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“Me enteré tiempo después de que, en “el campito” murieron el 95 % de los detenidos” Dr. Saúl Salischiker

Tuvieron que transcurrir cuarenta años para que DES – APARECIDO saliera a la luz. El doctor Saúl Salischiker, su autor, reveló en una entrevista en Radio Jai su historia plasmada en este libro, aquella que hasta ahora no había podido contar.

“Fue en el taller de escritura de Marcelo Birmajer que alguien percibió que, a pesar de que ya había escrito dos novelas, aún no había escrito “lo que tuviera ganas” y ahí sentí que tenía una deuda pendiente, algo para dejar una constancia de lo que le había ocurrido”.

Corrían los años setenta en la Argentina, época del servicio militar obligatorio para los ciudadanos de 20 años. Pero existía la posibilidad, para aquellos que estuvieran estudiando una carrera, de solicitar una prórroga a fin de concluir los estudios, y luego de ello ingresar a la fuerza militar correspondiente.

Fue lo que hizo el entonces futuro conscripto Salischiker , quien solicitó esa prórroga para culminar sus estudios de Medicina. Automáticamente ingresó al servicio militar como AOR, Aspirante a Oficial de Reserva, tal como lo exigían las normas del Ejército. Fue “a la Lemos” con unos cien médicos más y unos cuarenta odontólogos que también habían solicitado prórroga.

“Yo no tenía ninguna militancia, ni siquiera había repartido panfletos en la universidad”, confiesa el médico, que cuenta que ya desde el primer momento, el capitán “que era bastante nazi” puso en la mira a tres de los cinco judíos que había entre los trescientos compañeros que había allí, y los expulsó del curso sin ninguna razón.  “Fuimos a buscar el documento al distrito militar de Palermo, y al salir, pasó una camioneta, nos secuestraron y nos llevaron a un lugar, que supimos después, era “el campito”, en Campo de Mayo, el lugar en donde interrogaban a los supuestos terroristas”.

El doctor Salischiker estuvo 42 días secuestrado, encapuchado. Recibió “solo dos sesiones de tortura”, a la semana de haber llegado; menos que a otros, porque los secuestradores sabían que no era militante ni terrorista, que solo se trataba de un tema con los judíos. A los demás les tenían que sacar información y ya eran torturados apenas llegaban al centro de detención.

En el libro, dividido en capítulos, que se leen de manera ágil, el autor relata el modo en que los torturaban: “Nos picaneaban, nos ponían picana por todas partes del cuerpo, encías, testículos, lo que fuera, era muy doloroso, y luego, por una hora no podías tomar agua porque aparentemente quedabas cargado con electricidad”.

Confiesa Salischiker haber pensado que lo llegarían a matar, pero al mismo tiempo abrigaba la esperanza de que se salvaría. Había momentos, como cuando los llevaban a ducharse, en grupos de diez, en los que podía hablar algo con los otros y se enteraba de que en el lugar había montoneros y militantes del ERP.

No había nada que hacer en el campo, solo debían rezar a la mañana y hacer un poco de ejercicio. Luego no tenían nada que hacer, solo pensar. Por eso, explica el autor, el libro se basa en relatos de los guardias, se relaciona con sus pensamientos. “Uno esperaba la noche para dormir, y yo soñaba con mi casa, con mi familia comiendo, pero me despertaba y estaba ahí”.

Mientras tanto, su familia estaba desesperada, recorría miles de lugares, fueron a la DAIA, fueron a hablar con coroneles y con todos lo que pudieran, para averiguar sobre la suerte de Saúl. Sabían de su secuestro por uno de los compañeros que ese día en Palermo había logrado escapar y que luego pudo viajar a Israel.
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“Me enteré tiempo después de que, en “el campito” murieron el 95 % de los detenidos”, revela con estupor. El día en que los liberaron, cuando el que manejaba el campo, a quien le decían “el teniente”, los dejaba ir “por judíos”, explicando que los judíos son muy obedientes, y no como los que se levantaban la capucha y “ los tenían que limpiar”.

DES APARECIDO Saúl Salischiker
DES – APARECIDO Saúl Salischiker

Los metieron en un coche y en el trayecto no dejaban de asustarlos con conversaciones que hablaban de fusilarlos. Finalmente los abandonaron en medio del campo, obviamente sin dinero ni documentos. Saúl consiguió después de mucho caminar, abordar un tren y llegar a su casa.

Luego de obtener la baja del Ejército por estrés post traumático, cuatro meses después, fue a Israel a hacer la residencia en Psiquiatría. Fue su madre quien insistió en que partiera. Allí se casó y cuando su mujer quedó embarazada regresaron a la Argentina. Hoy su familia la componen su esposa, sus dos hijos y sus tres nietos.

Cuando le preguntan cómo se vive después del horror, el psiquiatra dice que uno se queda con una etapa de estrés post traumático, pero en general se sigue adelante, porque el ser humano tiene una gran capacidad de resiliencia.

“Nunca había pensado en ir a Israel, no me movió ninguna idea sionista, pero me acogieron muy bien y estoy muy agradecido, quedé muy ligado a Israel”.
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Le preguntamos al psiquiatra, a alguien que vivió el horror, sobre la condición humana, de aquel que puede torturar, hacer desaparecer, matar: “ Pienso que el ser humano no es ni bueno, ni altruista, ni solidario; el ser humano en general tiene tendencias agresivas y autodestructivas desde chico y la cultura va controlando y modelando estas tendencias; indudablemente a esa gente no se les pudo controlar esas tendencias”.

El terrorismo de Estado no se justifica de ninguna manera, como así tampoco, a los grupos terroristas que comenzaron a atacar en democracia, Montoneros y ERP, en época de Isabel Perón, pero el Estado debía haberse manejado con la legalidad que le corresponde como tal, y no accionar como terroristas”, analiza.

Recurrentemente le preguntan por qué volvió a la Argentina: “ No lo sé, se dieron algunas cosas, pero no hubo una gran razón”.

Redacción gentileza de la profesora Cita Litvak

Reproducción autorizada citando la fuente con el siguiente enlace Radio Jai

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