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Gottfried Fuchs, el héroe olvidado en el fútbol alemán

Gottfried Fuchs está considerado a día de hoy como uno de los mejores goleadores de la historia del fútbol alemán. Sin embargo, su recuerdo quedó sepultado durante muchos años. ¿El motivo? Era judío. Y eso, en su época, era lo mismo que ser nada. Nacido en Karlsruhe el 3 de mayo de 1889, el mismo año en que nacía el FC Karlsruhe, no tardarían en encontrarse en el camino. Fuchs se enroló a los 17 años al equipo germano, que se encontraba en plena época dorada, y formó junto a Fritz Förderer y Julius Hirsch una de las delanteras más temibles de la época. Desde su llegada conquistaron tres campeonatos regionales del Sur de Alemania y un título nacional alemán en tres años, cayendo en otro final nacional ante el Holstein Kiel.
En 1910, a la edad de 21 años, fue convocado por primera vez por la selección alemana de fútbol. Sus goles y sus grandes actuaciones le habían granjeado el reconocimiento en todo el país. Se convertía así en el primer futbolista judío que representaba a la Mannschaft.
Su gran oportunidad le llegó dos años después, en el verano de 1912, cuando fue citado por la Federación de Fútbol Alemana para participar en los Juegos Olímpicos de Estocolmo.

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Y fue entonces cuando dejó su sello para la historia. En el tercer encuentro del campeonato, frente a Rusia, en el estadio Rasunda, Gottfried Fuchs anotaría diez tantos (¡diez!), en la escandalosa victoria de su equipo por 16 a 0. Un registro que a lo largo de la historia tan solo ha podido repetir el danés Sophus Nielsen en 1908 ante Francia, y el australiano Archie Thompson, quien marcó 13 goles contra Samoa Americana en 2001 (Australia ganó ese encuentro 31 a 0).
Su carrera continuó brillante en el Karlsruher FV, hasta que en 1914 el estallido de la Primera Guerra Mundial le obligó, como a tantos otros futbolistas, a servir en el frente.

Fue oficial de artillería, y pese a que fue herido en varias ocasiones, pudo retomar el fútbol al finalizar el conflicto. Lo hizo en el Karlsruher por un breve periodo de tiempo, y después en el Düsseldorfer hasta su retirada definitiva en 1920.
En total, Fuchs jugó seis partidos internacionales con Alemania, sumando un total de 14 goles. Es decir, 2’33 goles por partido, lo que le convierte en el mejor goleador –estadísticamente– de la historia de la selección alemana.
Pero ese registro pasó desapercibido durante todo el siglo XX. En 1928 se mudó a Berlín junto a su familia, que regentaba una carpintería, y se enroló en el club de tenis berlinés Nikolassee, club que en 1935 instauró las Leyes raciales de Nuremberg. A Fuchs, de origen judío, no le quedó más remedio que abandonar la ciudad primero y el país después, encontrando refugio en Francia. Tras el avance de las tropas nazis en Bélgica, Fuchs se vio obligado a huir de nuevo, en esta ocasión a Canadá. Fue ahí donde se cambiaría el nombre por el de Godfrey E. Fochs. Fue ahí cuando su pista se perdió para siempre en el recuerdo del fútbol alemán.
No fue el único. Su hermano Richard Fuchs, un reconocido arquitecto, tuvo que huir a Nueva Zelanda tras pasar varias semanas en el campo de concentración de Dachau. Peor suerte correría su compañero de equipo en el Karlsruhe Julius Hirsch –y el segundo futbolista judío que formó parte de la selección nacional alemana–, quien terminaría falleciendo sólo unos años más tarde en Auschwitz.

En 1955 Sepp Herberger, uno de los hombres más importantes del fútbol alemán y seleccionador nacional del equipo que se había proclamado campeón del mundo sólo un año antes, trató, en vano, de recuperar la memoria de Gottfried Fuchs. Comenzó una correspondencia con el exfutbolista ahora en Canadá mediante la cual le reconocía haber sido uno de sus ídolos de la infancia, definiéndole años más tarde como “el Beckenbauer de mi juventud”.
Las cartas se prolongaron durante años y, a comienzos de 1972, Herberger propuso el nombre de Gottfried Fuchs como invitado de honor para la inauguración prevista en mayo del nuevo Estadio Olímpico de Munich. Era la ocasión ideal para recordar su figura,siendo el partido además ante la Unión Soviética, el equipo al que Fuchs le había endosado diez tantos 60 años atrás.
“El gesto ayudaría a reconciliarnos tras las injusticias cometidas, y sería un hecho positivo no sólo para el mundo del deporte, sino para todo el país”, afirmaba Herberger en su solicitud a la DFB. Sin embargo, la respuesta fue negativa, excusándose en que “podría suponer un precedente con probables problemas en el futuro”.
Herberger envió una última carta a su amigo Fuchs en marzo del 72 para comunicarle que lamentablemente su petición había sido rechazada, pero el mensaje nunca llegó a Fuchs: había fallecido unas semanas antes, a los 82 años de edad.
Durante todo el Siglo XX, y a pesar de sus increíbles registros y de la hazaña ante Rusia, el nombre de Fuchs fue totalmente olvidado en el fútbol alemán y, por ende, en el fútbol mundial. No fue hasta el Siglo XXI que su figura volvió a salir a la palestra.
Un primer paso fue la creación en 2005 por parte de la Federación de Fútbol Alemana del premio Julius Hirsch, en nombre del compañero de equipo de Fuchs, también judío, que fue asesinado en Auschwitz. Se otorga a aquellos que representan “la santidad de la dignidad humana y la oposición al antisemitismo y racismo, especialmente para los judíos víctimas del régimen nazi”.
Durante una de las ceremonias de entrega del mencionado Premio, Erich Fochs, Julian Heller y Andreas Hirsch, tres nietos de Fuchs y Hirsch, los dos únicos futbolistas judíos internacionales con Alemania, estuvieron juntos en el Bärensaal im Alten Stadthaus de Berlín. Al año siguiente, con motivo de la celebración del Mundial de 2006 en Alemania, la figura de Gottfried Fuchs volvió a ser recordada como uno de los mejores delanteros del país, ante la sorpresa de la mayoría, que jamás había oído ese nombre. Y en 2013 el Ayuntamiento de Karlsruhe honró su memoria dándole su nombre a una plaza de la ciudad, la nueva Gottfried Fuchs Platz, muy cercana al original estadio del FV Karlsruhe, su club de toda la vida.
Ya en la temporada pasada, la 2016-2017, las tres federaciones de fútbol de Baden -Württemberg Baden, Südbaden y Württemberg- otorgan un premio en memoria a Gottfried Fuchs a las categorías inferiores del estado federado, y cuyo lema es “por la humanidad y la tolerancia, contra el racismo y el antisemitismo”.
Muchos reconocimientos recientes más que merecidos para el futbolista que, aún hoy, ostenta la mejor media goleadora en la historia de la selección alemana, pero que durante prácticamente un siglo fue olvidado, escondido, borrado de la memoria por el hecho de ser judío.

Extraído del grupo de Facebook PERSONALIDADES JUDÍAS DE TODOS LOS TIEMPOS

Reproducción autorizada por Radio Jai citando la fuente.

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