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El Tercer Hombre

Cuando se aborda el atentado terrorista a la sede de la AMIA en Buenos Aires, Argentina, y en relación a quienes participaron de una u otra forma en su perpetración, casi automáticamente vienen a nuestra memoria, los nombres de Mohsen Rabbani e Imad Mugniyé.

El primero de los nombrados, clérigo chiita iraní y uno de los mejores agentes de inteligencia del régimen de los Ayatollah, además fue y sigue siendo desde la Asamblea Mundial Ahlul Bait, en Teherán, donde se fijan los lineamientos para Latinoamérica, es sin duda, el arquitecto de la red proselitista de Irán en Latinoamérica y el artífice de expandir la estrategia y las tácticas enunciadas en 1982 por el que fuera comandante de la Guardia Revolucionaria iraní, Javad Mansouri, cuando enunció que cada embajada de Irán debe ser un centro de inteligencia y la base para exportar la ideología de la revolución del 79, la que sólo puede exportarse a través de la violencia terrorista.

Es así, que Rabbani cuando llegó a Buenos Aires en 1983, tenía como objetivo poner en acción la incidencia y penetración de Irán en Latinoamérica, siguiendo la visión de Mansouri, y bajo la fachada de representante del Ministerio de Carne iraní, comenzó su actividad proselitista y de radicalización en la comunidad chiita en nuestro país, que para ese tiempo, experimentaba un crecimiento como consecuencia de la migración libanesa hacia Sudamérica debido a la guerra civil, lo que le facilitó la tarea de conformar grupos de apoyo identificados con la revolución islámica, y que le posibilitó el desarrollo de una intrincada red de espionaje, cuyos blancos eran las instituciones públicas y privadas estadounidenses y judías, lo que quedó evidenciado con el atentado a la embajada de Israel en Buenos Aires, el 17 de marzo de 1992, tal como está documentado en el registro telefónico del 3 de abril de ese año, desde el domicilio de Rabbani en esta ciudad y la secretaría del jeque Fadlalá del Hezbollah, en Líbano, y donde se reconoce al clérigo, como el responsable de las actividades de la organización terrorista libanesa en la Argentina, lo que también implica, a la embajada de Irán en Buenos Aires en el atentado, como también, en el financiamiento de las mezquitas a cargo de Rabbani.

Prácticamente, Rabbani permaneció casi 14 años en Argentina, si bien en ese período realizó varios viajes a Irán, el más significativo de estos fue el realizado a mediados de 1993, junto Ahmad Asghari representante de la Guardia Revolucionaria en la embajada iraní en Buenos Aires, pero fue Rabbani, quién llevó los resultados de las tareas de inteligencia desplegadas por su red sobre los posibles objetivos, de los cuales la sede de la AMIA era el que Rabbani consideraba más vulnerable, lo que se ratificó el 14 de agosto en la reunión en Mashhad, a la que recordemos asistieron el líder supremo Alí Jamenei, el presidente Ali Rafsanjani, los ministros de RR.EE., Ali Velayati y el de Inteligencia Ali Fallajian, el comandante de las Fuerzas Al Quds Ahmad Vahidi y el Jefe de Operaciones en el Exterior y funcionario del Hezbollah, Imad Mugniyé.

Antes de proseguir con Rabbani, es necesario detenerse en un detalle importante, y es la Fatwa emitida por el propio Ali Jamenei, un edicto religioso que aprobaba y “santificaba” la operación terrorista, y por ser un documento oficial y cuyo único responsable es la cabeza del Estado iraní, ni el gobierno de Carlos Menem, ni los que le siguieron hasta el presente, le han dado la magnitud que tuvo, que no es otra, que autorizar y legitimar un acto de agresión a otro Estado, que al menos correspondería la rotura de relaciones diplomáticas, lo que nunca ocurrió.

Pues bien, volviendo a Rabbani, regresó a la Argentina a fines de octubre de 1993, para partir nuevamente hacia Irán en febrero de 1994 a fin de recibir las credenciales de Agregado Cultural y poseer así la inmunidad diplomática, y ya en nuestro país, comenzó a movilizar las cuentas bancarias que había abierto en Deutshe Bank, en el Banco Tornquist, recibió transferencias enviadas desde el Banco Melli, en Teherán a través de la Unión de Bancos Suizos, sin olvidar las actividades de una empresa fachada, la Corporación Gubernamental de Comercio o GTC, que generaba y manipulaba recursos, y en el ámbito proselitista, Rabbani ya habia levantado la mezquita Al Tawhid, en el barrio porteño de Floresta, y coordinó con la ubicada en Cañuelas, Al Imán, que albergó al atacante suicida Ibrahim Berro, y con la de Tucumán, Ash Shahid o del Mártir, por supuesto, las acciones de Rabbani han quedado documentadas en la causa AMIA, como ser el caso de los registros y entrecruzamientos telefónicos, tanto las llevadas a cabo en nuestro país, como las realizadas a la región de la Triple Frontera y a Teherán, por lo que no quedan dudas sobre la responsabilidad penal del nombrado y la consiguiente Circular Roja de INTERPOL por la Captura Internacional librada por la Justicia Federal argentina, lo que no ha impedido que continuara con sus actividades terroristas, en el 2007 apoyó a una célula que tenía por blanco el aeropuerto internacional John F. Kennedy, de New York, con explosivos, por cuatro sujetos que fueron apresados y condenados por el Tribunal Federal de aquella ciudad, tres de nacionalidad guyanense y el cuarto, el Imán Rareen Ibrahim, líder de la comunidad chiita en Trinidad y Tobago, como así también, en el 2012, el Gral. Douglas Fraser a cargo del Comando Sur, señaló que a través de 36 centros culturales chiitas en Latinoamérica, que conforman la Fundación Cultural Oriente, dirigida por Rabbani, se supervisa y reclutan a jóvenes de la región.

Ahora pasemos a Imad Mugniyé, nacido en diciembre de 1962 en Tayr Debba, Líbano, comenzó organizando el ala militar de Hezbollah, realizó acciones de piratería aérea, vuelo 847 de TWA, toma y asesinato de rehenes, como el del Jefe de la CIA en Líbano, pero quizás las operaciones más importantes que planificó y dirigió, fueron en 1983, los ataques al Cuartel de los Marines estadounidenses y a la embajada de los EE.UU. en Beirut, y a posteriori de los dos atentados en la Argentina, el que se produjo contra las Torres Khobar, en Arabia Saudita, en 1996.

En cuanto a ambos ataques perpetrados en nuestro país, la participación de Mugniyé, como cerebro del atentado a la embajada de Israel en Buenos Aires, está perfectamente documentada en la causa instruida por la Suprema Corte de Justicia de la Nación, como ser en el registro de la llamada entre el nombrado y Talal Haniyeh, alto funcionario de Hezbollah, quienes celebraban el éxito del llamado operativo “Proyecto Argentina”, denominación que se le dio al atentado, e incluso se jactaban que el MOSSAD no había podido evitarlo, además Mugniyé acompañó personalmente en febrero de 1992 a Brasil, a Imad Ghamluch, que era el alias del libanés de 24 años, Muhammad Neer Al Din Nuer Al Din, el atacante suicida en el ataque a la sede diplomática israelí en Buenos Aires, y también supervisó a otro libanés, Mohamed Ibrahim Soleimani, quien fue el encargado de ingresar y ubicar los explosivos en la pick up Ford F-100 que se utilizó en aquel evento, y quien en la actualidad, a los 62 años, Soleimani estaría residiendo posiblemente en Líbano o Irán, y tiene una Circular Roja de INTERPOL, por la Captura Internacional librada por la Suprema Corte de nuestro país.

También, a mediados de los años 90, preparó una operación que consistió en grandes compras de carne de res a un frigorífico en Paraguay, la que luego procedió a envenenar y dejar lista para su exportación a Israel con certificados kosher falsos, sin embargo, la policía nacional paraguaya interceptó el cargamento, que finalmente no fue exportado.

Ahora bien, en relación al segundo atentado, el de la AMIA, Mugniyé recibió tras la reunión mencionada de Mashhad, Irán, la orden del Ministro de Inteligencia, Ali Fallajian, de comandar y coordinar al grupo operativo que actuaría en Buenos Aires en julio de 1994, una tarea que asumió con la profesionalidad que lo caracterizó, es por eso, que en el 2002 para la fiscalía federal de la causa AMIA, Mugniyé fuera su principal objetivo y al año siguiente librara su Captura Internacional, al igual que para Assad Barakat.

Cinco años después, el 12 de febrero del 2008, Imad Mugniyé murió al explotar el vehículo en que viajaba en Siria, a la altura de la localidad de Koufar Souza, cuando se desplazaba en dirección a Damasco, su deceso dejó sin efecto la Circular Roja de INTERPOL y la correspondiente Orden Captura Internacional, tanto en la causa embajada de Israel como en la causa AMIA.

Detrás de estos dos personajes, Rabbani y Mugniyé, está el Tercer Hombre, que también se encuentra involucrado en ambos atentados terroristas cometidos en nuestro país, se trata de Salman Raouf Salman El Reda, alias Samuel Salman El Reda, quién tendría en la actualidad 60  años, que en principio se tenía como información que había nacido en julio de 1965 en San Andrés, Colombia, pero en el 2019, INTERPOL corroboró que el nombrado nació en junio de 1963, en la localidad de Bint Jbeil, Líbano, con pasaporte libanés nro. 566633, y que estaría residiendo en su país natal.

Salman El Reda, llegó a la Argentina en el año 1987, relacionándose con Mohsen Rabbani a través de la mezquita Al Tawihd, y contrajo matrimonio con la ciudadana argentina de ascendencia libanesa, Silvina Gabriela Sain, militante yihadista y que trabajaba con Rabbani en la citada mezquita.

El nombrado fue responsable de los agentes del MOIS (Ministerio de Inteligencia y Seguridad de Irán) en Argentina, y en septiembre de 1992 se trasladó con su familia a Foz Iguazú, Brasil, desde donde diariamente viajaba a Ciudad del Este, Paraguay, para reunirse en la Galería Page con los integrantes del Clan Barakat y otros agentes de Hezbollah, pero ya en 1994, antes del atentado a la AMIA, El Reda se trasladaba desde Foz Iguazú a Buenos Aires, donde residió en la casa de sus suegros en el barrio de Flores.

Es así, que el 1 de julio de 1994, Salman El Reda se desplazó al aeropuerto internacional de Ezeiza, donde recibió a los operativos de Hezbollah, comunicándose a las 10:53 con un celular ubicado en Foz Iguazú, que si bien estaba a nombre de un tal André Marques, pertenecía a la agencia de turismo Agencia Piloto, propiedad de Farouk Abdul Omairi y Abbas Hijazi, informando que el grupo terrorista había arribado sin novedad y que se dirigían a las “casas seguras” en Buenos Aires, y minutos después hizo lo propio a un teléfono en Beirut correspondiente a la Oficina Central de Hezbollah, y las comunicaciones entre Salman El Reda y el celular señalado en Foz Iguazú, se mantuvieron hasta el mismo 18 de julio, a las 07:41 hs., para informar que los operativos de Hezbollah y el mismo El Reda partían desde el aeropuerto Jorge Newberry con rumbo a Puerto Iguazú, es decir, aproximadamente dos horas antes del producirse el atentado, y nunca más se utilizó aquel celular.

En otra comunicación, Salman El Reda que se encontraba en la mezquita Al Tawihd, recibe a eso de las 18 hs. el llamado de Mohsen Rabbani, desde el celular de éste, avisando que la camioneta Traffic ya estaba en el estacionamiento Jet Parking, confirmando así el cumplimiento con éxito de esa fase del operativo, y un poco más de una hora después, El Reda se comunicó desde un locutorio con uno de los integrantes del Clan Barakat en la Triple Frontera, Khodor Barakat, informando que el coche bomba ya estaba en el estacionamiento.

Las llamadas de Salman El Reda, daban lugar a desencadenar una serie de comunicaciones dentro de las diferentes áreas de Hezbollah, lo que evidencia el crucial rol de El Reda, pero no sólo fue el Tercer Hombre en el atentado de 1994 a la AMIA, sino que también coordinó el grupo operativo de Hezbollah que realizó el atentado contra la embajada de Israel en 1992, constituyéndose en el principal colaborador de Imad Mugniyé, cerebro detrás de los dos ataques terroristas, y sin duda, El Reda fue el nexo operativo entre los miembros del escuadrón terrorista que participó en el ataque a la AMIA y Mohsen Rabbani, por lo cual se puede inferir que, sin la exitosa triangulación para coordinar entre Mugniyé, Rabbani y El Reda, posiblemente los atentados habrían fracasado, es por esto que desde el 2009 la Justicia Federal Argentina emitiera la Orden de Captura Internacional y la correlativa Circular Roja de INTERPOL, de Salman Raouf El Reda.

A los tres nombrados, recientemente el juez federal Daniel Rafecas, a pedido de la fiscalía y en relación al atentado a la AMIA, emitió las capturas internacionales de, Hussein Mounir Mouzannar, Ali Hussein Abdallah, Farouk Abdul Omairi y Abdallah Salman (a) Youssef o José Salman El Reda, hermano del Tercer Hombre, sintéticamente, el primero ya estaba sindicado como integrante de una organización criminal dedicada al lavado de dinero, piratería informática y clonación de celulares, asociado con Kassen Hijazi y Abbas Hijazi, este último vinculado a Omairi en la agencia de turismo Agencia Piloto, sita en Ciudad del Este, Paraguay, y ya que nombramos a Omairi, éste facilitó al Clan Barakat, pasajes, documentación apócrifa, dinero y mapas de Buenos Aires, y como también se señaló, desde su celular a nombre de Andre Marques se comunicaba con Salman El Reda y también con Mohsen Rabbani, por su parte, Hussein Abdallah ayudó a Salman El Reda a conseguir la radicación en Paraguay, facilitándole el depto. C) del 6° piso, del edificio ubicado en Monseñor Rodríguez y Pampliega, Ciudad del Este, lo que le valió a Salman El Reda obtener identidad falsa, pero también fue investigado por las autoridades chilenas por sus actividades ilícitas y relacionadas con la piratería informática en Iquique, Chile, en el marco de la conexión entre el Clan Barakat y la Tríada china Tong, de Hong Kong, y por último, Abdallah Salman (a) Salman Youssef/José El Reda, hermano del Tercer Hombre, quien colaboró con él en la preparación del atentado a la AMIA, y entre sus actividades estuvo la introducción de importantes sumas de Dólares estadounidenses falsos de alta calidad, que servían al financiamiento de Hezbollah en la región, a raíz de esto, fue detenido en Rosario, Santa Fe, en la sucursal del Banco Nación, cuando intentó cambiar u$s. 5.000, en noviembre de 1992, y fue liberado bajo fianza, que pagó su hermano, y luego declarado en rebeldía por su incomparencia, pero  también figura en los registro telefónicos donde ha quedado documentado su relación con los otros buscados y otros agentes de Hezbollah, llamadas que realizaba desde el domicilio de Hussein Abdallah, en Ciudad del Este.

Finalizando la columna, las reflexiones son las siguientes: que a veinte años de que se libraran las primeras Circulares Rojas de INTERPOL, ahora se haga lo propio con estos cuatro libaneses, habla por si sólo de lo poco o nada eficaz y eficiente de la Justicia y de las áreas del Estado Nacional que deben brindar seguridad, o quizás peor, complicidad con el régimen teocrático iraní y un alineamiento geopolítico con sus aliados estratégicos, lo que nos lleva a concluir que la situación de vulnerabilidad ante el terrorismo y el crimen organizado internacional de nuestro país no es aún peor, gracias a la información y colaboración brindada por servicios de inteligencia de países que luchan contra ese flagelo, y parece que los dos atentados terroristas más graves que sufrió, no sólo la Argentina, sino en el contexto latinoamericano, no ha servido para conformar una estructura legal, judicial, policial, de inteligencia y del servicio exterior que este en capacidad cierta y real para enfrentar esta clase de desafíos que amenazan a las democracias, por esta razón más que una frase final lo que surge es el interrogante más acuciante, ¿se puede dar un tercer atentado en Argentina?, como estamos SI.

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