Radio JAI

La Radio Judía de Latinoamérica

DONAR

Entre el Poder y la Fe

La muerte de un Papa es un acontecimiento histórico, con connotaciones religiosas, pero también políticas y geopolíticas, las primeras, no sólo en el seno de la grey católica en tiempos de confraternidad inter-confesional, y en cuanto a las otras dos, tanto en lo que hace a la Iglesia Católica como Institución, como al Pontificado y al Vaticano, en cuanto a sujeto de Derecho Internacional y actor estatal.

Antes de desarrollar la columna, que no abordará una figura pontificia en particular, pero si, a la institución papal, a explicar el proceso sucesorio y las corrientes dentro de la Iglesia, y por supuesto, el análisis desde las Ciencias Políticas y las Relaciones Internacionales, dejo en claro mi visión crítica respecto a las expresiones y posiciones asumidas por el fallecido pontífice, como así también, que mi actitud reflexiva ante las religiones, está cercana al pensamiento filosófico de Baruch Spinoza, pero respetando la profesión de fe de los demás, en especial de cada uno de los oyentes.

En principio, el vocablo “Papa”, proviene del latín tardío, el que a su vez tiene su origen en el griego “Pápas”, que significa, sacerdote u obispo, de ahí que quién ejerce el papado, se lo conoce y reconoce como el “Obispo de Roma”, y en cuanto a ¿porqué Roma?, se debe a que se considera al primer pontífice Pedro, discípulo de Jesús, quién llegó a la actual capital italiana en el año 42 d.e.c., y tras su muerte, se dio la primera sucesión papal entre los años 64 y 67, y recayó en el obispo Lino, y luego, con el tercer obispo de Roma, Clemente, se considera que queda documentada la autoridad de Roma, en la epístola a los fieles de Corinto del año 98 d.e.c., donde Clemente inicia dicha carta con la leyenda: “ la Iglesia de Dios que reside en Roma”, por supuesto que esto rige para la Iglesia Católica, no así para otras ramas del Cristianismo.

Pasados 21 siglos, ahora tras la reciente muerte del Papa Francisco, comienza el proceso de elegir a su sucesor, que ha desatado un pugna entre “reformistas” y “conservadores”, que se dirimirá en el Conclave, del latín “cum clavis”, que significa “con llave”, pues se lleva a cabo a puertas cerradas, y el que se convoca a los 15 días del fallecimiento del Papa o renuncia, como en el caso Benedicto XVI, pero en el período anterior al conclave, los Cardenales se reúnen en las llamadas, “Congregaciones Generales”, en donde se aborda el estado de la Iglesia. Pasada esa quincena, se reúnen en la Capilla Sixtina, sin contacto alguno con el exterior, a punto tal, que desde 1996, durante el papado de Juan Pablo II, se los registra a uno por uno, antes de ingresar al recinto donde elegirán al nuevo pontífice.

Este riguroso secretismo del conclave, es una tradición que viene del año 1274, impuesta por Gregorio X, para evitar que se demore en demasía la elección, tal como ocurrió con él, ya que tardaron 3 años, y desde entonces, la duración del conclave ha variado desde el más breve, 2 horas, en el 1503 cuando se eligió a Julio II, mientras que en el 1292, duró 27 meses.

Ahora bien, en la 1ra. jornada del conclave, sólo se lleva a cabo una sola votación, en la 2da. se pasa a 4 votaciones, dos matutinas y dos vespertinas, y si a la 13ra. jornada no se han obtenido los 2/3 de los votos para elegir al nuevo Papa, se celebra una “Jornada de Reflexión”, a la que concurren los más reconocidos teólogos, que reflexionan con los cardenales, y si para la 15ta. jornada no se ha llegado a un resultado, entonces los miembros del conclave decidirán por mayoría simple, quién será el nuevo pontífice. En cuanto al voto, se realiza escribiendo el nombre del candidato en un papel, que se pliega y se coloca en una urna, si no se dan los 2/3, se comunica a través de una chimenea con humo negro, y cuando se llega, sea por los 2/3 o en el día 15, por mayoría simple, se hace público con la tradicional fumata blanca.

Aclarados los antecedentes históricos y el procedimiento del Conclave, pasaré a analizar la figura del Papa, la institución Papal y al Vaticano, como actor internacional, pues cuando fallece o renuncia un Papa, la maquinaria eclesiástica se pone en movimiento para el proceso de sucesión y los líderes mundiales envían sus condolencias, incluso concurren a las exequias, y comenzaré por definir al Sumo Pontífice, como un Jefe de Estado, lo más cercano en comparación con los otrora monarcas absolutos, y que durante el ejercicio pontificio impondrá a través de disposiciones, decretos papales o encíclicas, su voluntad y visión, tanto en los asuntos teológicos como los terrenales, es así, como encontramos en tiempos recientes, pontífices que han llevado a cabo profundas reformas doctrinales, como el caso de Juan XXIII, con el Concilio Vaticano II, o adoptado medidas o posturas en cuestiones más terrenales, como Juan Pablo II, que es innegable su rol en el proceso de desintegración del bloque comunista, o Francisco, con su visión “progresista”.

Lo concreto es, que cuando fallece un Papa se dan una serie de rituales meticulosamente programados: el anillo del Pescador se destruye, el cuerpo es embalsamado, su exhibición para ser despedido por los fieles, los 9 días de luto oficial y por supuesto el Cónclave con su hermetismo, y todo para reforzar la autoridad del Papado y la Iglesia, pero en realidad no es una transferencia de “poder divino”, sino uno serie de actos para mantener o ratificar un “poder terrenal”, lo que Spinoza llamó el “Conatus”, ese esfuerzo, empeño, impulso o tendencia por continuar existiendo y mejorando, aplicable tanto a los seres humanos como a las instituciones, y en el caso de la Iglesia Católica, como institución que busca mantener su influencia y adaptarse, para superar o afrontar los cambios históricos, y también para que la Institución trascienda por sobre cualquier individuo.

En la actualidad, dentro de la Iglesia Católica hay dos claras corrientes enfrentadas, por un lado, el ala conservadora y por otra, el ala reformista o progresista, pero es bueno recordar que los cardenales son elegidos por el Papa, y por lo tanto, es lógico inferir la influencia del pontífice fallecido en quienes elegirán a su sucesor, más allá que el cargo cardenalicio es vitalicio, y en cuanto al actual Cónclave, está conformado por 137 cardenales, de los cuales 110 fueron nombrados por el Papa Francisco, es decir, aproximadamente el 80% de éstos, tienen o tendrían una visión a fin con las ideas del citado pontífice.

Sin embargo, no siempre se da ese resultado, recordemos que en el anterior Cónclave, con un Papa no muerto, sino renunciado, Benedicto XVI, representante del ala conservadora, sumado a que en aquella elección, de los 115 cardenales, 67 habían sido nombrados por el propio Benedicto XVI y 48 por el Papa Juan Pablo II, es decir, prácticamente por no decir todos, eran del ala conservadora, y no obstante, en ese escenario fue elegido Jorge Bergoglio, un representante del ala reformista, y la explicación posible es, que por influencia de Benedicto XVI, los cardenales eligieron a quién sería el Papa Francisco, tras 5 votaciones, en síntesis, se puede inferir que fue una decisión del ala conservadora elegir a un “modernizador”. Pero el papado de Francisco, no se caracterizó precisamente por tender puentes con el ala conservadora, sino que desplegó una política contraria, por el caso, rechazó el pedido de la Orden de los Templarios, que se halla suspendida desde el 1312, de ser rehabilitada y compensada, lo mismo cuando destituyó al Gran Maestre de la Soberana Orden de Malta, por sus discrepancias ideológicas, pero quizás fue más relevante, el cambio doctrinal en relación al sacramento del matrimonio y su indisolubilidad, al permitir comulgar a católicos divorciados, y esto provocó la reacción del ala conservadora.

Y esas medidas, esa visión de la Iglesia y del mundo, es la que identifica al ala reformista, más a fin con la corriente “Progre” a nivel global, como apoyar la Agenda 2030, la inclusión de grupos, movimientos o colectivos, como son los defensores del cambio climático, los LGTB+ y contestatarios sociales.

Un detalle a tomar en cuenta respecto al próximo Cónclave, es que está ampliado en relación al anterior, en particular en lo que hace a los representantes de África, de 11 a 18 y de Asia, de 10 a 23, y si se señaló que el 80% de los cardenales habían sido nombrados por el extinto pontífice, el 20% restante, sin duda representa el ala conservadora, que está liderada por el cardenal estadounidense, Raymond Burke, muy allegado al presidente Donald Trump, y no es de extrañar entonces, que hoy los EE.UU. sea el bastión conservador de la Iglesia Católica, y pienso que no está en sus planes, ni en el de la mayoría de este sector, que sea elegido un nuevo Papa progresista.

Ahora bien, dentro de las especulaciones sobre que Cardenal será elegido como sucesor de Francisco, señalaré los que creo tienen más posibilidades de serlo, dentro del sector conservador, más allá de haber sido nombrados por el citado pontífice, tenemos al obispo de Budapest, Peter Erdo, un gran teólogo, respetado por líderes políticos y religiosos de Europa del Este y cuenta con el apoyo de sus iguales de África, por su afinidad con el cardenal nigeriano Peter Turkson, un conservador moderado, detrás del cual se alinean todos los cardenales africanos, y cruzando la calle, en la vereda reformista o progresista, tenemos a dos figuras mediáticas, el cardenal Matteo Zuppi, presidente de la Conferencia Episcopal de Italia, muy hábil político y al filipino, el arzobispo emérito de Manila, Luis Antonio Tagle, defensor de colectivos contestatarios como el LGTB+, y ambos identificados totalmente con el ideario de Francisco, y por último, dos cardenales que se sitúan en el centro, por un lado el actual Secretario de Estado del Vaticano, el cardenal italiano Pietro Parolín, a quien apodaron “el Papa Adjunto”, un gran diplomático, defensor de los DD.HH., con un perfil más sobrio y no tan reaccionario, que no es mal visto ni por conservadores ni por reformistas, y el otro cardenal, menos conocido mediáticamente, es el también italiano, el franciscano Pierbattista Pizaballa, Patriarca de Jerusalén, el que cumplió sus 60 años, el pasado 21 de abril, el día que falleció el Papa Francisco, es el candidato más joven y es un claro defensor de la doctrina de la Iglesia, con una gran actividad pastoral y el que mejor conoce el conflictivo escenario del Medio Oriente, siendo muy respetado por líderes políticos y clérigos musulmanes, incluso fue muy valorada su actitud, cuando se ofreció para ser intercambiado por niñas y niños secuestrados por la organización terrorista palestina Hamas, tras el ataque del 7 de Octubre, y es el que tiene menor posibilidad de ser manipulado mediáticamente por lo políticamente correcto, mientras que en los casos de Parolín y Turkson, son de medio a baja posibilidad, pero si es alta en cuanto a Tuzzi y Tagle.

Ahora veamos el abordaje desde la Ciencias Políticas y las Relaciones Internacionales, en principio un Estado como tal, debe reunir tres requisitos esenciales, a) Territorio, b) Población y c) Gobierno, pues bien, recordemos que ya para la Edad Moderna, los llamados Estados Pontificios se extendían en casi toda la franja central de Italia, con una población de más de 3 de millones de habitantes y tenía su propio ejército regular, con el correr del tiempo ese territorio se fue reduciendo hasta el actual, que cuenta con una superficie de 44 hectáreas y con un cuerpo armado de 135 efectivos, la conocida Guardia Suiza, en cuanto a su población hoy día es de 800 habitantes, y pasando a su gobierno, como se señaló previamente, tiene una cabeza, el Sumo Pontífice, con facultades muy similares a las que otrora tenían los monarcas absolutos, y el Vaticano fue reconocido como Estado Soberano, en el marco del Derecho Internacional, en los Acuerdos de Letrán de 1929, todo lo cual nos indica que el Vaticano es un actor estatal dentro de la Comunidad Global de Naciones, aunque no forma parte de la ONU. En cuanto a su actividad en el ámbito de las Relaciones Internacionales, ya desde la Edad Moderna, los Papas fueron mediadores en crisis y conflictos entre monarcas y Estados, recordemos las Bulas Papales en el conflicto Hispano-Portugués tras el descubrimiento de América, pero sin remontarnos tanto, tenemos los ejemplos de los dos últimos pontífices, Juan Pablo II y el importante rol que tuvo en el colapso del bloque comunista, o cuando medió en la crisis del Canal de Beagle entre Argentina y Chile, y en el caso de Francisco, en la mediación entre los EE.UU. y Cuba, acercando al presidente Barak Obama y a Fidel Castro, pero además, debemos tener en cuenta que el Vaticano tiene 184 representaciones diplomáticas, que superan a las 168 de los EE.UU., y en los únicos países que no tienen representantes son, Corea del Norte, Laos, Vietnam, China, Arabia Saudita y Afganistán, y esas legaciones la conforman una pléyade de obispos, arzobispos y cardenales, que iguala o supera, en sus funciones a poderosas agencias de Inteligencia, como la CIA o el Mossad, todo lo cual lleva a concluir, que el Vaticano es la cuna de la Diplomacia Moderna, y constituye un actor estatal con un importante peso geopolítico.

Finalizando la columna de hoy, en principio espero no haber ofendido la profesión de Fe de nadie, respetando el derecho que cada uno tiene de vivir sus creencias, en particular a quienes conforman la grey católica, y haber realizado un análisis crítico, racional y menos subjetivo posible, y mis disculpas si soy “políticamente incorrecto”, y no sumarme a una pléyade de hipócritas y acomodaticios, que antes despotricaban contra el fallecido Papa Francisco y ahora llegan a decir que “ha sido la persona más importante de la Historia Argentina”, por el contrario, valoro y respeto a aquellos que siempre lo han apoyado y a los que como en mi caso, he discrepado con sus expresiones y actitudes políticas y perfil ideológico, por lo tanto, dejo las reflexiones para cada uno de ustedes, mientras esperamos los acordes de “Tu es Petrus”, de Giovanni Palestrini, el himno religioso que se ejecuta al ser elegido en nuevo Papa, ¿será reformista o será conservador?, sólo sé que la frase elegida para terminar, y coherente con mi pensamiento, es del filósofo del Siglo XVII, Baruch Spinoza, que dijo, “Se debe conceder la libertad de juicio, puesto es una virtud y no puede ser oprimida”.-

Reproducción autorizada citando la fuente con el siguiente enlace Radio Jai

Ayuda a RadioJAI AHORA!
HAZ CLIC AQUÍ PARA HACER UNA DONACIÓN