¿Comenzó la contraofensiva ucraniana?

¿Comenzó, finalmente, la tan anunciada contraofensiva ucraniana para recuperar su territorio del este y el sur? Además de los videos publicitarios que son otra arma en esta guerra que también se libra en las redes sociales, ha habido desplazamiento de tropas ucranianas hacia Bajmut, en un amplio frente de novecientos kilómetros. En esta contraofensiva estarán operativos los tanques Leopard 2, de fabricación alemana, entregados por países europeos. Aún es temprano para saber si contarán con aviones F16, más allá del visto bueno del presidente Biden, por el tiempo de entrenamiento que requieren los pilotos.

Puede sorprender que Bajmut, desolada y hace apenas dos semanas totalmente ocupada por los mercenarios del Grupo Wagner, vuelva a ser el centro de esta guerra. Y es que los símbolos movilizan, conmueven, y para los ucranianos se transformó en sinónimo de resistencia. Como lo fueron Leningrado y Stalingrado para los soviéticos en la segunda guerra mundial.

A estos inicios de la contraofensiva, todavía no masiva, se agrega la destrucción de la represa hidroeléctrica de Nova Kajovka, en el río Dnieper. Las acusaciones son cruzadas por este crimen de guerra, tipificado en la Convención de Ginebra y sus Protocolos Adicionales.

Tantos crímenes cometidos, tantas líneas rojas que se han cruzado, y en los comienzos de la contraofensiva de verano, ¿hay espacio posible para alguna iniciativa diplomática que derive en un armisticio? Los “planes de paz” enunciados públicamente están muy lejos de ser hojas de ruta, siendo una serie de puntos sin concatenación. Por otro lado, y aunque hubiera algún tipo de conversación diplomática, simultáneamente se seguirían librando combates y quizás con mayor violencia, para negociar desde posiciones de fuerza y hechos consumados.

Las heridas de esta guerra, que seguirá trágicamente por unos años, seguramente empiecen a cerrarse cinco o seis decenios después.

Ricardo López Göttig