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El plan de China para la paz en Ucrania

Ricardo López Göttig

Desde sus inicios como régimen político y de marcado carácter ideológico, la República Popular China ha buscado ser un actor global, aunque durante decenios no logró encontrar el camino para serlo de un modo claro. Siempre ha sido tomada en cuenta -¡y cómo!- como un actor de relevancia en Asia oriental y sudoriental, así como en grado creciente en el Pacífico, pero no a nivel planetario. Pero como tiene un régimen de partido único, se permite trazar políticas de largo plazo cuyos resultados se van viendo tiempo después. A su condición de ser el país acreedor más importante del planeta, con una fuerte presencia económica en Asia y África, se añade el de ser un apoyo sustancial de Rusia en su invasión a Ucrania de un modo sutil, indirecto y hasta de atento observador. Los analistas del Ejército de Liberación Popular de China miran con minuciosidad cómo el Ejército ruso desarrolla su guerra en Ucrania, extrayendo lecciones.
En el contexto global, el gobierno de la República Popular China ha presentado doce puntos para la paz en la guerra de Ucrania, que son muy generales, pero que permiten leer cuál es su postura en este juego de posicionamientos. Tengamos en cuenta de que se trata de un régimen con estricta censura, control de cualquier manifestación independiente, que tiene severos cuestionamientos por sus centros de “reeducación” de la minoría uigur en la región del Xinjiang y que ha logrado evadir su responsabilidad respecto a la crisis del Covid-19, siendo el país en donde comenzó y se ocultó.
¿De qué se trata este plan o, más precisamente, los doce puntos que ha dado a conocer el Ministerio de Relaciones Exteriores de la República Popular China? En algunos de estos puntos mencionados, sin decir nombres, apunta a adjudicar responsabilidades por la guerra al bloque occidental, al reprochar la formación de alianzas militares en el continente europeo (es decir, la OTAN), por mantener la “mentalidad de guerra fría”, y por establecer sanciones económicas y financieras (a Rusia). En rigor, se puede interpretar como una lectura oblicua respecto a las coaliciones como las que Estados Unidos ha formado junto a Australia y el Reino Unido en el Indo-Pacífico, y los ejercicios Quad que EE.UU., Australia, Japón e India realizan en esos mares. Por otro lado, hace una apelación genérica a respetar el derecho internacional, la independencia y la integridad territorial de cada país, así como llama al cese de hostilidades –sin apuntar que es el Ejército ruso el que está invadiendo Ucrania-, la resolución de la crisis humanitaria, las negociaciones diplomáticas directas entre los gobiernos de Ucrania y Rusia, el respeto al convenio de comercio internacional de cereales a través del Mar Negro, la reconstrucción en la posguerra y evitar ataques a centrales de energía nuclear.
No se trata, pues, de un “plan de paz”, sino de puntos muy genéricos que hablan más de las necesidades y temores estratégicos del propio régimen chino, que de una serie de pasos para cesar el conflicto. En el escenario actual, mientras se sigue bombardeando a objetivos civiles, continúa el asedio a la ciudad de Bajmut desde hace más de un mes y se envían fuerzas paramilitares de ex convictos al frente de guerra, es imposible establecer una hoja de ruta para una salida pacífica viable en la que las partes actúen con confianza mutua.

Ricardo López Göttig

Reproducción autorizada citando la fuente con el siguiente enlace Radio Jai

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