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El cuaderno de un anciano judío y una donación millonaria derivaron en una causa judicial contra las autoridades de Cáritas

La Justicia investiga por qué la organización de la Iglesia Católica cobró USD 3 millones de un fideicomiso con un documento que llevaba una firma trucha

Un diario íntimo, una herencia millonaria y una firma falsificada. La Justicia intenta desentrañar el misterio de cómo fue que un anciano judío dejó más de USD 3 millones a Cáritas, la organización eclesiástica que asiste a miles de personas carenciadas. El dinero estaba en un fideicomiso, que fue vaciado por completo en 2015. Los familiares del fallecido fueron a la Justicia y están reclamando ahora la indagatoria de las autoridades de la organización eclesiástica por los delitos de falsificación de documento y estafa procesal, según revelaron a Infobae fuentes judiciales.

Fue después de la aparición de un cuaderno, una suerte de diario íntimo, del anciano, en donde hace referencia a esas donaciones. Por su parte, Cáritas presentó en la causa un escrito en donde sostiene que el dinero lo recibió de buena fe y por lo tanto no tiene nada que explicarse. Pero además ponen en duda que, en rigor, hayan existido algún delito.

El caso promete convertirse en un escándalo. Infobae tuvo acceso a una serie de documentos que permiten reconstruir la historia que empezó hace varios años y recién se conoce ahora.

Todo se remonta a la figura de José Frischman. Nunca se casó, nunca tuvo hijos, vivió toda su vida en el barrio de Palermo y se dedicó a la construcción. Fue así que logró hacer una fortuna. Salía poco, solo con algunos conocidos, pero en los últimos años le gustaba ir a la AMIA a hacer cursos y charlar con gente de su edad. Una vez por semana, hablaba por teléfono con sus sobrinas o iban a almorzar. Una de ellas declaró en la causa que sabía que su tío tenía una cuenta en el exterior, pero nunca supo detalles porque -dijo- no hablaban en esas reuniones de cuestiones financieras.

Frischman murió en 2011, a los 98 años. Sus familiares se tomaron su tiempo para ir a desarmar la casa en la que el anciano había vivido. Al no tener hijos, las sobrinas se convirtieron en las herederas directas del legado del anciano. Fue así que descubrieron que existía una cuenta en el banco Merrill Lynch de Nueva York.

Lo que se dispara a raíz de la existencia de esa cuenta es lo que intenta develar ahora la justicia penal: según los registros, el 25 de junio de 2002 Jorge Frischman, a sus 89 años, firmó un fideicomiso, por un monto de unos 3 millones de dólares, con Merrill Lynch Bank & Trust Company Limited como fiduciante, y Cáritas Argentina como única y exclusiva beneficiaria del 100% de los valores.

Nadie en la familia de Frischman sabía de su vínculo con Cáritas. Por eso encontrarse que el anciano judío había donado su fortuna a una entidad católica les llamó poderosamente la atención. El anciano iba todos los sábados a la sinagoga y participaba de actividades en AMIA. ¿Por qué habría hecho eso?, se preguntaban las sobrinas. Fue entonces cuando, a través de los abogados Miguel Bronfman y Jorge Kielmanovich, fueron a la Justicia en 2014 para esclarecer la situación. El caso hoy está en manos de la jueza Fabiana Palmaghini y el fiscal Pablo Recchini (hasta hace unos días intervenía la fiscal Estela Andrades)

En el marco de la causa, Cáritas fue notificada de que las herederas desconocían como válido el fideicomiso firmado nueve años antes de la muerte del tío. La Justicia pidió vía exhorto diplomático el documento original del fideicomiso al Banco en las Islas Caimán, con el fin de analizar la firma atribuida a Frischman.

El Cuerpo de Peritos Calígrafos de la Corte Suprema de Justicia de la Nación aportó entonces una de los indicios claves en el expediente: la firma no pertenecía a José Frischman, dijeron. Los querellantes aportaron otro dato más: el documento aparece datado como firmado en Montevideo, cuando -según constancias oficiales- Frischman no salió del país en esa fecha, ni en fechas cercanas.

Así, el caso quedó encuadrado como “falsificación de documento privado en concurso ideal con estafa procesal”. El Juzgado entonces le pidió al banco con sede en las Islas Caimán los antecedentes de la cuenta objeto del fideicomiso. Y allí los investigadores detectaron que Cáritas envió cartas solicitando la transferencia de los fondos e indicando la cuenta de destino en Alemania. A los familiares un detalle les llamó la atención: aunque fue requerido específicamente por el tribunal, el banco no mandó constancia de las transferencias ni hacia dónde derivó el dinero.

Lo que sí mandó fue un resumen de cuenta -al que accedió Infobae- donde consta que en febrero de 2015 la cuenta quedó literalmente vacía. Un mes antes, la cuenta tenía U$D 3.019.439.

Por eso, los familiares del anciano afirman que “existen constancias documentales” para sostener que desde Cáritas se emanaron instrucciones para concretar la transferencia a cuenta de la Conferencia Episcopal Argentina” en un banco de Alemania. Y objetan que ese dinero haya terminado en manos de la entidad eclesiástica.

El diario del anciano


Una de las pruebas sobre las que se sostiene la querella es precisamente un diario. Un diario en el que José Frischman escribía sus vivencias, sus pensamientos, sus preocupaciones. Un diario en donde se trasluce, además, los signos de la senilidad: idas y vueltas, interpretaciones místicas, cuestionamientos propios. Un diario íntimo que no estaba para ser leído pero hoy aparece como un engranaje clave a la hora de intentar determinar los misterios de esta historia. La propia lectura del documento plantea que Frischman no estaba en plena capacidad psíquica y mental.

El diario se encontró con la causa ya iniciada. Después de un tiempo de su muerte, cuando las sobrinas fueron a la casa a vaciar el departamento y disponer el destino de sus últimos bienes, vieron una bolsa en donde había muchos papeles y un cuaderno manuscrito. La guardaron y no le dieron importancia hasta que con la causa ya abierta, por consejo de sus abogados, comenzaron a revisar qué podía haber de utilidad para el caso.

“Evidentemente cuando lo guardamos, entre una gran cantidad de papeles aparentemente sin valor alguno, no nos dimos cuenta de la dimensión y la importancia que este cuaderno puntual en realidad tiene, mucho más ahora a la luz de lo que ocurrió con la fortuna que nuestro tío legítimamente construyera en vida. No sabemos si hubo otros cuadernos, y en todo caso qué ocurrió con ellos. Este que venimos a aportar fue el que encontramos, y su contenido, como se verá a continuación, es más que revelador y esclarecedor en un montón de aspectos vinculados con la pesquisa aquí en curso”, dijeron las querellantes en la causa.

En medio de referencias familiares, Frischman menciona en el diario por primera vez a Carlos Accaputo -hoy titular de la Pastoral Social de la ciudad de Buenos Aires y muy cercano al Papa Francisco- como la persona con la que tuvo contactos en Cáritas. De acuerdo al diario, el anciano asegura haber donado dinero a una obra de Parque Patricios, pero se queja internamente. “Debo terminar las relaciones con Carlos Accaputo y temas vinculados al dinero, pues es el dinero que daría, el único vínculo que los une a mí…”, escribió en medio de tribulaciones por su condición de su judío y los escándalos sexuales de la Iglesia Católica.

Con todos estos ingredientes, la querella activó ahora un pedido de indagatoria para Accaputo y del Director Nacional de Cáritas Luciano Ojea Quintana.

La versión de Cáritas

Consultados por Infobae, desde Cáritas se mostraron sorprendidos por la magnitud que tomó este caso llevado a la Justicia. Aseguran haberse presentado hace cinco años en la fiscalía, aún sin haber sido llamados, para dar su versión de los hechos. Allí sostienen que “Cáritas solo es un tercero de buena fe, beneficiario de fondos”. Y por eso se cuestionan por qué los querellantes no avanzan, en todo caso, sobre Merrill Lynch, una compañía estadounidense que es la que conoce los detalles sobre cómo se hizo el fideicomiso.

Los voceros consultados aseguraron que Cáritas “recibe muchas donaciones y legados de gente que no conoce”. Y también subrayaron que muchos no son católicos, por lo cual no entienden las dudas que genera que una persona de origen judío pueda haber elegido a esa institución para una obra de caridad.

Otro punto que resaltaron es que la entidad “siempre chequea y confirma el origen de los fondos” que se recibe y si hay dudas no los acepta porque, sostienen, “la verdad no se negocia”. “No hay en esta causa nada que permita sospechar de la participación de algún delito. Además, porque no existe ningún delito”, afirmaron. “Cáritas tiene la firma convicción de que el señor Frischman decidió genuinamente que Cáritas fuera el beneficiario de los fondos”, se añadió. “Esto es un tema que empezó hace 18 años y los detalles de cómo se constituyó el fideicomiso los puede brindar Merril Lynch porque Cáritas no participó”, insistieron.

Pero si la causa avanza con el pedido de indagatoria que plantean los querellantes, es probable que Cáritas busque impugnar la pericia en donde se aseguró que la firma del anciano era falsa porque -según sostienen- Merrill Lynch aseguró por escrito varias veces a Cáritas que la firma es verdadera. Ahora, serán la jueza Palmaghini y el fiscal Recchini los que tendrán que definir el rumbo de esta investigación.

Por Patricia Blanco para Infobae.

Reproducción autorizada citando la fuente con el siguiente enlace Radio Jai

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