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El gran riesgo de no reconocer la victoria de Biden

Por Ezequiel Naidich*

Ya han pasado dos semanas de las elecciones presidenciales en los Estados Unidos y aún no tenemos un presidente confirmado. Si bien está bastante claro que el ganador ha sido el exvicepresidente y candidato demócrata Joe Biden, la Administración de Servicios Generales aún no ha aceptado su victoria. La directora del organismo encargado de reconocer al presidente electo es considerada leal a Donald Trump. Mientras tanto, el presidente a puesto a su equipo de abogados a combatir una guerra jurídica denunciando fraude en los lugares donde perdió por menor margen.

Es poco probable que Trump logre ganar en la arena judicial y ser reelecto, y de a poco los políticos republicanos reconocen a Biden como futuro presidente, pero esta dificultosa transición es un grave problema para los Estados Unidos. Y no es solo un riesgo para la democracia, como uno a veces lee en diarios o redes sociales, sino también para la seguridad nacional.

Es una tradición no reglamentada por ninguna ley que el presidente electo reciba el President’s Daily Brief (PDB) o resumen diario de la CIA tras la autorización del presidente en oficio. Este documento contiene información altamente clasificada, como fuentes y operaciones encubiertas, y es de gran importancia para entender las amenazas a la seguridad de todos los días. En esta ocasión, Joe Biden aún no los ha recibido.

Incluso en los comicios del año 2000, la más polémica en la historia estadounidense, donde Bush hijo ganó la presidencia por solo 537 votos y se reconoció su victoria 40 días después, el presidente Clinton decidió compartirle este documento para facilitar la transición, dado que su oponente, Al Gore, ya lo recibía por ser vicepresidente en oficio.

Además, hasta que la Administración de Servicios Generales no declare a Joe Biden como presidente electo, las agencias gubernamentales no pueden compartir información clasificada con el equipo del candidato demócrata.

O, por lo menos, no de manera legal. Muchos de los funcionarios han trabajado hace 4 años con la administración de Obama y podrían llegar a facilitar la información al equipo de Biden, pero la transición será claramente dificultosa. Biden tampoco recibe los 10 millones de dólares dedicados a las tareas de transición, ni la Secretaría de Estado le facilita el contacto con líderes extranjeros.

¿Cuál es el problema? El período de transición sirve para que el presidente electo y todos los funcionarios políticos que lo acompañen, como los ministros y directores de agencias estatales, puedan prepararse y asumir sus funciones eficientemente. Para ello, deben estar al tanto de lo que sucede en el área donde van a trabajar. El nuevo presidente y sus asesores, en particular, deben conocer con todo detalle lo que sucede en el mundo. Por ejemplo, el presidente debería conocer cuales han sido los últimos seguimientos a los más de 70 grupos terroristas que consideran a Estados Unidos un enemigo. Si desconociera esta información, el nuevo gobierno podría ser tomado por sorpresa al asumir.

Para ilustrar el peligro, el reporte del congreso sobre el atentado contra las torres gemelas menciona que la demora de 36 días en comenzar la transición dificultó que Bush pudiese reclutar personal y conseguir su aprobación en el senado, lo cual tuvo un efecto negativo en resolver la amenaza terrorista.

Durante la transición, los funcionarios en oficio le explican a los ingresantes las medidas que se estuvieron tomando, decisiones que pueden estar incluso fuera del radar del presidente y los medios de comunicación. Y en cuanto a las decisiones dañinas que tomó Trump, su equipo es quien mejor sabe como resolverlas o reducir el daño.

Esto no significa que sea desesperante la situación. La vicepresidenta electa Kamala Harris tiene acceso a información clasificada de seguridad por ser miembro de la Comisión de Inteligencia del Senado. A su vez, gran parte del equipo de Biden ya ha formado parte de un gobierno y tiene gran experiencia en política exterior y seguridad. El presidente electo mismo ha desestimado el daño que puede causar esta transición dificultosa, argumentando que han comenzado a preparar a su equipo de todas formas.

No obstante, Bush hijo también tenía un equipo altamente capacitado y experimentado en la administración, y, aun así, la demorada transición tuvo su gran costo. Cuanto más se tarde en comenzar formalmente la transición, cuanto más se acerque el 20 de enero, el día de la inauguración del nuevo gobierno, más vulnerable estará los Estados Unidos. Al fin y al cabo, los enemigos de Occidente no esperarán a que se acomode el nuevo equipo.

*Ezequiel Naidich es estudiante de Relaciones Internacionales en la Universidad Torcuato di Tella.

SP/RJ
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