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Franklin Delano Roosevelt y la Shoá

La censura que se ejercía sobre el tema era tan fuerte, que durante la guerra, tanto los E.E.U.U. como su aliado Gran Bretaña, no denunciaron en sus programas de radio transmitidos al pueblo alemán, lo que estaba sucediendo con los judíos en Europa. Asimismo, la prensa aliada en aquellos años, restringía severamente la información sobre el exterminio judío.
Las potencias aliadas no querían aparecer que estaban luchando contra los alemanes para salvar a los judíos; para sus líderes, tener que demostrar algún interés en el tema judío podía resultar contraproducente en la opinión pública.
Uno de los planes más conocidos para rescatar a los judíos fracasó por su inoperancia, tal el caso de la Comisión para los Refugiados de Guerra, creada el 22 de enero de 1944, por el presidente Franklin Delano Roosevelt, tendiente a “adoptar medidas a su alcance contra la opresión enemiga” y para “combatir los planes nazis de exterminio judío”. Del plan, solo quedó su enunciado.
Respecto del presidente Roosevelt, existe una vieja pregunta: ¿hizo todo lo posible para ayudar o proteger a los judíos del exterminio nazi? Las posturas están divididas: Algunos historiadores americanos de renombre han encontrado documentos que demuestran que Roosevelt sí hizo un gran esfuerzo para salvar la vida de cientos de miles de judíos por medio de iniciativas que adoptó, y hasta el presente, son muy poco conocidas. Ellos argumentan que él debió lidiar con un Congreso y con su propio Departamento de Estado, donde había políticos y funcionarios con manifiestas conductas antisemitas.
Otros historiadores están en la antípoda de estos argumentos: se lo acusa al presidente norteamericano de haber abandonado y traicionado a los judíos, y hasta se hace hincapié en el propio sentimiento antijudío del presidente norteamericano. Esta postura se basa en el hallazgo de una profusa documentación sobre comentarios y conceptos vertidos por el presidente Roosevelt que demuestran su animadversión personal y el rechazo que sentía hacia los judíos. Si bien muchas de estas expresiones fueron dichas en charlas privadas con colaboradores cercanos, según la investigación, se las puede considerar de clara índole antisemita, y además esos comentarios no eran ningún secreto.

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Significativo es resaltar, que la política inmigratoria judía de los Estados Unidos no fue modificada durante la guerra; puntualmente, en el caso de la inmigración judía, no se modificó su cupo, a pesar de que había un conocimiento real sobre lo que estaba sucediendo; es necesario hacer notar una marcada indiferencia hacia la Shoá.
En 1943, Jan Karski, un ciudadano polaco que servía de enlace con los americanos, le hizo llegar una misiva al presidente Roosevelt sobre los asesinatos masivos que se registraban en el gueto de Varsovia; ni el presidente ni su gente se dieron por aludidos.
Cuando los investigadores se hacen la famosa pregunta: ¿por qué EEUU y Gran Bretaña no bombardearon el centro de exterminio de Auschwitz, ni sus vías férreas?

, la respuesta que obtienen es que existen pruebas del rechazo a un plan de bombardeo sobre esos objetivos. En un comienzo se pensaba que el impedimento partía del entorno presidencial, pero hoy se conoce fehacientemente que los pedidos fueron llevados directamente al presidente y no hubo reacción.
Cuando la guerra concluyó, se le preguntó a los dirigentes y activistas de la comunidad judía: ¿por qué no se reaccionó con mayor energía contra la política oficial americana? Aquí también la respuesta es ambivalente, por un lado se hicieron ingentes esfuerzos en atraer la atención del gobierno, como el desgarrador llamado del Dr. Joseph Tenenbaum del Congreso Judío estadounidense, en cuya sesión del 3-5 de diciembre de 1944 en N. York, dijo: “No confiemos en que otros defiendan nuestros intereses. Cuando acusaron a Japón de usar gas contra los chinos, el presidente de Estados Unidos advirtió solemnemente que tomaría represalias contra los japoneses, si usaban gas en la guerra. Millones de judíos han muerto asfixiados en las cámaras de gas, pero nadie ha amenazado a los alemanes con tomar represalias; no se ha amenazado con gasear sus ciudades.

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Los judíos deben dejar de ser la nación de la que se puede prescindir”.
Pero paralelamente se debe señalar que Roosevelt era considerado como uno de los grandes presidentes americanos, de los más exitosos y populares, e inclusive altamente valorado y apreciado. Fue el único presidente en la historia de los EEUU que fue elegido cuatro veces; era enormemente estimado por ser él quien sacó al país de la debacle económica de los años 30, y fue quien condujo a América en la guerra contra los nazis.
Con el paso del tiempo, los líderes comunitarios reconocen que ese carisma los llevó a equivocarse, que fue un error no haber presionado ni exigido un mayor compromiso y un accionar más firme, ya que a la luz de los hechos, el líder americano no se comprometió en ayudar a los judíos perseguidos.

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