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Venezuela: se inauguró la exposición “Israel, pasado y presente: a 70 años de su independencia”

David Ben Gurion dijo con relación a Israel “Demasiada historia para muy poco territorio”. Podemos aprovechar esa cita para referirnos al intento de contar esa historia en el espacio a nuestras espaldas, la pequeña sala que acoge la exposición ISRAEL, pasado y presente: a 70 años de su independencia que hoy inaugura el Museo Sefardí de Caracas Morris E. Curiel, prestigiosa institución difusora de cultura, que tan acertadamente preside y dirige mi maestro el Dr. Abraham Levy.

Cuando hace unos meses Abraham se me acercó con la propuesta de asumir la curaduría de una exposición que se convertiría en el aporte del Museo Sefardí a la celebración en Venezuela de los 70 años de Israel, me sentí inmensamente honrado a la vez que un poco asustado. Tuve el honor de formar parte del Consejo Directivo fundador del Museo, entonces bajo la presidencia del Dr. Alberto Botbol, pude apreciar desde adentro, durante casi dos décadas, el arduo trabajo que implica concebir, curar y montar una exposición, y fui testigo del nivel de excelencia alcanzado en todas ellas. No podía permitirme dejar mal parado al Museo ante el reto que me presentó Abraham.

La exposición debía ser didáctica y dirigida principalmente al público en general, al visitante que desconoce la realidad de Israel y el vínculo del pueblo judío con su tierra. Consciente de que vivimos en una sociedad visual en la que la imagen y la inmediatez marcan la pauta, mi idea consistió en dividir el mensaje que se quería transmitir en un número limitado de títulos que debían desarrollarse con textos cortos, muy cortos, e ilustrarse con fotos emblemáticas y atractivas. La milenaria historia de los israelitas, el surgimiento del Estado y aspectos relevantes del Israel de hoy eran temas a desarrollar. La relación con Venezuela y con su comunidad judía debía estar presente.

El concepto contó con el apoyo del actual Consejo Directivo del Museo quien nombró el Comité Organizador que quedó conformado por el mismo Abraham, Ana Caufman y yo. La incorporación de Eduardo Chumaceiro para la museografía y el diseño gráfico permitió, gracias a su creatividad y experiencia, resolver la idea en un esquema de altísima calidad espacial y material, muy apropiado a las condiciones de la sala y dentro de las limitaciones que impone nuestra realidad.

Por razones museísticas se decidió finalmente trabajar con 16 caras o láminas para abordar igual número de etapas históricas y temas. Los textos que presenté fueron cuidadosamente corregidos y revisados por Abraham y Ana. El conocimiento de Ana de las artes visuales fue determinante en la selección de las imágenes. Paralelamente propuse, y se decidió, complementar cada tema con una frase alusiva, que fue extraída de un documento o un libro fundamental, como el tanaj o que fue pronunciada por un protagonista de esta historia. Una línea del tiempo recorre la sala actuando como hilo conductor de la narración. Por su parte, José Luis Natera supo darle sentido a los objetos que desde las vitrinas complementan la exposición. Son una pequeña muestra del vínculo entre Israel, Venezuela y su comunidad judía.

El público conocedor saldrá de aquí con la sensación de que faltó mucho por contar o explicar, y de seguro es así. La mejor manera de comprender la historia y la realidad de un país es visitarlo, recorrer sus paisajes y ciudades, visitar sus monumentos y hablar con su gente, pero los museos nos pueden dar mucha de la información que necesitamos.

Dentro de Israel, casi una docena de ellos se dedican exclusivamente a eso. Abarcan centenas de miles de metros cuadrados, dentro de edificios fabulosos, que son a su vez una muestra de veinticuatro siglos de arquitectura. Desde el Museo de la Historia de Jerusalén que funciona en una fortaleza de tiempos de los Macabeos, la llamada Torre de David en la ciudad vieja, hasta el Museo de la Diáspora que se halla en el campus de la Universidad de Tel Aviv desbordante de juventud. Desde el inmenso Museo Nacional que contiene los manuscritos del Mar Muerto, ubicado en el corazón de la Jerusalén moderna, hasta el pequeño Museo Herzl dedicado al principal mentor del movimiento sionista y localizado en Har Hazikaron, la Colina del Recuerdo, desde la cual se puede contemplar la capital de Israel en todo su esplendor.

También hay museos sobre otros temas y personajes, que a través de los más avanzados recursos visuales y tecnológicos, convierten la visita en una experiencia multimedia. Y prácticamente cada año se incorpora otro museo, lo que convierte a Israel en el país con más museos per cápita del mundo, cosa que no podía dejar de mencionarse en uno de los paneles de nuestra pequeña muestra.

En estos tiempos de desazón y en las circunstancias de apremio en nuestra Venezuela, creo que esta exposición trae un soplo de optimismo a la comunidad judía y a sus amigos. Este gran esfuerzo del Museo Sefardí de Caracas y de las instituciones que colaboraron con él, permite que, parafraseando a Ben Gurion, este “poco territorio” que se halla junto a la emblemática e indomable sinagoga Tiferet Israel de Maripérez se dedique en pleno a la “demasiada historia” del estado judío.

Reproducción autorizada citando la fuente con el siguiente enlace Radio Jai

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