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La profundización del sentir nazi

Hace casi cuatro años, escribí en una columna de opinión sobre dos comentarios que hacía ya tiempo habían hecho Elie Wiesel y Primo Levi. Contestando una pregunta de la periodista Silvia Cherem en 1982 sobre si la humanidad había aprendido alguna lección después del Holocausto, Elie Wiesel contestó entre otros conceptos:” …No. Si el mundo hubiera aprendido algo, no habría hoy antisemitismo, crueldad, hambre, guerras o catástrofes. La humanidad no sabe aprender. Durante muchos años, viví obsesionado con las desgracias que podían acontecer si los terroristas adquirían armas nucleares o bacteriológicas y compartí esta preocupación con cada primer ministro o presidente que conocí. La mayoría se burló de mí: argüían que yo tenía fantasías de escritor. Hoy, desgraciadamente temen que esto pueda suceder…” Ese hoy de Wiesel era 1982.
También en 1982, Primo Levi volvió por segunda vez a Auschwitz, donde había sobrevivido y padecido. Allí le hicieron un largo reportaje, del cual rescato la última pregunta y respuesta.
Pregunta: ¿No le parece que los otros, los hombres, hoy en día quieren olvidar Auschwitz cuanto antes? Primo Levi: Hay indicios que permiten pensar que quieren olvidar o algo peor: negar. Es muy significativo: quien niega Auschwitz es precisamente quien estaría dispuesto a volver a hacerlo.
En esta semana el dictador sirio Assad declaró que no hay ninguna prueba que 6 millones de judíos murieran en el Holocausto y afirmó también que el dinero principal para financiar al partido nazi alemán llegó de Estados Unidos. Este Assad que abraza con fervor el objetivo central de Hamas de hacer desaparecer a Israel del mapa, es el que ha asesinado, de acuerdo a Naciones Unidas,306 mil civiles en su propio país en medio de la guerra civil que lleva más de una década, aunque la cifra real de acuerdo a investigaciones más serias que las de ONU, informan de más de medio millón de asesinados. Igual, Naciones Unidas publicó hace menos de dos años que desde 2011, Assad ha cometido contra su población crímenes de lesa humanidad y ha usado indiscriminadamente armas químicas. ¿Qué ha hecho el Consejo de Seguridad a Assad? Nada. ¿Dónde está hoy Assad? Como miembro pleno, abrazado, protegido y amado por toda la Liga Árabe, más el apoyo múltiple de Rusia e Irán. Según Assad, el Holocausto se politizó para falsificar la verdad y poder llevar a los judíos a ocupar Palestina. Que, en realidad, dijo el dictador sirio, no eran siquiera judíos sino descendientes de los jázaros (una tribu búlgara), o sea, para Assad, paganos que se convirtieron al judaísmo para ocupar Palestina. ¿Demencia? De ninguna manera. Adelantos de Primo Levi y Elie Wiesel que 40 años después se siguen cumpliendo sus temores. Negar el Holocausto como hace Assad tiene al día de hoy dos consecuencias inmediatas: comete genocidio contra su propia gente para mantenerse en el poder y logra impunidad internacional, y apoya el principio genocida de Irán, su aliado, para que sus perpetradores terroristas, Hamas, Yihad Islámica, Hizbollah avancen en sus objetivos de repetir Auschwitz como dijo Levi, y peor aún, que haya un presidente como el colombiano que con perversidad, malicia y peligrosidad máxima, de vuelta el mapa del horror, e insista que Gaza es Auschwitz. ¿Dónde están las cámaras de gas y los hornos crematorios en Gaza? No, Sr. Petro y sus cómplices de las afrentas y el odio antisemita: fue a los bebés y niños israelíes que quemaron en Israel los terroristas de Hamas el 7 de octubre, fue a las mujeres, adultos y ancianos que los terroristas de Hamas los quemaron vivos dentro de sus viviendas ese día.
Pero algo tiene que hacer el Consejo de Seguridad. Ojalá no fuera repartir impunidad a Assad, a Putin, a las dictaduras latinoamericanas, a los hutíes. Pero eso es pedir lo que no existe. Lo que sí existe es que esta semana, otra vez, con interesante persistencia para la retórica o la incitación a la violencia, el Consejo volvió a reunirse desde el lunes para ver si pueden lograr un “cese del fuego en Gaza”, y para pedir que los rehenes que Hamas aún retiene y que son más de cien, “sean liberados sin condiciones”. De entrada, ya se olvidaron de lo principal. El cese del fuego en Gaza con rehenes que ni siquiera se sabe cuántos quedan vivos, mientras se da tiempo a que los líderes de la masacre con objetivo genocida del 7 de octubre sigan paseando por Qatar y otros países árabes es una fantasía obscena y cruel. Pedir a Hamas que liberen a los rehenes sin condiciones tiene dos lecturas: o a los que redactan estos petitorios no les importa burlarse de la tragedia o tienen algún vacío intelectual inescrutable. Hamas nunca va a liberar a nadie sin que le cumplan decenas y decenas de condiciones. A Hamas no le interesa la vida de nadie, ni siquiera la propia. Tienen la idea nazi de cosificación: los humanos que para ellos son “infieles”, son objetos desechables y si son judíos, eliminarlos a todos, es lo natural.
Uno de los que ha hecho uso de la palabra en el Consejo de Seguridad esta semana, ha sido el gobierno de Brasil. Aunque ha hablado el diplomático Sergio Franca Danese, sus palabras reflejan las órdenes de sus superiores que él debe repetir. El gobierno del país más grande de América del Sur dijo entre otros conceptos” …El fracaso del Consejo para lograr un cese del fuego y ayuda humanitaria sólo ha contribuido a la pérdida de vidas. Con su accionar tan lento, el Consejo ha condonado un interminable ciclo de violencia que impide la solución de dos Estados. La comunidad internacional tiene la obligación de avanzar en lograr la paz en Medio Oriente asegurando que todas las partes respeten el derecho internacional, la protección de los civiles y la liberación de los rehenes”.
Como discurso, no sólo es reiterativo, sino que también lo repiten varios países de varios continentes, creyendo que con eso hacen una suerte de confesión religiosa de pecados y se aprontan para volver a decir lo mismo la próxima vez que les parezca que tienen que hablar en Nueva York o alguna otra agencia internacional. Que el Consejo es lento y un fracaso no es un descubrimiento, es una desgracia que lleva mucho tiempo, pero el Consejo de Seguridad no es una nave aeroespacial que flota en el espacio, sino los países que lo integran, el poder del veto de las potencias. El Consejo no sólo es responsable de la pérdida de vidas en todos los lugares de conflicto, no en uno o dos, en todos. Decir hoy que todas las partes respeten el derecho internacional no es menos hipócrita que Chamberlain entregando Checoeslovaquia a Hitler y diciendo que obtuvo la paz. ¿Hamas es una parte o un movimiento terrorista? No he visto en estas declaraciones ni media palabra de Hamas, ni de la barbarie del 7 de octubre, ni de quienes han provisto a Hamas de dinero y armas. Partes son la Autoridad Palestina, arrinconada por Hamas y el agredido, Israel. No hay más partes. Pero sí tiene razón Brasil sobre la culpa del Consejo en el tema de ayuda humanitaria. Por grave omisión. Sólo en esta semana han llegado decenas de camiones con víveres y medicinas a Gaza. ¿Qué hizo el deliberante Consejo de Seguridad cuando tomó conocimiento que los camiones fueron saqueados por Hamas a punta de armas cortas y largas y la población civil se quedó con las sobras? No hicieron nada, no dijeron nada, no intentaron nada, porque siempre tienen a Israel a mano para culparlo, incluso aunque no tenga nada que ver.
Assad, Hamas, Irán, sus cómplices de izquierda y derecha, de universidades y partidos políticos que no verían nada mal cumplir el presentimiento de Primo Levi sobre repetir no sólo Auschwitz sino la idea que logró llevar a eso, van a seguir tras sus objetivos. El 7 de octubre, eso quedó demostrado, con la masacre y todo lo que ha seguido de parte de perpetradores y sus amigos desde entonces. Israel y el pueblo judío no enfrentan un combate de ideas, sino nuevamente una lucha existencial. La realidad lo demuestra todos los días, en cada continente y cada país.

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