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Por Luis Fuensalida

En la columna del miércoles pasado, y a raíz del actual conflicto entre Israel y la organización terrorista, islamista radical Hamas, nos planteamos algunas preguntas, dos de las cuales nos fuimos respondiendo, y otras han quedado pendientes, una de ellas fue sobre, ¿cuál es el rol de los medios de comunicación y las redes sociales?.

Hoy día, vocablos como fakenews o desinformación, han adquirido relevancia por el uso cualitativo y cuantitativo de la información, a través de las corporaciones de medios de comunicación o de las redes sociales, y que nos lleva a cuestionarnos sobre la veracidad o no de la información. Esto ha provocado una “Infodemia”, que tiene como objetivo la producción, intencional o no, de crear desordenes informativos, los que derivan  en dudas, controversias, con finalidad obtener beneficios económicos, políticos o ideológicos.

Ya a mediados del siglo pasado, la difusión de noticias falsas y producir desinformación, estuvo bien reflejada con la política comunicacional implementada por Joseph Goebbels, y con los avances tecnológicos y la masiva posibilidad de acceder a la información, en distintas áreas del conocimiento, como ser, la salud, la seguridad, las ciencias, la política, la economía, etc., ha quedado demostrado la expansión del interés público, y esto ha reafirmado la relevancia del objetivo de influir en las conductas, tanto a nivel individual como comunitario, y que se instrumenta a través de varias estrategias.

Hay estrategias utilizadas para manipular a las Sociedades, a través de los medios de comunicación, algunas para la limitación de la información, y otras que apuntan a la psique del individuo, entre las primeras están, 1) la de la distracción, que es la usualmente utilizada para desviar la atención de asuntos o eventos importantes, para lo cual se vale, en saturar con información secundaria, y accesoriamente, más allá del objetivo principal, la distracción, busca reducir la capacidad de memoria a largo plazo, 2) la creación de problemas junto con las propuestas de soluciones, buscando replicar como en el mundo de la Física, una acción y una reacción, por lo cual se crea una situación problemática, que conlleve una reacción en el público, como ser, miedo, rechazo, discriminación, que derivan en reclamos o demandas sociales, para los cuales se proponen soluciones prefabricadas, 3) la gradualidad, muy utilizada por los gobiernos, que buscan implementar políticas que sabe de antemano que pueden provocar un rechazo popular, sino se la hace de manera gradual, a través de medidas más pequeñas o menos significativas, para que así la población no perciba en cuanto se la ha manipulado y perjudicado, 4) la estrategia de diferir, que consiste como en el caso anterior, en implementar una política impopular, pero la que se debe aplicar en aras del bienestar común, y que se puede articular con la segunda estrategia señalada y con resultado a largo plazo, como justificar, en el ámbito internacional, políticas agresivas, 5) buscar en el individuo y por ende en las masas, priorizar el aspecto emocional sobre lo racional, prácticamente anular toda reflexión, delimitando el debate al campo de las emociones, que provoque, miedo, odio, empatía, pero sin bases reflexivas, y que cualquier intento de explicar desde la razón, es denostado e incluso, silenciado.

Ahora veamos las estrategia enfocadas en la psique del individuo, 1) la “infantilización” del individuo, es decir, tratarnos como niños, buscando que uno actúe de acuerdo a emociones, de manera inmediata y sin reflexión, utilizando para esto, un lenguaje simple y poco preciso, 2) mantener al público ignorante, igualando hacia abajo, en particular en el campo educativo, para adoctrinar y no educar, para tener individuos con poco o nulo criterio en lo social y en lo político, y esta estrategia se relaciona con la siguiente, 3) la aceptación de la mediocridad, como normalidad, condenando la méritocracia, y así anulando nuestra percepción ante lo mediocre, y de esta manera, se facilita el control social y político, 4) remarcar la culpa, en otras palabras, manipular al individuo para percibirse culpogeno, por hacer o no hacer, y en esa situación ver al líder como el salvador de nuestros errores o de la situación disvaliosa, que nosotros mismos hemos provocado, y por último, 5) la utilización de las redes, las webs, para conocerte igual o más que uno mismo, lo que piensas, tus preferencias, tus fobias, tus rechazos, y cualquier otro dato que sea de interés y que te interrelacione con grupos o comunidades, y esto, en cierta manera es una forma de espionaje en red.

De esta forma, podemos entender como los medios de comunicación, se valen para dirigir, modificar o incluso falsear, total o parcialmente la información que recibimos, y detrás de cada gran empresa o corporación de medios de comunicación, hay al igual que en las grandes financieras y entidades bancarias, accionistas que persiguen sus propios beneficios, pero también, actores estatales, que se valen de los medios en función de sus intereses geopolíticos y geoeconómicos, y ese poder, tanto el de las grandes corporaciones, como el de ciertos actores estatales, es tan importante y poderoso, que pueden definir o realinear tendencias de pensamiento, diseños de paradigmas socioculturales, provocar revoluciones, hacer caer gobiernos, propiciar crisis de todo tipo, e incluso conflictos.

Y en este ámbito, en sus inicios contaba con una gran cantidad de corporaciones, pero poco a poco, las más fuertes y con interrelaciones  con poderosos actores privados y/o estatales, fueron absorbiendo a aquellas más débiles, que no pudieron afrontar la intensa dinámica de negocios que dicta el pulso del mercado de los medios de comunicación, por el caso, las grandes cadenas de noticias en los EE.UU., o en Europa, como la inglesa BBC, la alemana DW, la francesa FranceNews, y más recientemente, directamente vinculadas a actores estatales, la RTV de Rusia, HispanTV de Irán, Al Jazira de Qatar o TeleSur de Venezuela, las que se caracterizan por el dirigismo ideológico, la censura y la ausencia del disenso.

Otra de las preguntas que nos planteamos, es ¿por qué el mundo musulmán, que proclama que el Islam es una religión de paz, no condena y expulsa de su seno a los grupos y organizaciones islamistas radicales yihadistas?, pues bien, al presente se estima que 1.900 millones personas profesan el Islam, de las cuales el 85% son de la rama Sunita, mientras que el resto pertenecen a la rama Chiita, una división que se dio tras la muerte del profeta Mahoma, en el siglo VII d.e.c., y la controversia en cuanto a su sucesión, fue adquiriendo dimensiones teológicas, jurídicas y políticas, que llevaron a posiciones contrarias y conflictivas.

El Islam, es una de las tres llamadas religiones “Abrahámicas”, junto al Judaísmo y al Cristianismo, con las que comparte, además de la figura fundacional, Abraham o Ibrahim, a los profetas como Moisés o Musa, o Jesús o Issa, y más allá de ser el Corán su libro sagrado, también reconocen a la Torah y al Nuevo Testamento, con lo que se podría concluir, que hay elementos teológicos comunes a las tres religiones, que deberían propiciar una convivencia, sin embargo, la Historia nos muestra que esto no ha sido así, y donde los conflictos y las persecuciones han sido eventos que han signado las relaciones entre ellas, pero donde los judíos han sido y son motivo de proscripción, discriminación y exterminio, un antisemitismo histórico, que hoy deviene en el llamado anti sionismo o anti israelismo.

Y más allá del actual conflicto, en las últimas tres décadas, la expansión del Islam en Occidente, es consecuencia del aumento de la tasa de natalidad en las comunidades musulmanas, o como consecuencia de migraciones forzadas,  sean razones económicas, medio ambientales, genocidios interétnicos o conflictos armados, y esto ha propiciado la constitución de barriadas urbanas y complejos edilicios a las afueras de las grandes metrópolis, donde las condiciones socio-económicas son deficientes, y esto produce las relaciones interclánicas o hamula, donde el islamismo radical de matriz yihadista echa raíces, particularmente en las generaciones más jóvenes, que luego son protagonistas de acciones terroristas o violentas manifestaciones contra las autoridades locales o contra las comunidades judías, las que no son debidamente condenadas por los líderes musulmanes, que sólo suelen adquirir una dimensión discursiva y poco efectiva.

Y esto, me devuelve a la pregunta si el Islam es realmente una religión de paz, y mis dudas se fundamentan, que sin querer asumir una posición islamofóbica, ni tampoco pecar de credulidad, pues en el Islam hay tres conceptos que deberíamos tener presente, el primero es “Dar al Sulh”, por el que el musulmán debe aplicar en territorios no musulmanes o donde sea minoría, la de aceptar una paz necesaria y temporal, y aprovecharla para la propagación de la fe del Profeta, el segundo es, “Dar al Harb” o tiempo de la espada, que implica eliminar toda resistencia en ese territorio, y el tercero, “Dar al Islam”, pasar a la consolidación y el dominio, lo que me recuerda un documento de 23 hojas, del 2012, titulado “La civilización islámica global”, del jeque Faruk al Mohammedi, que lisa y llanamente dice, “…hay que islamizar Occidente y establecer un sistema islámico de gobierno mundial…”.

Por eso, ante las manifestaciones que apoyan el salvajismo y la barbarie llevado a cabo por el terrorismo de Hamas, el pasado 7 de octubre, blandiendo banderas palestinas, invocando la destrucción del Estado de Israel y la persecución de los judíos, ¿dónde están los líderes religiosos musulmanes para condenar el radicalismo yihadista?, ¿dónde están, en los 1.900 millones de musulmanes aquellos que quieren la convivencia en paz?

Valga quizás como un ejemplo, el escritor y periodista saudita Tariq Al Homayed, ex director del diario Al Sharq Al Awsat, editado en Londres, quién en relación al conflicto entre Israel y el terrorismo de Hamas, redactó tres artículos muy interesantes, uno titulado “Mensaje a Yahya Sinwar” (a) El asesino de Jan Junis, donde responsabiliza al jefe del brazo militar de la organización terrorista, de la situación que viven los palestinos en Gaza, y que su violencia no es sólo contra Israel, sino también contra los propios gazatíes, el segundo, “Mensaje a Khaled Mashal”, critica al líder de Hamas, de pedir a la Ummah que juegue con fuego y marche hacia las fronteras, mientras él vive cómodo y seguro en su refugio en Doha, y lo acusa de luchar contra los palestinos, más que contra los israelíes, y el tercero, está directamente relacionado a la actual guerra, acusa a Hamas y a las otras facciones en Gaza, que la Operación Aluvión Al Aqsa, no tiene otro objetivo estratégico que  los propios intereses de la organización y los de Irán, y de torpedear los acuerdos  emergentes entre el Reino Saudita, EE.UU. e Israel, sin embargo, estos artículos, que los considero un excelente aporte para difundir la realidad,  llamativamente, han tenido poca difusión en los medios de comunicación de Occidente, algo que podemos relacionarlo con la respuesta a la anterior pregunta que nos hacíamos, sobre medios y las redes.

Finalizando la columna de hoy, es evidente que en la 4ta. Etapa de la Revolución Industrial que estamos transitando, caracterizada por los avances tecnológicos, la información es un instrumento más, en el juego geopolítico y geoeconómico, esgrimido tanto por grandes corporaciones de las comunicaciones, como por los Estados, y sin olvidar las redes sociales, que han producido un efecto de difusión del poder de los gobiernos, por otro lado, es peyorativo decir, “no todos los musulmanes son terroristas, pero si los terroristas son musulmanes”, pero que da lugar a reclamar, a exigirle a líderes religiosos y políticos de la comunidad islámica global, que actúen con firmeza y públicamente contra el radicalismo yihadista, para que realmente reconozcamos al Islam como una religión de paz, y que no quede en el mero discurso inter confesional, por eso hay dos frases que me parecen apropiadas como cierre, Voltaire dijo, “cuando el fanatismo gangrena el cerebro, la enfermedad es casi incurable…” y la otra de Diderot, “…del fanatismo a la barbarie, hay sólo un paso..”.- AM ISRAEL JAI!!!

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