleva el estricto luto por un año, y embestida como reina máxima decide modificar las políticas en la empresa 180 grados a las que supo su difunto. En su inseguridad es seducida por los que le saben contar las mejores historias de la grandeza de su épico marido y le dicen que ella no sólo es su heredera, sino que la garantía de la inmortalidad de ambos.

Comienza el declive y los negocios que manejaba él se le hacen incontrolables. Firma acuerdos inconvenientes y comienzan a saltar todos los “negocios turbios” que ahora se le adjudican a ella y por lo que debe responder. Hay desesperación.

Hasta ahí ella, es verdad que es y se siente el centro de la telenovela, pero hay que darle espacio a algún otro.

Supo ser un fiel jardinero de él, pero se odiaba con ella que lo despreciaba por no ser de su clase. Cuando él muere se siente liberado y grita a todo el que quiera escucharlo que ella es digna de estar internada por mala, desequilibrada y por haber traicionado el pragmatismo mercantilista de su fallecido marido. De él como buen, humilde y fiel jardinero se sabe que siempre estuvo dispuesto a cumplir con las indicaciones del patrón de turno.

El drama y suspenso continua. Ella ve una posibilidad de volver a palacio ante el fracaso del rey entrante. Claro hay un detalle ( nunca faltan), para lograrlo requiere volver a estar casada.

Hace un relevamiento y decide que el mejor candidato es el que peor hablo de ella, así mostrará su grandeza.

Va y lo convence. Le pone ciertas reglas. Camas separadas y que además traiga al mayordomo amigo que dijo que nunca volvería a trabajar con ella. El jardinero acepta las condiciones de la reina sabiendo que tiene su única oportunidad de poder ser rey sin haberlo soñado. Le cumple en todo, le trae al mayordomo de las masitas y le jura fidelidad, ya nunca volverán a decir lo que piensan de ella.

Los matrimonios por conveniencia siempre terminan mal. A los pocos días de consumado el fraude los invitados se intoxican de una enfermedad desconocida. Ellos deciden que lo mejor es que se queden en casa mientras ven que medicamento puede curarlos. Aparece el medicamento y obviamente los primeros que lo reciben son los amigos íntimos mientras en el palacio las fiestas continúan como si nada. Muchos mueren y otros pierden las ganas de vivir encerrados, quebrados y quedando en la ruina. Muchos caen en la pobreza, el desempleo, la indigencia. No hay planes, subsidios, ni papelitos de colores que alcancen.

Hay que realizar una encuesta de satisfacción y resulta que con un panorama así, sólo un necio o los cortesanos que siempre están dispuestos a mentirles a los reyes por algunos privilegios les auguran éxito. La realidad aparece con toda su contundente y cruel verdad.

Ella entra en histeria con su habitual negación,  y culpa de todo a este marido inepto que ocupa el puesto de Rey de manera ilegítima. Ella lo puso como reina para volver a su trono y sacarse de encima los “inconvenientes” heredados y creados. Lo acusa de todos los males, porque no viene a recibir sus inspiradas indicaciones divinas a diario. Él que la detesta no sabe cómo controlarla en sus desbordes.

Como todas las buenas telenovelas, la misma tiene que dejar en suspenso como sigue la misma.

¿Logrará ella imponer sus condiciones?. ¿El jardinero ahora impuesto como rey se revelará contra una reina déspota que lo maltrata y ningunea como a un sirviente menor? , ¿asumirá la oportunidad de vengarse?

No sabemos cómo sigue y eso es lo bueno de las telenovelas. El guionista puede cambiar la historia para cualquier lado.

Mientras tanto los espectadores seguiremos mirando anestesiados y viviendo en el drama que esta familia disfuncional nos propone como una realidad trágica que nos lleva puestos.

 

 

 

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