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Analizando la visión geopolítica de Turquía, entre crisis y conflictos activos y por venir

Días atrás analicé la crisis entre Grecia y Turquía en relación a la explotación de hidrocarburos en aguas del Mediterráneo Oriental, y que involucra a terceros países, abriendo las posibilidades de un enfrentamiento armado directo, aunque limitado, greco turco, y con anterioridad al analizar el conflicto en Libia, donde Ankara apoya al sector reconocido internacionalmente, el GAN o Gobierno de Acuerdo Nacional y con quién a firmado un Acuerdo para la exploración y explotación de RR.NN., señalé que se enfrentaba con Egipto, E.A.U. y al Reino Saudita, que apoyan a la contraparte el LNA o Ejército Nacional Libio liderado por el Gral. Khalifa Haftar, y que estos escenarios reflejaban la visión geopolítica turca actual o Neo Otomanismo.

Pero además de enviar tropas turcas a los teatros de operaciones bélicas en Siria y en Libia, el presidente Recep Tayyip Erdogan, esta implementando una visión estratégica muy parecida a la iraní, en cuanto a tercerizar las actividades militares, es decir, valerse de grupos y organizaciones islamistas para lograr su objetivo, posicionar a Turquía como líder del mundo musulmán sunnita.

En lo que se refiere al Mundo Árabe, en la actualidad podemos señalar tres conflictos armados, el primero en Siria, el segundo en Yemen y el tercero en Libia, y en los tres Turquía esta presente, en algunos explícitamente y en otro en forma indirecta.

Por ejemplo en el Yemen, existen campos de entrenamientos establecidos por Turquía y financiados por Qatar, para combatientes de Al Islah o Hermandad Musulmana, el más numeroso que aloja a más de 400 elementos de esa organización islamista radical sunnita esta en la ciudad yemení de Taiz, ahora bien, el objetivo de esta fuerza no es precisamente luchar contra los Hutíes, que recordemos son los cipayos de Teherán en el Yemen, pues por un lado, la Hermandad Musulmana integra la Coalición Árabe, sino que el objetivo está en ocupar territorios que están bajo el control del Consejo de Transición del Sur, una grupo islamista sunnita respaldado por E.A.U., y a su vez, elementos de Al Islah, son importados por Turquía al teatro de operaciones de Libia para reforzar a las fuerzas del mencionado GAN, como también turcas y de otros grupos islamistas, como ser ISIS o Daesh o E.I.

Y ya que he nombrado al ISIS, veamos las relaciones entre esta organización terrorista y el gobierno de Erdogan, que se remontan cuando el E.I. controlaba una vasta región que incluía al oriente sirio y el occidente iraquí, y el petróleo extraído de los pozos existentes en aquellos sectores era comercializado a través de Turquía, con el cual se beneficiaban mutuamente, sin olvidar la porosidad de la frontera turco siria para el flujo de elementos yihadistas que iban a engrosar las filas del DAESH, pero en la actualidad, Turquía importa combatientes de ISIS al teatro de operaciones en Libia, que es la razón del resurgimiento del mismo en ese país.

También, durante muchos años Erdogan ha cultivado las relaciones en África a través de ayuda humanitaria, participación política y campañas ideológicas, y esas inversiones hoy son devueltas con el flujo de yihadistas somalíes, tunecinos y sudaneses que engrosan las fuerzas que respalda Turquía en el conflicto libio

De esta manera, Erdogan, a diferencia de cómo implementa esta tercerización la teocracia iraní, que busca crear milicias permanentes u organizaciones de poder, caso Hezbollah, que resultan más costoso su mantenimiento e indeseadas repercusiones o condenas de la comunidad internacional, el presidente turco lo que busca es lo siguiente:

– Lograr legitimidad de liderazgo islamista en función de la visión neo otomana, tanto como mensaje interno a sus bases como en el plano internacional posicionando a Turquía como un jugador clave en el Mediterráneo y Oriente Medio
– Conformar una red de combatientes islamistas radicales, integrada y globalizada, que permita a terroristas de distintos orígenes establecer contactos y puedan ser elementos intercambiables para ayudar las actividades de otros combatientes en cualquier lugar del mundo con facilidad
– Esta integración de combatientes también es un claro mensaje de Erdogan, de que al poder importar elementos a cualquier escenario, y operar tercerizadamente, con cierta impunidad, es también una manera de extender la presencia o la influencia turca, que es el objetivo principal de la visión Neo Otomana, una concepción Supranacional que se relaciona con la visión del Gran Califato que abreva el ISIS.

Pero Erdogan, en su objetivo de colocar a Turquía como líder del mundo árabe musulmán también desafía el liderazgo religioso que tiene Arabia Saudita como protector de los sagrados lugares del Islam, La Meca y Medina.

Recordemos que recientemente se han dado fuertes encontronazos entre miembros de la Liga Árabe, por un lado Qatar y por el otro Arabia Saudita, Egipto, E.A.U. y Bahrein, y que Turquía junto a Irán tomaron parte por el Emir de Qatar, a punto tal, que la actualidad en esta pequeña monarquía hay base de las FF.AA. turcas, algo que impide todo margen de maniobra de los saudíes sobre el estado qatarí, sin olvidar la seria crisis diplomática entre Ankara y Riad, en relación al secuestro y asesinato del periodista saudita Jamal Khashoggi, evento que tuvo lugar en la propia Turquía.

Por su parte, la razón principal de Erdogan para convertir Santa Sofía en una mezquita, fue alimentar el islamismo con fines populistas y un mensaje a Arabia Saudita de que Turquía le quiere arrebatar la hegemonía sobre el mundo musulmán sunnita.

Esta geopolítica esgrimida por Erdogan podría ser calificada tanto como pragmática pero también como contradictoria, veamos porque:

– Turquía compite por tener el liderazgo de la comunidad musulmana sunnita, pero está aliada con la fuente del chiísmo, la República Islámica de Irán
– Dentro de ese mundo musulmán que aspira liderar, lleva a cabo una encarnizada persecución y matanza del pueblo Kurdo, que es musulmán también
– Extorsiona a la U.E. con renunciar al Acuerdo sobre la Inmigración y abrir las puertas a la misma para que literalmente invadan el territorio europeo y a la vez busca ingresar en aquella, sin olvidar que es miembro de la OTAN
– Acusa a Israel de la ocupación de Cisjordania y apoya la causa palestina, y por un lado Turquía esta ocupando ilegítimamente el norte de Siria, la mitad de Chipre y envía tropas a Libia, y por otro mantiene relaciones diplomáticas y comerciales con Israel
– Recibe a los miembros de la Hermandad Musulmana escapados o perseguidos por Egipto, y sin embargo en Turquía no se persigue al colectivo LGTB y está legalizada las operaciones de reasignación de sexo
– Erdogan se presenta como defensor de la libertad y la democracia, y sin embargo ha llevado y sigue llevando a cabo purgas en las FF.AA., en el Poder Judicial, como así también la proscripción de partidos políticos, en particular de raíz kurda y persigue a todo periodista contrario al régimen.

Finalizando mi columna, lo concreto es, que Recep Tayyip Erdogan siempre se ha considerado como líder de la Umma, término que involucra a la comunidad musulmana en general, no sólo del mundo árabe, y busca reconquistar la otrora gloria del Imperio Otomano, que es en definitiva el objetivo del Neo Otomanismo, sin embargo, sus ultimas acciones en particular en el sector del Mediterráneo Oriental, abren la posibilidad y probabilidad de un conflicto armado dentro de la propia OTAN, un tema que abordaré en la próxima columna.

Por el profesor Luis Fuensalida.

Reproducción autorizada por Radio Jai citando la fuente.

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