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Crónicas de un país al borde del ataque de nervios

Por el Dr. Jorge Alejandro Suárez Saponaro

En estos días, la Argentina, estuvo al “borde de un ataque de nervios” con la suba del precio del dólar en el mercado informal. La inflación sigue ascendiendo. Se observa que no existe una estrategia clara para lidiar con la crisis económica. Los conflictos en la coalición de gobierno, ponen en evidencia la debilidad política del presidente Alberto Fernández. En este contexto la oposición no está a la altura de las circunstancias y abre las puertas para el ascenso de figuras políticas controvertidas, que se identifican como “antisistema” y tal vez sean peor remedio que la enfermedad

El gobierno del Dr. Alberto Fernández, de la coalición del Frente de Todos, donde las otras figuras relevantes son su vicepresidente Dra. Cristina Fernández de Kirchner y el ministro de economía, Dr Sergio Massa, que había señalado que “volvían mejores” y que iban a llenar la mesa de los argentinos, combatir el hambre, en su etapa final, deja un legado muy complicado.

La deuda externa se incrementó, la cadena alemana DW señalaba en su momento: Argentina registró al final de 2022 una deuda externa bruta de 276.694 millones de dólares, lo que implica que el «stock» de deuda subió en 3.879 millones de dólares con relación al tercer trimestre de 2022.  El gobierno federal para financiar el creciente déficit fiscal, por medio de la emisión de LELIQ, en dos años tomó deudas por US$ 30.000 millones, que no fueron a parar a inversiones, sino para financiar un gasto realmente fuera de control. La inflación supera el 100% anual. Tomando el PIB per cápita, según fuentes de la Unión Europea, el país se sitúa en el puesto 74 de 196 países relevados. Un indicador para nada alentador. En cuanto al índice para hacer negocios en Argentina, tampoco los números son buenos. El ranking Doing Business, coloca al país en el puesto 126 de 190 países relevados.

Otro indicador, tomado por los inversores, como entidades dadoras de crédito, que tienen en cuenta es el Índice de Percepción de Corrupción, de la prestigiosa ONG Transparencia Internacional ha sido de 38 puntos, ubicándose en el puesto 94 del ranking mundial, de 180 países encuestados. Desde la citada ONG surge que el país en los últimos cuatro años, hizo un fuerte retroceso. En 2019, Argentina había quedado en el puesto 66, para caer en el 94 en 2022.  En materia de competitividad, la Argentina, había alcanzado el puesto 57 en 2019, un indicador optimista, dado que desde hacía tiempo que la posición en dicho ranking había caído en 2015 al puesto 105. En 2022, el Foro Económico Mundial, colocó a la Argentina en el puesto 83, de 140 países, estudiados en materia de competitividad, cayendo dos puntos en relación a 2018.

El 2023, arrancó con un millón de pobres nuevos. Las cifras oficiales hablaron de un 39% de pobreza. La mitad de los pobres, son menores de 14 años. Se estima que más de 2.5 millones de personas están en situación de indigencia. Las regiones más pobres Noreste (NEA) con 43,6% y Noroeste (NOA) con 43,1%, donde generalmente los estados provinciales dependen fuertemente de las ayudas federales y la casi única fuente de trabajo, es el empleo público.  Los aglomerados urbanos, entre los mayores índices de pobreza, está el Gran Resistencia, con el 54% de pobreza, en la provincia de Chaco, donde gobierna Jorge Capitanich, que no dudó en hacer llegar sus intenciones de presentarse como pre candidato a presidente. Agregándose los problemas de acceso al agua potable, especialmente para los pueblos originarios y que su provincia, tiene el índice más alto de indigencia, señalado por el INDEC, que en Resistencia afecta al 14% de la población. El citado instituto, señalo que los distritos cuya pobreza supera el 40% figuran, como fuera publicado por diario Perfil:  los de Santiago del Estero-La Banda con 46,5%, Corrientes y San Luis con el 45,2%, seguido de Catamarca 44,3%, La Rioja 44%, Tucumán-Tafí del Valle 43,5%, Santa Rosa-Toay 41,7%, Rawson-Trelew 40,1% y Salta con un 40,1%,  El citado diario, señaló que el instituto argentino de estadísticas también publicó los lugares con menores índices de indigencia: conglomerado Viedma-Carmen de Patagones fue el que tuvo el menor indicador de indigencia con un 2,8%, seguido de Ushuaia con un 3,7%, CABA con 4,1% y Posadas con un 4,8%.

El salario real cayó más del 20% entre 2017-2023. La OIT señala que el 45% de los empleados en Argentina están en el mercado informal. Siendo las más afectadas las mujeres. Al parecer el Ministerio de Género, no se enteró de ello, no obstante, su presupuesto de miles de millones de pesos, que vaya saber a dónde van a parar. Los sindicatos afiliados a la central peronista CGT, guardan silencio. Apenas se atreven a decir algo o adoptar medidas de fuerza.

En materia de vivienda, la deuda también se hace sentir. En 2016 había unos 4400 barrios de emergencia, que se incrementaron a más de 5500, donde viven unos cinco millones de argentinos. Se estima que casi 2000 “barrios populares” están en el Gran Buenos Aires. El 89% de los habitantes de estos barrios no tiene acceso al agua potable y menos cloacas. El crecimiento de este tipo de asentamientos, ha sido una constante desde hace más de quince años, incluso en tiempos de la “década ganada”. Desde distintos sectores también solicitan cambios en la ley de alquileres, dado que los costos están llevando a muchos a una situación muy precaria. Los reajustes, se hacen en la mayoría de los casos insoportables.

El gobierno, aferrado a su “realidad”, busca culpables, en la oposición, en la pandemia del COVID, como en la guerra de Ucrania. Este conflicto, tuvo un impacto en el alza de productos que exporta la Argentina, especialmente en el sector agroexportador. Una verdadera oportunidad para obtener preciados dólares. En el marco de medidas, difíciles de explicar, el secretario de comercio, Matías Tombolini, amenazó, con cerrar las exportaciones lácteas, que aportaron al país nada menos que US$ 2500 millones, bajo la excusa de proteger al consumo interno y bajar los precios. Esta política fue llevada a cabo en su momento por Guillermo Moreno, secretario de Comercio durante la presidencia de la Dra. Fernández de Kirchner. Los beneficiarios de estas políticas fueron países vecinos, que ocuparon nichos de mercado, que la Argentina abandonaba por este tipo de restricciones, con sus consecuencias en materia de empleo y cierre de granjas productoras.  Las malas noticias no terminan ahí para el sector agroexportador. La sequía, impacta negativamente en la ganadería sumamente afectada, con pérdidas millonarias, afectando a nada menos que 20 millones de cabezas de ganado. Según proyecciones las pérdidas económicas del sector están estimadas en US$ 20.000 millones en exportaciones agrícolas. Esto implica nada menos que US$ 5.000 millones en recaudación. Esto no impide que el Estado argentina siga gastando mucho dinero y mal.

El ministro Massa prometió acciones duras contra los “especuladores” que llevaron al dólar a casi $ 500 en el mercado informal. Desde fuera de la Argentina, muchos se preguntan, las razones para la existencia de decenas de diferentes tipos de cotización de la divisa estadounidense. El mismo FMI, solicitó devaluar. Pero una vez más, los políticos en Argentina, en vez de tener el valor de asumir sus responsabilidades, buscan culpables y chivos expiatorios. La vicepresidenta Fernández de Kirchner, en su presentación de la Escuela de Formación Néstor Kirchner, cargó contra el FMI como responsable de la “estampida” del dólar y busco justificar al ministro de economía, Massa, que para muchos es el poder real del país, junto a la vicepresidenta. En su discurso señaló que superar la crisis no depende de una sola persona, sino de un plan de gobierno sólido. Su hijo Máximo Kirchner, en un acto partidario en la Ciudad de Buenos Aires, señaló lo mismo.  Los más interesante de todo esto, es que ambos líderes políticos, hablan como si fueran dirigentes que no tienen ligazón con el actual gobierno. La vicepresidenta aprovechó el acto del viernes 28 de abril en La Plata, para cargar contra la “estrella en ascenso” Javier Milei, quién entre sus propuestas promete dolarizar, volar por los aires al Banco Central y con el plan “motosierra” recortar los gastos del estado, además de profundos cambios en materia de legislación social y laboral.

Es indudable que la hábil Cristina Fernández de Kirchner, busca dar entidad a la figura de Milei, con un claro objetivo, desgastar a Juntos por el Cambio. Sus referentes, en busca de acaparar el voto de Milei, han adherido a la reforma laboral, algo que sin ninguna duda será explotado por el peronismo/kirchnerismo, para recuperar votos perdidos en 2021.  En su discurso, no dudó también en criticar a Miguel Pesce, presidente del Banco Central, un hombre cercano al presidente Alberto Fernández.  Su rol está cada vez más desdibujado y el tándem Cristina Fernández de Kirchner – Sergio Massa, es el poder real del Frente de Todos. Al parecer, todavía Massa, se considera como el candidato a las elecciones presidenciales de 2023. A pesar de las intenciones de algunos líderes del oficialismo, como el caso del ministro del Interior, Wado de Pedro, no miden en las encuestas, y Sergio Massa ve una oportunidad para su gran sueño, de llegar a la Casa Rosada.

La crisis de Rosario, que los medios ya no hablan, centrándose, mañana, tarde y noche en el dólar, puso en evidencia un gobierno a la deriva, y que, por razones ideológicas, no tiene la capacidad de asumir las responsabilidades que le corresponden para lidiar con una amenaza, el crimen organizado, que pronto, puede convertirse en un riesgo para la seguridad nacional, y disputará el control de territorios al mismo Estado.  La Provincia de Buenos Aires, es otro ejemplo, como el factor ideológico, abrió las puertas para una mayor escalada del delito, cada vez más violento, y donde al parecer la respuesta es netamente reactiva, sin una estrategia definida.

Los precios se han disparado, la caída de la actividad económica es un hecho, el sector privado está seriamente afectado, pero al parecer en los gobiernos provinciales, la necesidad de imponer un clima de austeridad, optan por seguir con su política clientelar, única manera que obtener votos.  El gobernador de Santiago del Estero, Gerardo Zamora, en el día de la Autonomía Provincial, anunció un bono de $ 150.000 pagadero en dos cuotas. En noviembre del año pasado, había dado uno de $ 200.000 en tres cuotas que benefició a 70.000 empleados públicos. El gobernador además de cargar contra la Ciudad de Buenos Aires, acusándola que no produce nada – sería bueno que comprara algún libro de geografía – hizo hincapié sobre los éxitos en materia de gestión financiera. Omitió señalar que el 83% del presupuesto local, es consecuencia del régimen de coparticipación federal y es uno de los distritos con mayores índices de pobreza y subdesarrollo del país.

Mientras la Argentina, vive una severa crisis, el diálogo entre oficialismo y oposición, es muy escaso, el presidente Dr. Alberto Fernández, que está llamado a tener un lugar e impulsar, ciertos consensos para poder superar la actual crisis, tiene otra agenda, incluso parece estar ausente, atrapado en los conflictos internos de la coalición que lo llevó al poder en 2019.

Las divisiones de la oposición, el plan serrucho y otras yerbas

Mientras el oficialismo sigue en su “realismo mágico” y sus conflictos internos, la oposición, no está en mejor situación.  Juntos por el Cambio, sufrió los embates entre Horacio Rodríguez Larreta y Patricia Bullrich. En el caso del primero se muestra más moderado, tal vez con el objetivo de captar votos del peronismo o descontentos que votaron por el presidente Alberto Fernández, que comparto la idea “dialoguista”.   La ex ministra de Seguridad de Macri, Bullrich irrumpe con un discurso más hacia la derecha, con fuerte énfasis en la seguridad. Asimismo, buscó seducir a Milei del partido La Libertad Avanza, pero este no aceptó dado que imponía como condición romper con sectores como la Unión Cívica Radical y la Coalición Cívica. La crisis de la coalición opositora obligó la intervención del ex presidente Mauricio Macri.

El discurso opositor está centrado en apoyar el sector agroexportador, republicanismo, combatir la inseguridad, reforma del Estado, modificaciones de la ley de trabajo, y revisión del sistema de planes sociales.  A quienes van dirigidas las propuestas de Juntos por el Cambio, se dirigen especialmente a sectores medios y medios altos. Pero si quieren llegar más lejos, deben poner atención a los sectores de clase media baja y baja, que tienen su peso electoral e históricamente han sido fieles al peronismo, especialmente los sectores más vulnerables. El enorme aparato clientelar tiene que ver con ello, agregándose que, en el mensaje dado por Juntos por el Cambio, no se sienten identificados, e incluso consideran que los perjudica, más si tomamos en cuenta los intentos de reforma laboral.  La gran victoria en las elecciones legislativas de 2021, no fue debidamente capitalizado, sino que los dirigentes de la coalición opositora empezaron por luchas mezquinas, por las elecciones presidenciales. El vacío dejado, ha sido ocupado por otros actores en ascenso.

En estos días, la Argentina, estuvo al “borde de un ataque de nervios” con la suba del precio del dólar en el mercado informal. La inflación sigue ascendiendo. Se observa que no existe una estrategia clara para lidiar con la crisis económica. Los conflictos en la coalición de gobierno, ponen en evidencia la debilidad política del presidente Alberto Fernández. En este contexto la oposición no está a la altura de las circunstancias y abre las puertas para el ascenso de figuras políticas controvertidas, que se identifican como “antisistema” y tal vez sean peor remedio que la enfermedad

El conflicto interno de Juntos por el Cambio ha sido capitalizado por Javier Milei, un personaje, que hasta no hacía poco decía que no quería participar en política. Economista del grupo América, del reconocido empresario Eurnekian, se hizo célebre con propuestas, que van desde eliminar el Banco Central, dolarizar, combatir a la casta política – lo que no ha impedido que haga acuerdos con sectores que el mismo dice rechazar – y un discurso antisistema. Una excelente estrategia de marketing, supo captar la atención del electorado, especialmente del voto bronca. Milei no ha dudado en utilizar exabruptos o términos peyorativos para sectores del peronismo, kirchnerismo o Juntos por el Cambio, evitando criticar abiertamente a Macri o Bullrich.

Las encuestas, al parecer colocan al partido de Milei y sus aliados, para las elecciones de octubre, obligaría a negociar con él, a quién quiera triunfar en un escenario de segunda vuelta. Algo muy probable al parecer, según muchos analistas locales.  Desde el Frente de Todos observan una situación peculiar, que muchos jóvenes, que antes votaban al kirchnerismo, se inclinan por Milei, no por sus ideas, sino por su discurso a veces virulento y cargado de insultos a sectores políticos tradicionales.  Estamos ante un mensaje, que no hay grises, sino amigos o enemigos. Tiende a considerar, de aquellos dirigentes políticos o partidos, que no comparten las de su partido o las suyas propias, como “colectivistas” casi comunistas.  Algunos observadores comparan su comportamiento similar a los populismos de derecha, como los casos de Bolsonaro, Trump, o como diferentes ejemplos que hay en Europa: soluciones rápidas para problemas complejos, reducir impuestos, maniqueísmo, altas dosis de voluntarismo, mala relación con medios masivos de comunicación, discurso antisistema, e intransigencia (en apariencia) con los partidos tradicionales.

En muchos programas de televisión, como de radio, saben que Javier Milei, implica declaraciones polémicas, a veces situaciones virulentas con tono de voz elevado, pero que es funcional al show y al rating. No obstante, su discurso enerva a otros, y desde las organizaciones sociales, sindicatos combativos, han hecho saber su rechazo, con algunas acciones simbólicas, como la quema de fotos del diputado Milei, algo que debe ser un llamado de atención.

La dolarización, más allá que no es factible, no es la solución a los problemas estructurales de la economía argentina. Ecuador, que optó por el dólar de Estados Unidos, como solución, no salió de la pobreza, ni el subdesarrollo, también El Salvador, optó por esta salida. El país sigue expulsando población que busca mejor suerte en los Estados Unidos. Dichos países, no están casualmente ente los mejores calificados en los índices Doing Business, desarrollo, etc. Por ejemplo, Ecuador, por su renta per cápita ocupa el puesto 100 de 196 países, y en materia de índice de desarrollo humano, se ubica en el puesto 96 de 196 países. ¿Dónde están los éxitos de dolarizar? El problema no es solo bajar la inflación, estabilidad montería, sino impulsar el desarrollo.  

En Infobae, el economista argentino Eduardo Levy Yeyati sostuvo que “la dolarización oficial, muchas veces propuesta como solución para países con intentos frustrados de desdolarización –o economías frustradas con la dolarización de facto– tiene escasos beneficios –salvo los de frenar en seco una corrida cambiaria– y fuertes contraindicaciones reales, como lo muestra el caso de El Salvador”. Los economistas, incluso los considerador de corte “liberal” criticaron la idea de dolarización, implica por un lado perder el control sobre la política monetaria y fiscal, los salarios caerían más, dado que este proceso, muy complejo demandaría una devaluación abrupta. En otras palabras, el país pagaría una presunta estabilidad con más miseria y estar condicionado a un actor externo, como Estados Unidos.

Las ideas de Milei, implica una privatización de la educación, especialmente en el sector universitario, pero queda pendiente saber aspectos sobre política de salud – nunca habla del tema como la mayoría de los candidatos – seguridad, y política exterior. En este aspecto, solo dejó en claro un posicionamiento incondicional con Estados Unidos, y en el tema Malvinas, negociar un régimen de arriendo, teniendo en cuenta la opinión de los isleños (ello implica reconocer su derecho de autodeterminación, algo que las mismas Naciones Unidas dejaron en claro que eso no es aplicable al caso).

La irrupción del partido La Libertad Avanza con su polémico líder, afecta especialmente a Juntos por el Cambio. Lo ha llevado al terreno de las contradicciones, que aprovecha de alguna manera el oficialismo, que también se ve afectado de alguna u otra manera, especialmente frente al voto joven. El punto débil de Milei, no contar con el poderoso aparato territorial que tienen los partidos tradicionales, que pueda caer en su juego y terminar siendo absorbido o diluyéndose como muchas fuerzas políticas que aparecieron como una “tercera vía” a la vieja política.

Los problemas estructurales de Argentina

En 1980, en un libro titulado Desarrollo y Seguridad de la Argentina en el marco geopolítico internacional de José Felipe Marini y Reinaldo Bandini. Señalaba en su epílogo: “La Argentina es un país en vías de desarrollo, que se define en su condición del tal por el hecho incontrastable, de que se exporta tradicionalmente materias primas (alimentos) para solventar las necesidades de insumos de la industria pesada (acero, químicos, petroquímicos básicos, celulosa, papel, metales no ferrosos, maquinaria), indispensables para mantener en actividad sus industrias livianas y requerimientos de bienes y servicios para el consumo.  Como consecuencia de esto, su relación de intercambio se deteriora permanentemente y ello, unido a una deformación monstruosa de su sector público, cuyo déficit financiero crece año tras año cualitativa y cuantitativamente, genera una crónica situación deficitaria, inflacionista y recesiva. Dentro de este cuadro se explica claramente la acentuación de su dependencia del sector externo y hasta el presente indetenibles tendencias inflacionarias y devaluatorias.”. Sino le poníamos la fecha de 1980, parecería una reflexión muy actual. No tenemos dudas, que los caminos transitados por el oficialismo, como las propuestas de la oposición, no hacen más que condicionar a la Argentina como un país subdesarrollado, que con el tiempo terminará siendo un lugar cada vez más desigual e injusto.

El problema de Argentina es complejo y profundo, dado que es un país subdesarrollado, con un modelo agotado.  Ni la dolarización, ni cerrar el Banco Central, ni las políticas erráticas del gobierno, como el considerar al sector agroexportador como panacea y salvación de los problemas argentinos, como sostienen sectores opositores, son los caminos a seguir. Todas estas recetas, han sido probadas y agudizaron la “enfermedad” argentina.

El país precisa reformas institucionales, especialmente para dejar de tener los altos índices de corrupción, impulsar una estrategia de desarrollo, dejando de ser un mero exportados de materias primas sin elaborar o semi elaborados, sino a productos elaborados, con valor agregado. Argentina demanda invertir en ferrocarriles, canales navegables, complejos hidroeléctricos, puertos.  El gran desafío es la diversificación de la economía, impulsando el valor agregado, aumentando la base económica del país, rompiendo con el modelo dependiente del sector agroexportador, que hace tan vulnerable la economía a los precios internacionales.

La batalla contra el subdesarrollo, es el camino para romper los males existentes, y donde los argentinos podamos recuperar las riendas de nuestro país, y construir una Nación que saque de la miseria y postergación a millones de compatriotas.

 

Especial para LA POLIS. Desde Buenos Aires.

Reproducción autorizada citando la fuente con el siguiente enlace Radio Jai

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