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Falleció mi amigo-colega Rabino Iona Blickstein Z”L

Desde su juventud en Córdoba, Argentina demostró interés y amor por la tradición judía ancestral para seguir estudios judaicos intensivos en Buenos Aires.

Distinguió como rabino en Tzahal, el ejército israelí que sirvió como Rav Tzvaí y eventualmente jubilado con honores.

Compartimos el rabinato en la Unión Israelita de Caracas durante décadas y como colega me nutrí de sus conocimientos que solicité en muchas ocasiones.

Fiel compañero y esposo de Mazal Tov cuyos antepasados Abuhatzira eran motivo de gran orgullo y respeto. Como padre, abuelo y bisabuelo engendró junto con Mazal una familia comprometida con tradición y Mitzvot, siendo su hijo Rabí Avraham Blickstein uno de los Rosh Yeshiva del Kolel Mevaser Israel.

Rabí Iona era un estudioso, un Talmid Jajam que publicó numerosos libros, dio clases, ofició diferentes eventos fundamentales: bodas, entierros, Bar Mitzvá. Dejó huella en estos eventos claves en la vida de las personas y sus familiares. Sobresalió aún más por su erudición y devoto amor por el estudio de Torá y Talmud, y todo lo relacionado con la tradición judía.

No conoció el ocio. Tenía una misión: impartir y compartir sus conocimientos y dedicó incansablemente gran parte de su vida al estudio y a la enseñanza. Deja detrás toda una generación que se nutrió de su sabiduría a través del internet y otros medios comunicacionales que portaron sus mensajes semanales.

Con anterioridad a la recitación del Shemá afirmamos nuestra obligación de lilmod ulelamed, lishmor velaasot ulekayem: estudiar y enseñar, cuidar y hacer y cumplir todas las palabras de Tu Torá con amor. Cabe destacar que según lo citado, el estudio no antecede de inmediato al cumplimiento de los instructivos de la Torá sino que precede a la enseñanza.

Guardando la distancia, pero siguiendo los pasos del bíblico Moshé quien es conocido como Moshé Rabenu: nuestro Maestro Moshé, Rabi Ioná era ante todo un maestro con discípulos de carne y hueso, y especialmente a través de los numerosos libros que con religiosa dedicación publicó con un esfuerzo material a veces más allá de sus posibilidades. Y lo hizo con gran generosidad y amor.

Mi maestro Harav Joseph Dov Soloveitchik solía decir que era un “melamed”, el nombre que hacía referencia, especialmente en Europa, a maestros de niños pequeños. Destacaba mi maestro que ese título en realidad es muy honroso porque la primera Berajá matutina acerca del estudio de la Torá califica a Dios como: haMelamed Torá leAmó Yisrael, o sea que se designa a Dios como “melamed”. Y Rabí Ioná era un melamed por excelencia.

No existe un mandato explícito para el estudio de la Torá en la misma Torá. Eso lo aprendemos del libro de Yehoshua. Mi maestro Soloveitchik reflexionó que mientras Moshé estaba con vida, el pueblo no sintió la necesidad imperiosa por el estudio, porque el gran maestro podía responder a cualquier interrogante. Después del fallecimiento de Mohsé se concluyó que había llegado el momento para que cada uno asuma la responsabilidad personal por el estudio, porque ya no había a quien formular las preguntas. Porque obviamente sin estudio previo solo se puede impartir ignorancia.

La comunidad judía de Panamá, donde se residenció en los últimos años, tendrá ahora que intensificar la dedicación individual por el estudio porque Rabí Ioná ya no está en este mundo. Su alma se deleita ahora con Ziv HaShejiná, el Resplendor de la Presencia Divina en el Mas Allá.

Zijró Baruj
Rabino Pynchas Brener

Reproducción autorizada citando la fuente con el siguiente enlace Radio Jai

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