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Quién es el anticuario de zona norte que tenía el tesoro nazi

Pero el viernes 9 eso cambió. La Policía Federal allanó su casa y sus locales, ubicados en un paseo comercial del centro de Olivos, y encontró decenas de piezas con simbología nazi, que podrían haber pertenecido a Adolf Hitler y Josef Mengele, restos fósiles, arqueológicos, momias y hasta elementos que figuraban en la “Lista Roja de Objetos Culturales Chinos” que buscaba la UNESCO.

El hallazgo tomó relevancia internacional y fue publicado en diarios de todo el mundo. Pero su nombre, confirmado por Clarín, hasta ahora no había trascendido. En estas casi dos semanas, Olivares siguió yendo a trabajar y viviendo en la misma casa donde irrumpieron los efectivos. Asegura que no hizo nada ilegal y que toda la colección está compuesta de réplicas.

Olivares atiende el teléfono. No pasan más de tres tonos. Levanta y dice: “Hola”. No quiere hablar, explica, y pide reserva. Quien sí da detalles es su abogado, Carlos Alberto Demayo, que junto a otros dos profesionales de su estudio lleva adelante el caso. Según informa, el anticuario está imputado por violar la ley 25.743, de protección de patrimonio cultural.

En la causa interviene la Secretaría N° 2 del Juzgado Federal N° 1 de San Isidro, a cargo de Sandra Arroyo Salgado. Demayo asegura que Olivares no está prófugo ni con pedido de captura, situación que confirmaron a Clarín fuentes de la Secretaría.

“Técnicamente la única que tiene la potestad para poder pedir una captura es Arroyo Salgado y Carlos no meritúa ningún peligro de fuga. Es una locura encarcelarlo. Está todos los días yendo a su trabajo. No está prófugo. Nunca obstaculizó el accionar de la Justicia”, afirma el abogado.

La casa de Olivares está a una cuadra de la estación de Beccar del Ferrocarril Mitre. Es una propiedad de estilo, de arquitectura normanda, que compró hace casi una década para salvar de una demolición.

Sus locales de Olivos quedan a una cuadra de la Quinta presidencial, en avenida Maipú y Marconi.

Durante los procedimientos, que encabezó la División Protección del Patrimonio Cultural de la Policía Federal Argentina, allí encontraron un busto de Hitler, una lupa que podría haber pertenecido al dirigente de la Alemania nazi, una escultura en la que se ve a un soldado nazi enarbolando una bandera con la cruz esvástica que identifica al régimen antisemita y, con ese mismo símbolo, un reloj de arena.

Hay hasta un craneómetro, que creen que podría haber sido de Josef Mengele, el macabro médico nazi que se encargaba de seleccionar a las víctimas de Auschwitz que eran mandadas a las cámaras de gas y que hizo experimentos científicos posiblemente letales con prisioneros del campo.

Mengele vivió en Argentina y se cree que de ser verdaderos esos objetos pueden dar información sobre su estadía en el país. En las propiedades de Olivares hallaron, además, restos fósiles, objetos históricos orientales y más.

La defensa de Olivares asegura que, hasta donde el imputado sabe y cree, todas son réplicas. “Si Carlos hubiese tenido conocimiento de que la colección era real ya la hubiera comercializado, no la tendría tirada ahí como si fueran réplicas. Nosotros creemos que la colección no es real. Sobre lo nazi, estamos esperando una pericia que va a salir la semana que viene”, afirma Demayo.

Acusan que el Ministerio de Seguridad no dice la verdad cuando habla de una puerta escondida, detrás de la cual, detallaron, encontraron decenas de objetos. “No había doble pared. Había una puerta. Armaron todo diciendo que había una puerta oculta, jamás hubo una doble pared”, agrega el abogado.

Sostiene, además, que todo tiene papeles. No se sabe exactamente hace cuánto tiempo esas piezas estaban en manos de Olivares, pero podría tratarse de años. Todas las habría adquirido en Argentina y por lotes. Es decir, sin elegir en particular cada pieza.
Olivares lleva mucho tiempo en el mundo de las antigüedades. A fines de la década de 1990 fundó la Feria de Anticuarios de San Isidro, que presidió. En noviembre de 2010 tomó la concesión de Puente Maipú, un paseo comercial que pasa por arriba de la avenida Maipú al 2300, en Olivos, donde está una de las cabeceras del Tren de la Costa. En ese momento estaba abandonado. Lo remodeló y abrió 30 locales que ahora se encarga de alquilar, en un espacio que depende de Nación. La mayoría de los negocios vende antigüedades, igual que él.

“No es nada del otro mundo. El se dedica a esto: compra y vende. Es vox populi”, sostiene su abogado y rechaza toda acusación de Olivares como alguien que hace apología o difusión del nazismo.

“¿Qué tiene que ver el Holocausto con un tipo que se dedica a comprar y vender, con un anticuario? En cualquier museo del mundo hay hasta templos. Pero si te roba el Estado está todo bien. Ahora, si lo tiene un particular, sos un delincuente mafioso, nazi y merecés la hoguera”, afirma Demayo.

La próxima semana será clave para Olivares. Un grupo de peritos está tratando de determinar si las piezas son verdaderas o no.

“Si Carlos supiera o hubiera sabido que eso era real, no lo tendría guardado tirado en un cuartito húmedo. Hubiera sido fácil de meter en el mercado. Es una persona normal que se dedica a vender y comprar objetos. Queremos recuperarlos”, insiste el abogado y acusa que a partir de los allanamientos a Olivares lo presentaron “casi como un criminal nazi”.

“Me fascina lo que el hombre puede lograr y, sobre todo, ver eso que el hombre hizo y que ya no hace”, había declarado Olivares en enero de 2010 en una entrevista en el Zonal que Clarín publica en San Isidro.

En esa nota, Olivares contaba cómo había decidido adquirir la propiedad de estilo normanda de Beccar, una casa de dos plantas, con un altillo, un mirador y una terraza. Ahí mismo, atrás de vitrinas y cubos de vidrio, estaban los objetos cuyo origen, todavía, es un misterio.

Fuente: Diario Clarín

Reproducción autorizada citando la fuente con el siguiente enlace Radio Jai

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