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La enorme diferencia entre el día internacional de conmemoración de las víctimas del Holocausto y Yom Hashoá

Radio Jai -Atipicamente este Shabat estaremos en alerta y conectados, nuestros hermanos están en el frente

Comencemos por aclarar la enorme y fundamental diferencia entre los términos Holocausto y Shoá.

La sola clarificación de estas palabras será casi suficiente para comprender el trasfondo conceptual e ideológico de ambas recordaciones. Las palabras nunca son ingenuas.

Holocausto de acuerdo al diccionario de la real academia española es:

  1. entre los judíos, sacrificio religioso que consistía en la cremación total de un animal. 2. Sacrificio que hace una persona en beneficio de otras: se ofreció en holocausto para que los demás pudieran escapar. 3. Gran Matanza de seres humanos.

Holocausto nos remite a los sacrificios de animales que se realizaban en el Gran templo Jerusalem para expiar los pecados o como ofrendas a D.s.

Vale decir que el termino fue acuñado luego de la segunda Guerra mundial por “las naciones”, para describir el exterminio sistemático de judíos y otros, por la maquinaria Nazi. De manera categórica manifiesto que mis antepasados no tenían ningún pecado a expiar, que su único “pecado ” del cual me siento orgulloso es el de haber fortuitamente nacido judíos. Un pueblo que le ha legado los mejores valores a la civilización occidental y ni hablar al “viejo continente”.

Shoá significa devastación. Claro, contundente y donde el silencio resuena desde la inmensidad de lo inenarrable.

Tuvieron que pasar 55 años de los crimines del “Holocausto”, si 55 años, para que en un enero del año 2000 a iniciativa del rey Gustav de Suecia 47 líderes del mundo se reunieran en Estocolmo para reflexionar sobre la Shoá y se plasmara la alianza para la conmemoración del holocausto. Tuve la posibilidad de cubrir para Radio Jai ese acontecimiento y debo reconocer que cuando viajé no sabía que era la primera oportunidad donde el genocidio más aberrante de la historia era puesto en un foro internacional con presencia de mandatarios de los principales países. Mi ingenuidad de joven pensaba que se trataba de la continuidad de muchos eventos y foros. Pues no, a “las naciones” les llevó 55 años encontrarse a escuchar las verdades de Elie Wiesel, Yehuda Bauer y otros que ahí se expresaron.

Pero no alcanzó, recién el 1 de noviembre del 2005, las Naciones Unidas establecieron que el 27 de enero de cada año será el día de la conmemoración anual de las víctimas del Holocausto, coincidente con la “liberación” por las tropas soviéticas del campo de concentración y exterminio nazi de Auschwitz-Birkenau en 1945 al finalizar la guerra. Como expresaron los sobrevivientes, “que liberación”, se encontraron con lo que quedaba de la matanza. Liberación hubiera sido si bombardeaban mucho antes las líneas de tren que conducían a nuestros hermanos a una segura muerte. Liberación hubiera sido si los gobiernos de la época hubieran clamado o protegido a sus judíos, como hicieron algunos justos entre las naciones.

El 27 de Nissan, se rememora Yom Hashoá, es el día que determinó la Knesset, el parlamento de Israel, para recordar la barbarie y el heroísmo. El día recuerda el levantamiento del gueto de Varsovia, el ejemplo de un puñado de jóvenes que se alzaron contra la bestia Nazi, sabiendo que luchaban para morir con dignidad. Su combate absolutamente desigual hasta la muerte, duró mucho más que la resistencia de algunos de los países conquistados por el tercer Reich.

Me parece que con lo descripto no hace falta ahondar más en las diferencias entre ambos días. Uno la visión “bien intencionada” de las Naciones que nada hicieron por los judíos, los gitanos, los homosexuales, los minusválidos durante la guerra y otra, la de un pueblo que lucho por su dignidad en las peores circunstancias. La mejor bofetada a los verdugos de nuestro pueblo es que nosotros estamos aquí, los asesinos muertos y en las peores páginas de la historia humana. Que el pueblo judío se levantó de las cámaras de gas y los hornos crematorios para recrear su vida, su esplendor, e incluso su formidable Estado. La mejor respuesta a la Shoá, seguir siendo luz para las naciones y aportando lo más excelso, incluso para los ciegos que siguen pensando que los judíos fuimos un “holocausto” de su asesina pulsión, maldad y barbarie.

 

Miguel Steuermann

Director General

 

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