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Rusia y Occidente, entre la confrontación y la comprensión en el escenario global actual

Profesor Luis Fuensalida

Por el prof. Luis Fuensalida

Tanto la crisis en la frontera entre Bielorrusia, como la escalada que se da respecto a Ucrania, parecen enmarcar las relaciones entre la Federación Rusa y Occidente, que rememoran el clima que se vivía en tiempos de la Guerra Fría, y que con la finalización de aquel conflicto a comienzos de la década de los años 90 del Siglo pasado, parecían superados.

El apoyo de Moscú al régimen autoritario de Alexander Lukashenko, presidente de Bielorrusia es de por más evidente que va desde el respaldo a la represión y encarcelamiento de opositores a la entrega de aviones caza de última generación y maniobras conjuntas de las fuerzas armadas de ambos países, las últimas en septiembre ppdo., y en relación a la crisis migratoria en la frontera entre Polonia y Bielorrusia, el Kremlin ha guardado absoluto silencio.

Esta situación ha llevado a que el Secretario Gral. de la OTAN, Jens Stoltenberg, a acusar al régimen Lukashenko de permitir y financiar el ingreso de migrantes ilegales, en su mayoría de Oriente Medio, al territorio polaco, incluso asegura que se trata de un “ataque híbrido” instrumentado por Bielorrusia, pues recientemente, se ha detectado que esos pequeños grupos, que cruzan en horas de la noche, lo hacen armados con armas blancas y hasta con agresivos lacrimógenos, lo que los hacen peligrosos.

Por esta razón, el Secretario Gral. de la OTAN, descartó por el momento la aplicación del Art. 4to. del Tratado de la organización, que prevé la consulta de los miembros ante una amenaza cierta, no se desestima la posibilidad, y que ya han prestado asesoramiento a Lituania, también miembro de la Alianza, en cuanto incidentes similares en la frontera de este país con Bielorrusia.

Stoltenberg, refirió que la totalidad de los miembros de la Alianza condenan la explotación y la utilización de personas vulnerables por parte del régimen de Lukashenko, a la vez que señala la inacción de Moscú para influir sobre Bielorrusia a fin de poner fin a la situación en aquella frontera.

El mencionado funcionario de la OTAN ha sido mucho más duro y tajante respecto a la situación en la frontera entre Ucrania y Rusia, que calificó de preocupante la creciente presencia militar rusa, llamando a Moscú a reducir las tensiones y la escalada, asegurando que la OTAN sigue con atención esta situación y que esta dispuesta a defender a sus miembros y aliados, declaración que realizó recientemente en Vilna,  Lituania, acompañado por Úrsula Von der Leyen, presidente de la Comisión Europea de U.E., el presidente lituano Nauseda y la 1ra. ministra Ingrid Simonyté, lo que se debe enmarcar en la política de disuasión y defensa  de la Alianza en relación a las república del Báltico, Lituania, Letonia y Estonia, y por supuesto, incluye a Polonia también, lo que resalta el objetivo de mostrar el apoyo a estos miembros de la OTAN y la U.E.

Lo cierto es, que desde hace más de una semana, Rusia a movilizado un considerable número de tropas y equipo militar hacia la frontera con Ucrania, algo que inquieta a Washington y a la OTAN, según fuentes de inteligencia, por una posible acción rusa, probablemente para el invierno, sin olvidar que técnicamente, Moscú y Kiev, están en guerra desde hace siete años, cuando Rusia invadió y anexó unilateralmente a la península de Crimea, tras la destitución del entonces presidente ucraniano pro ruso, Víktor Yanukovich, sumado a los choque fronterizos y el apoyo a la fuerzas rebeldes ucranianas pro rusas en las regiones de Donetsk y Luhansk, en el este de Ucrania, y sin olvidar la frecuencia de las movilizaciones de tropas rusas en la frontera, como fue el caso en la pasada primavera con el despliegue de sus tanques, aunque ahora, parece ser que la situación es más delicada.

Pero las tensiones entre Kiev y Moscú, no sólo están en el ámbito terrestre, también la zona entre el Mar Negro y el Mar de Azov, han ocurrido confrontación naval y a lo que sumamos un verdadero laberinto de fronteras y derechos en disputa respecto al estratégico estrecho de Kerch, que ahora une la anexada península de Crimea con Rusia.

Así las cosas, la ONG Fundación Carnegie para la Paz Internacional, señala que conociendo el historial de Vladimir Putin con respecto a Ucrania, sugiere que “casi todos los componentes necesarios y las justificaciones para la intervención militar están en su lugar o se están moviendo hacia él…”, en relación a esto, el escenario de una invasión estaría dado por el pretexto de defender a los ciudadanos rusos que vive en las regiones controladas por Moscú, Donetsk y Luhansk, pero también se podría especular que este accionar tiene como objetivo presionar a la U.E., para que exima al gasoducto ruso North Stream 2 de las regulaciones de la eurozona, teniendo en cuenta que a mediados de noviembre ppdo., Alemania suspendió la aprobación del citado gasoducto por se deben cumplir los requisitos de la legislación local.

Por su parte, el gobierno del presidente ucraniano Vlodomir Zelensky, además de cuestionar los movimientos de tropas y equipos militares rusos en las regiones, norte, este y sur, de la frontera común, ha buscado el apoyo de varios líderes internacionales, por el caso el presidente de Francia, Emmanuel Macron, que afirmó que su país esta preparado para defender la soberanía territorial de Ucrania, a lo que se sumó el Ministerio de RR.EE. de Alemania, que en un comunicado señaló sobre las serias consecuencias en caso que Rusia agreda a Ucrania, y el Gral. Nick Carter, jefe de las FF.AA. británicas, declaró al Times, que Gran Bretaña deberá estar lista para una confrontación con Rusia, mientras que Moscú a través de Dimitry Peskov, el portavoz del Kremlin, consideró que la utilización el pasado 26 de octubre de drones de fabricación turca, por el ejército ucraniano, y que la adquisición de los mismos han provocado la desestabilización de la región, a lo que se suma las declaraciones del presidente Lukashenko, que acusó a los EE.UU. de levantar recientemente, bases militares  de la OTAN en Ucrania.

Por su parte, el Secretario de Estado de los EE.UU., Anthony Blinken, ha manifestado que la crisis fronteriza de los migrantes ilegales en la frontera entre Polonia y Bielorrusia, es una cortina de humo de Moscú para lanzar una operación militar sobre Ucrania.

Y retomando las crisis entre Bielorrusia y Polonia, hay una pregunta, ¿cómo llegaron miles de inmigrantes a la frontera entre estos dos países?, en principio debemos retrotraernos al año pasado, cuando el gobierno bielorruso canceló o redujo a su mínima expresión los requisitos de visa a algo más de 70 países, entre los que se encuentran, Libia, Siria, Irak y Afganistán, a su vez, Bielorrusia aumentó significativamente el número de vuelos desde estos países y a través de agencias de viajes, los consulados bielorrusos delegaron en aquellas el otorgamiento de visas, ofreciendo vivienda y empleo en algún país de la U.E. a través de Bielorrusia, que su vez estaría detrás de esas ofertas teniendo en cuenta que el costo de un pasaje aéreo de los países al país de Lukashenko oscila entre los US$10.000 y US$20.000, siendo Irak el que mayor migrantes aporta, en particular de la comunidad kurda, pero también los hay del Yemen, de Etiopía y del Congo, es decir, lugar donde han estallado conflictos religiosos, étnicos o políticos.

En cuanto a las empresas aéreas utilizadas, están la nacional Belavia, Turkish Airlines y Qatar Airlines, y una vez llegados los migrantes a Minsk, estos contingentes son transportados de manera organizada desde el aeropuerto hasta las fronteras polaca o lituana, donde las fuerzas fronterizas bielorrusas ayudan a cruzar ilegalmente la frontera, todo lo cual demuestra la responsabilidad del régimen de Lukashenko en esta crisis migratoria.

Ahora bien, si tenemos en cuenta las crisis abordadas y sumamos que en octubre ppdo., Rusia rompió sus relaciones diplomáticas con la OTAN, dicho comportamiento revela una actitud de confrontación del Kremlin, considerando a Occidente como su principal adversario y a su vez la OTAN considera a Rusia su enemigo, pero desde mi punto de vista, con la excepción de Ucrania que es un objetivo personal de Putin, la política exterior rusa está convencida que el panorama global actual, es sumamente complicado y fragmentado, donde el liderazgo ya no es de Occidente, sino que está delineándose en la competencia de las dos grandes potencias, EE.UU. y China, y el pensamiento estratégico ruso es no quedar atrapado entre aquellas y busca construir una fuerte influencia regional, en África Occidental, Medio Oriente y los Balcanes, con el fin consolidar un poder de negociación, ejemplos de esto es la intervención rusa en Siria y su apoyo al régimen de Bashar al Asad, su doble juego con Israel e Irán, la venta de equipamiento militar a Turquía, en suma posicionarse como nuevo árbitro en Oriente Medio lo que también le posibilita que decidir con Arabia Saudita las cuotas de producción del crudo, y respecto a la U.E., presionar con el suministro energético.

En este cuadro de situación, recordando el caso Navalni y el accionar de la U.E., incluido el viaje del responsable de su política exterior, Joseph Borrell, fue visto por Moscú como lo más parecido a una potencia hostil, y por su parte a Bruselas le cuesta aceptar a Rusia tal cual es y entablar cualquier cooperación, a diferencia de los EE.UU., que tiene una visión más amplia, al menos su presidente Joe Biden, que no tiene interés en cambiar a Rusia, sino por el contrario, buscar intereses coincidentes en pos de una estabilidad estratégica, aunque la cuestión Ucrania es una línea roja para Washington, mientras que para Moscú, la posibilidad de bases militares estadounidenses alienten a Kiev a retomar por la fuerza las regiones disidentes apoyadas por Rusia, que no deja de ser un eslabón importante para los EE.UU. para contener a China, aunque en lo personal pienso que Putin está más cerca de Xi Jimping que de Biden.

Finalizando la columna de hoy, la guerra cibernética, la desinformación y las intromisiones en eventos electorales, contribuyen a la desconfianza mutua y dificultan un interpretación correcta de las intensiones y hasta alguna cooperación, aún si fuera limitada, por todo esto, hoy las relaciones entre Rusia y Occidente se mueven entre la confrontación y comprensión en un escenario global sumamente complejo e interdependiente, donde las relaciones internacionales se manifiestan a través de los acuerdos, pero también de los conflictos.

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