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Memoria permanente; antisemitismo constante

Sin duda, fue un logro importante que 15 años atrás, en medio de una feroz campaña de negación del Holocausto que lideraba Irán desde su Presidente Mahmoud Ajmadinejad alineado con feroz devoción a Chávez, Fidel y varios más, la Asamblea General de Naciones Unidas pudiera tener un tiempo de lucidez y votar por mayoría que el 27 de enero debía convertirse en el Día Internacional de Recordación del Holocausto.
La lucidez se mantuvo en el texto breve y claro de los principales objetivos que se quería lograr con una decisión de este porte. Mencionaremos tres de ellos.
El numeral 2 insta a los Estados Miembros a que elaboren programas educativos que inculquen a las generaciones futuras las enseñanzas del Holocausto con el fin de ayudar a prevenir actos de genocidio en el futuro y, en ese contexto, encomia al Grupo de Trabajo para la cooperación internacional en la enseñanza, recordación e investigación del Holocausto. El numeral 3 rechaza toda negación, ya sea parcial o total, del Holocausto como hecho histórico. El numeral 5 condena sin reservas todas las manifestaciones de intolerancia religiosa, incitación, acoso o violencia contra personas o comunidades basadas en el origen étnico o las creencias religiosas, dondequiera que tengan lugar.
Después de 15 años hay que reconocer que el objetivo de la educación ha avanzado. Estados y organizaciones han desarrollado lo que han podido con buenas intenciones. En algún eslabón de la cadena de buenas intenciones, la cadena se desprendió, y aunque los esfuerzos por enseñar no han cejado, el crecimiento de partidos nazis y movimientos antisemitas es exponencial. Sin olvidar ni por un instante los hechos de violencia en los cuales el antisemitismo ha asesinado judíos en Europa, Estados Unidos y América Latina.
La negación quizás perdió un poco de la fuerza que tenía hace 15 años. Pero los negadores están e Irán sigue haciendo festivales de negacionismo a pesar de la resolución de ONU del 27 de enero de 2015, a pesar que es miembro del organismo que rechaza la negación pero que no le dice ni media palabra cuando viola una disposición tras otra. No es contradictorio, es Naciones Unidas.
El tercer numeral que hemos elegido de la Resolución 60/7 condena toda intolerancia. De palabra, a veces. Los hechos han superado con creces las buenas intenciones de hace tres lustros.
Las conmemoraciones de Congresos, Gobiernos, en todo el mundo ayer miércoles 27 de enero han tenido la importancia de la militancia por la memoria. Hay compromisos creíbles de democracias que luchan frente al antisemitismo creciente y rampante. Pero hay hechos contundentes de hoy, de ayer, que demuestran que estamos lejos. Lejos de la resolución de 2005, lejos de dejar la retórica.
Por ello, deseamos compartir algunas de las expresiones del Secretario General de las Naciones Unidas Antonio Guterres, efectuadas ayer, cuando hizo su manifestación porque su almanaque decía que era 27 de enero.
“Este año el aniversario se celebra bajo la sombra de la pandemia de COVID-19, que ha puesto de manifiesto las fisuras e injusticias que existen desde hace tiempo en nuestras sociedades y ha contribuido al resurgimiento del antisemitismo y la xenofobia”. Primer comentario Sr. Secretario General. Ayer nadie celebró nada. No es un tema semántico. Es un tema de asumir quien es, cuidar las palabras y pensar a quienes les envía el mensaje. Segundo comentario: Por supuesto que el Covid ha dejado expuesta la injusticia. Pero Naciones Unidas se votó para 2021 3 mil 200 millones de dólares de presupuesto. La injusticia necesita los fondos obscenos que se han votado.
Continúa Guterres: “El antisemitismo, por desgracia, sigue existiendo. Hoy en día, los supremacistas blancos y los neonazis están resurgiendo, organizándose y reclutando a través de las fronteras, intensificando sus esfuerzos por negar, distorsionar y reescribir la historia, incluido el Holocausto. La pandemia de COVID-19 les ha dado una nueva ocasión para atacar a las minorías por motivos de religión, raza, etnia, nacionalidad, orientación sexual, discapacidad y régimen de inmigración. Es urgente que aunemos esfuerzos para detenerlos”.
Sr. Secretario General, por supuesto que los supremacistas que entraron el 6 de enero al Capitolio con camisetas con logos que decían “6 millones no fueron suficientes”, son hordas antisemitas que hay que enfrentar. Pero no diga que son recientes. Esas hordas existían a principios del siglo 20 con mucha fuerza y ahorcaban judíos, y fue uno de los objetivos para crear la ADL y buscar vías de enfrentar a los antisemitas de esa zona del mundo. Hace más de un siglo. No están innovando, sino avanzando porque quienes los tienen que detener no lo han hecho, incluyendo la ONU.
Pero además, no centre las violaciones a la resolución 60/7 en un solo lugar. ¿Qué parte de ese impronunciable presupuesto utiliza la ONU para combatir a los nazis en Europa y ayudar a los gobiernos que los enfrentan en serio? ¿Cuánto invierten en enfrentar a los Ayatollahs que siguen hablando de exterminio desde los podios de ONU? El 27 de enero no es el día del discurso más o menos dramático. Es el día en que hay que comprometerse.
Guterres terminó ayer su mensaje diciendo que “Al recordar a quienes perdieron la vida en el Holocausto y honrar a quienes sobrevivieron, el mejor homenaje que podemos rendirles es la creación de un mundo de igualdad, justicia y dignidad para todos”.
Ese es un discurso loable, global y de deseos. Pero la Organización con agencias como el Consejo de DDHH y su propia Asamblea General permite que se incite al odio antisemita más de 20 veces por año. Se votan amoralidades contra Israel que provocan antisemitismo automático en Chile, Francia, Alemania, Estados Unidos. Y esto no está dicho en el mensaje del Sr. Secretario General del día de ayer.
Muchos sobrevivientes, ahora fallecidos, han expresado en conferencias y reportajes que Auschwitz sucedió, por lo tanto, Auschwitz puede volver a ocurrir. Los supremacistas en Estados Unidos, los nazis que crean sus partidos en Europa aunque haya gobiernos que los persigan, los dictadores que proclaman a cada momento que Israel debe desaparecer del mapa, el asesino de David Fremd en Uruguay hace casi 5 años que mató porque las redes le enviaron mensajes de Alá según lo declaró, todos ellos y muchos más, quieren repetir Auschwitz. Por ello nos resulta esencial la memoria de cada 27 de enero, así como nos resulta elemental reclamar que un mensaje desde la ONU no sólo reitere condenas a los crímenes nazis, sino que se comprometa a honrar la dignidad y la esencia del texto de la resolución de 2005.

*Eduardo Kohn (Montevideo, 1949) es Doctor de Relaciones Internacionales y. Director de Latinoamérica en B´Nai B´rith.

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