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¿Quo Vadis Antisemitismo?

Eduardo Kohn

Las comunidades judías de Estados Unidos sienten, y con razón, que sufren un crecimiento del antisemitismo que, tal como muchos sostienen, no se había conocido hasta ahora, y por ende, tienen temor en cualquier ciudad del país, ya sea por ataques físicos, agresiones, agravios en la vía pública y en las redes sociales. La condena de las autoridades federales y estales y la respuesta policial han sido reiteradas y firmes, pero eso no conforma a quienes han sido atacados caminando por la calle ni a quienes han sufrido la vandalización de sinagogas.

Hay razones para que las organizaciones judías sostengan el término de “sin precedentes” a la ola de violencia antijudía en territorio americano. Sin embargo, el fenómeno está muy lejos de ser novedoso. Hoy tiene contextos que efectivamente no existían hace un siglo: la incitación política por parte de Congresistas y las redes sociales. Pero por algo B´nai B´rith creó en 1913 la ADL (Liga Anti Difamación, que varias décadas después se convertiría en institución independiente).El Ku Kux Klan ya entonces perseguía a los judíos en su práctica racista brutal. En los últimos cien años, el racismo y el antisemitismo encontraron sus adeptos para practicarlo, pero la fuerza de la democracia americana y sus instituciones lo ha podido enfrentar con el peso de la ley.

La sensación del presente tiene muchos fundamentos y los hechos hablan. Veamos algunos de estas últimas semanas. Volaron una ventana de una pizzería kosher en Manhattan con un pesado ladrillo. Un grupo de judíos que cenaban en un restorán de Los Ángeles fueron agredidos y amenazados con insultos antisemitas. Fueron vandalizadas varias sinagogas en Chicago, Arizona y Nueva York. Todos estos hechos sucedieron en Mayo. El 16, en Salt Lake City ,una sinagoga ortodoxa fue también vandalizada con una cruz gamada en su puerta principal. En los 11 días de ataques de Hamas contra Israel, la ADL contabilizó 222 ataques antisemitas a lo largo de todo el país, pero en las dos semanas anteriores se contabilizaron 127.Durante la semana pasada hubo un enfrentamiento en Times Square entre manifestantes judíos y manifestantes que se proclamaban pro palestinos. Al ser dispersados, varios de los manifestantes portando banderas palestinas fueron hacia lo que se conoce como el Distrito de los diamantes notoriamente lleno de comercios de propietarios judíos y agredieron a transeúntes que circulaban por allí mientras llovían insultos antisemitas. Hubo 27 arrestos y 2 personas hospitalizadas.

En Brooklyn, la policía detuvo a Waseem Awawdeh de 23 años por golpear a un transeúnte judío en la calle. Ali Alaheri de 29 años espera su juicio por haber causado un incendio en una sinagoga de Brooklyn y haber agredido a una persona en la calle. La policía ha detenido más personas acusadas de crímenes de odio, pero de cualquier forma, no sólo hay una suma de hechos diarios de agresiones antisemitas sino al mismo tiempo, temor en ciudades donde está la mayor población judía, como Nueva York.

Hay antecedentes recientes que podrían haber hecho sospechar y con fundamentos que esto podía suceder. Imposible no recordar un hombre fuertemente armado entrando en una sinagoga de Pittsburgh hace dos años y asesinando 11 personas a sangre fría el último día de Pésaj de 2019. Congresistas como Alexandria Ocasio Cortez ,Ilhan Omar, Rashida Tlaib no comenzaron sus incitaciones de odio antisemita este mes. Hace varios años que lo hacen impunemente sin que su propio partido, hoy en el gobierno, les haya puesto coto. Ellas se escudan en la hipocresía de que “critican a Israel y a su gobierno”. Jamás han criticado ni discutido ni debatido, han usado las redes y aprovechado los micrófonos durante la campaña electoral para demonizar a Israel y han generado reacciones violentas de sus seguidores en el país donde hacen sus discursos. Y las reacciones violentas son agresiones antisemitas.

La escuela pública Kyrias Joel School en Nueva York atiende centenares de estudiantes con capacidades diferentes. Su superintendente Joel Petlin es un muy destacado educador y muy reconocido. Decidió expresarse públicamente por twitter el fin de semana pasado fastidiado por la comparación hecha por Ilhan Omar igualando a Israel con los talibanes. Le escribió a Ilhan Omar lo siguiente: ”Cuando alguien como usted no es capaz de diferenciar entre países democráticos con poderes judiciales independientes y una organización terrorista que ejecuta en las calles a los que cree son sus oponentes, entonces usted no merece estar sentada en el Congreso de los Estados Unidos representando a nuestros ciudadanos”.

Cuatro Congresistas demócratas también reaccionaron este lunes contra Ocasio Cortez, Omar, y Tlaib, por calificar a Israel de practicar apartheid. Aunque eso trae división en el partido Demócrata y pone a la Administración Biden incómoda, los legisladores fueron muy claros:” Rechazamos las declaraciones de congresistas que han intentado descalificar a Israel acusándolo de apartheid. Son declaraciones antisemitas y contribuyen claramente al clima de hostilidad hacia los judíos en el país. No debemos nunca olvidar que hace menos de ocho décadas seis millones fueron asesinados por los nazis en el Holocausto por ser judíos.”

La democracia americana tendrá que aplicar todas sus reservas éticas y morales y seguir enfrentando al antisemitismo con el peso de la ley, aún con tan peligrosas incitaciones que llegan inéditamente desde el Congreso. Pero esta ola de violencia y crímenes de odio en Estados Unidos no está incomunicada y aislada. El lenguaje antisemita de las Congresistas es el idioma que se usa en Europa y en América Latina. Es el lanzador de hechos de violencia que horadan democracias como la francesa o la alemana. Igual con el lenguaje que usan Daniel Jadue en Chile, el que ha utilizado la Mesa política del Frente Amplio en Uruguay durante el ataque de Hamas a Israel, y ni que hablar, el de los gobiernos de Cuba y Venezuela.

La comunicación actual lleva el mensaje de odio en segundos a todos los rincones del planeta. Es imposible no reiterar que lo que hacen los gobiernos democráticos para enfrentar el antisemitismo es loable y no se puede soslayar, pero está lejos de ser mínimamente suficiente. Lo que hoy detallamos sobre Estados Unidos es un ejemplo contundente. Es un gobierno federal que rechaza en todas sus formas el antisemitismo, pero que no puede contener a sus propios congresistas que incitan, sabiendo que tendrán cómplices ejecutores en todos los continentes. Decir en 2021 que siempre vienen primero por los judíos y que cuando los mercaderes del odio vayan por todo, otra vez será tarde, puede resultar políticamente incorrecto. Los hechos, sin embargo, demuestran lo contrario.

Reproducción autorizada citando la fuente con el siguiente enlace Radio Jai

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