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¿Cuál es el sentido de pedir perdón?

Se acerca Iom Kipur, el Día del Perdón, pero probablemente no todas las personas sepan el sentido que tiene en nuestra vida judía este proceso, que se inició antes de Rosh Hashaná. Sobre esto dialogamos con el Rabino Eduardo Cohen, de Sucath David.

Dijo el rabino: “Como te imaginarás, será en un escenario diferente pero, como siempre decimos, el escenario no debe cambiar la esencia, por más que en la mayoría de los casos estemos en casa y que muy pocas personas puedan acceder a los templos y a los lugares públicos.

“La palabra Kipur viene de Kapará -comenta el rabino-, que quiere decir ‘expiación’an, o sea que D´s pone un día en el año para que nuestros errores sean limpiados, emblanquecidos; y empezamos como si fuese una vida nueva. Esto nace hace 3300 años, cuando Moisés, el profeta por antonomasia del pueblo judío, baja del Monte Sinaí con las Tablas, con los 10 mandamientos y los tiene que romper al ver que el pueblo se había entregado a la idolatría adorando un becerro de oro. Sube a buscar las segundas Tablas y baja, como con un regalo divino, 80 días después, el 10 de Tishrei, que es el día Iom Kipur. Es la prueba contundente del perdón, o sea que D´s acaba de perdonar por la idolatría, por haber caído en esa situación tan baja”.

“La pregunta es qué debe pasar por nuestras cabecitas en un día tan importante, y creo que ese es el mensaje que tenemos que dejar”, explica Cohen. “Hay dos conceptos relacionados con esto. Uno es que cuando la gente habla de Kipur lo primero que piensa es en el ayuno, es un día de privaciones de comer, beber y de placeres materiales de todo tipo. Seguramente esto es importante, pero no lo fundamental. El ayuno es como un catalizador, es un medio para lograr la introspección, porque es muy difícil hacer un balance espiritual entregado al mundo material, abstraerse del día a día para enfocarse en el yo interior espiritual, ver quién soy, que estoy haciendo de mi vida, de mi familia, adonde voy”.

Para eso es importante abstraerse 24 horas del mundo material para poder pensar con un poco más de claridad. ¿En qué debemos pensar? pregunta el rabino. Hay dos conceptos hermosos que giran en torno a este tema. Uno es la teshuvá, que es ese balance personal del que estamos hablando, aquello que podemos hacer para conectarnos con mundo judío, con nuestra esencia milenaria, cada uno en su mundo, en su posibilidad, sin locuras, sin grandes saltos al vacío, sino con cosas pequeñas a las que puedo acceder. El segundo punto es el perdón. En estos días debemos preguntarnos  a qué personas hicimos sentir mal, con palabras o con acciones, aunque sea en forma involuntaria; y a quiénes ofendimos. Tenemos que tener la altura y la nobleza de acercarnos y disculparnos. De acuerdo al Talmud, no hay persona más noble y más elevada que la que se disculpa. D´s dice “No existe que estén en paz conMigo, si no están primero en paz entre ustedes”. O sea que el ayuno, el crecimiento espiritual individual, queda trunco todo el tiempo en que yo no me disculpe primero con las personas a las cuales ofendí. Esto busca básicamente crear shalom, paz, entre las personas. Pero el perdón es algo más profundo de lo que nosotros entendemos y a este punto quería llegar. Esto quiere decir que D´s va a actuar conmigo como yo actué con mis semejantes; o sea que si en el momento del juicio no me quieren perdonar, porque todos somos seres humanos que nos equivocamos. Yo tengo un argumento para defenderme: Que yo perdoné a mis semejantes, y así como fui indulgente con mi compañero, ahora exijo que lo sean conmigo.

¿Qué está oculto tras el perdón? Se dice que no hay día más feliz para el pueblo de Israel que el de Kipur, que está ligado con la alegría. Uno puede pensar que es mejor no equivocarse que hacerlo y lo perdonen, pero el perdón es una alegría máxima. Cuando decidimos perdonar a alguien no estamos diciendo “yo me olvido, no pasó nada”; cuando perdono a alguien le estoy dando un crédito, yo apuesto a que vos no vas a volver a hacer esto, creo en vos. La mejor manera de ayudar a nuestros semejantes es hacerles sentir apuestas, porque le hago sentir que creo en él, que es capaz de no reincidir en ese error, de no ofenderme. Si le digo solamente que me olvidé, que no pasó nada y somos amigos, eso es una limosna, no un perdón. Hay extremos como en el caso de la Shoá,  que son cosas que no son perdonables, e incluso la ley normativa judía dice que una persona que fue difamada en público tiene derecho a no perdonar; aclaró el Rabino Cohen. Dicen nuestros sabio que no hay nada más hermoso que mantener al paz, el shalom.

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