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Argentina es “como un drogadicto que sigue cometiendo la conducta incorrecta” – Faurie

Jorge Faurie, excanciller de la República Argentina como parte del gobierno de Mauricio Macri, participó de una extensa entrevista en Radio Jai. En la misma, dialogó acerca de las contradicciones de la política exterior del país, analizando sus orígenes y consecuencias.

“Tuve 42 años en el servicio exterior, de los cuales estoy profundamente agradecido porque me dieron oportunidades de aprendizaje y experiencias de vida en el mundo, y terminar el punto más alto de la diplomacia de carrera que es la cancillería”. A pesar de ello, Faurie lamentó: “Me da la impresión de que lo que he hecho en política exterior no tiene mucha relevancia para el gobierno actual”.  “Cuando terminé mi gestión, preparé una carta para quien venía como canciller, que era Felipe Solá con los temas más importantes del momento” y, sin embargo, “no obtuve ni siquiera una constancia de recibo”.

Según el excanciller, aquello representa una constante falla en la política exterior argentina: “No queremos tener continuidad” y “en política exterior, no tener continuidad es un grave error. Lo estamos pagando cada vez más y va a ser una cuenta muy dura en estas décadas que vienen”. Desarrolló que aquello se debe a una noción desactualizada de la realidad mundial, estancada a principios del siglo XX, cuando la noción de posibilidades de desarrollo de manera aislada del contexto internacional era todavía factible. Explicó que “en el mundo que vivimos hoy, ya no hay posibilidades de crecimiento genuino [sin relación con el mundo]”, la idea de crecimiento a partir de la autarquía ya fue descartada: “A partir de los avances tecnológicos y de los propios errores cometidos por la sociedad económicas, social y política argentina, es imposible estar desconectado”. “Vivimos en un mundo interconectado, y los argentinos queremos vivir en un mundo interconectado”, sintetizó.

Aquello fue entendido por Raul Alfonsín, el primer presidente argentino luego del retorno a la democracia en 1983, quien “tuvo la visión para entender que parte de los problemas que tenía la Argentina no podían resolverse con nitidez hacia el futuro” sino se cuidaban las relaciones internacionales. Por ello, se instalaron fuertes relaciones con Brasil, mediante la firma de acuerdos de cooperación económica, lo cual “fue la semilla, o lo que le dio pie, al nacimiento del Mercosur”.

Luego, durante la presidencia de Menem, Faurie detalló que, ante los problemas económicos existentes, “la solución que se propone es el recurso del bimonetarismo”. En base a ello, Menem pensó: “No puedo estar peleado con el dueño del billete” por lo que estableció “diálogo fluido con los Estados Unidos”. Aquello tuvo implicancias fuertes en la política exterior del país, dado a que “dialogar con los Estados Unidos es dialogar con una escala de valores que manejan las democracias occidentales, los gobiernos de Europa”.

Sin embargo, posteriormente, Fernando de la Rúa, durante sus dos años de mandato “lamentablemente tuvo una visión que no logró hacer pie” por lo que “volvimos a ser una Argentina ensimismada”. 

Aquello se mantuvo durante los años de gobierno kirchnerista, en los que las relaciones internacionales del país fueron percibidas por el oficialismo como un peso: Creo que el kirchnerismo tiene una característica que es ‘el mundo me complica, el mundo me pide cosas, tengo que cumplir contratos o compromisos de inversiones’ […] y eso al kirchnerismo no le gusta”. Detalló que a pesar de que sí “hubo diálogo con América Latina, fue un diálogo más bien político-ideológico”, detallando que “se avanzó en todo lo que no era económico o comercial”. De este modo, se rechazó la idea originaria del Mercosur, el cual “había nacido para tener un mejor posicionamiento político y económico”.

“No tenemos claro cuáles son nuestros intereses permanentes”, lo cual se ve reflejado en el hecho de que la política exterior del país se ve guiada por el intento de “dejar contenta a una suerte de mini tribuna ideológica que dice que hay que pelarse con el norte” en base a argumentos basados en “irrealidades”. Entre las mismas destaca que las acusaciones sobre un supuesto bloqueo al régimen cubano, cuando “Cuba tuvo un bloqueo durante el gobierno de Kennedy, y a Kennedy lo mataron en 1963, eso ya terminó […] Cuba comercia con todo el mundo”. Aquello demuestra claramente que, “Argentina no sabe a lo que juega. Argentina está completamente desnorteada”.

“Nuestra falta de credibilidad la estamos pagando carísimo, y la vamos a sentir cada vez más, y lo peor de todo es que no hemos frenado, somos como un drogadicto que sigue cometiendo la conducta incorrecta”.

Faurie encuentra los orígenes de la política exterior agresiva hacia los Estados Unidos procurada por el actual gobierno a principios del siglo pasado, cuando “tuvimos algunos indicadores de la distribución de la riqueza per cápita argentina, que nos hacían equiparables a la renta per cápita de Estados Unidos”. Aquel factor, tuvo como consecuencia la formación en “la conciencia popular, de la idea de que éramos equiparables a Estados Unidos pero en el sur”. Lo cual fue un gran error, dado a que “no teníamos una movilidad social de la misma forma que tenían los Estados Unidos” o acumulación genuina de capital, construyéndose en consecuencia una noción errónea de la realidad.

Las incongruencias de la política exterior argentina no se limitan a Estados Unidos, sino que también se presentan en el caso de China. En palabras de Faurie, en Beijing, “nosotros no tenemos un embajador argentino, nosotros tenemos un embajador chino en la embajada argentina. El señor que está ahí es un hombre que representa claramente los intereses chinos”. Tal contradicción fue evidenciada dado a que mientras “hay una matanza de las minorías musulmanas del pueblo Uyghurs”, catalogada por la comunidad internacional como un genocidio, “el embajador argentino en Beijing se atreve a decir que en la provincia de Xinjiang [donde suceden los hechos] hay armonía progreso y desarrollo”

Por último, el excanciller se refirió a la situación en Medio Oriente, en lo que respecta a la búsqueda de hegemonía regional por parte del régimen ayatola. Remarcó que es un una temática que, a pesar de las distancias, es de relevancia para Argentina dado a que “Irán inclusive actúa en favor de la causa propia fuera de su territorio” como se ve en “lo que hace en Cuba con el entrenamiento de sectores de inteligencia y prestando asistencia económica”. Asimismo, a pesar de que “Argentina no tiene intereses estratégicos en Irán […] Irán entiende que a través de Argentina puede jugar un rol importante para la causa iraní”, por ejemplo, mediante la firma del infame memorándum, que “era una atenuación del reclamo que se había hecho por figuras claves para Irán en el mundo […] y de las alertas que se habían creado en Interpol”.

En la misma línea, Argentina se encuentra descuidando sus relaciones con Israel, “un país que ha logrado por fuerza de voluntad de su pueblo, por su capacitación y por la ayuda de algunos socios que tiene [convertirse en] una de las grandes potencias mundiales”. “Hemos tenido muy buenos embajadores en algún momento en Israel y ahora estamos en este predicamento espantoso de haberlo tenido a Urribarri”, lamentó.

 

Escuche la entrevista completa con Jorge Faurie.

Redacción gentileza de Tomás Polakoff

Reproducción autorizada citando la fuente con el siguiente enlace Radio Jai

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