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“Indiferencia”

«Cuando los nazis vinieron a llevarse a los comunistas,
guardé silencio,
ya que no era comunista,

Cuando encarcelaron a los socialdemócratas,
guardé silencio,
ya que no era socialdemócrata,

Cuando vinieron a buscar a los sindicalistas,
no protesté,
ya que no era sindicalista,

Cuando vinieron a llevarse a los judíos,
no protesté,
ya que no era judío,

Cuando vinieron a buscarme,
no había nadie más que pudiera protestar».

La que antecede es UNA de las versiones de este manifiesto, devenido poema, atribuido a Bertolt Brecht pero originalmente escrito por el pastor luterano alemán Martin Niemoller. Es, en definitiva, un alegato contra la indiferencia política, tal como lo describe Wikipedia. Cuando pensaba en el abordaje de la columna de esta mañana se me atravesó, en redes y a causa de la Kristallnacht, una de las tantas versiones de este texto y nunca me pareció tan apropiado como en esta primer semana pos elecciones parlamentarias en Israel.

La semana pasada confesé públicamente mi tristeza y desazón ante los resultados de las elecciones; la audiencia de Radio Jai es testigo, y tampoco lo oculté, todo lo contrario, en mi editorial en TuMeser (www.tumeser.com). A tal punto que me di cuenta que mi opinión poco contribuía con la causa de la denuncia y la admonición respecto de los resultados electorales. Por lo tanto, esta semana he recurrido a textos de terceros los cuales publicaré en mi blog citando debidamente las fuentes porque ellos han conseguido mayor crudeza y claridad de la que yo puedo ofrecer. No sólo son escritores consumados, son analistas agudos.

Sin embargo, no puedo evitar reflexionar y referirme a las reacciones, en especial en mis círculos más cercanos, respecto de los resultados de las elecciones en Israel. Sea en redes o en sendos editoriales, daría la impresión de que persistimos en ignorar la realidad: catorce bancas en ciento veinte quedaron en manos de dos líderes dogmáticos, xenófobos, homofóbicos, racistas, y expulsistas. Otro par de decenas están en manos de dos partidos ultra-ortodoxos que privilegian el adjetivo “judío” por sobre el adjetivo “democrático” cuando refieren al Estado de Israel. Sumados, estos dos bloques “religiosos” representan un cuarto de la Kneset: son no sólo socios “naturales” del Likud de Netanyahu sino socios imprescindibles.

Estoy subjetiva y honestamente preocupado. No puedo vaticinar el futuro, pero así como algunos imaginan un omnipotente Netanyahu que “controlará” a un desencajado Ben-Gvir, al punto de barajar y dar de vuelta de ser necesario (enésimas elecciones), yo puedo permitirme imaginar escenarios mucho más oscuros. Tal vez como judíos diaspóricos, sionistas, comunitarios, burgueses y complacientes, las amenazas de Ben-Gvir y compañía todavía no nos afecten. Hasta que “vengan por mí”, como dice el texto del inicio; tal vez sea demasiado tarde.

La Historia corre en un solo sentido, hacia el futuro, y lo único que podemos hacer al respecto es estudiarla, lo cual es estudiar el pasado. La historia está llena de signos y señales que algunos no supieron, pudieron, o eligieron leer correctamente; esperaron demasiado y fue muy tarde. La grandeza de Churchill está dada por su liderazgo en la 2ª Guerra Mundial pero su sabiduría se reconoce ya en su actitud inequívoca hacia el incipiente liderazgo de Hitler. No se equivocó.

Acepto abrir un compás de espera. Tampoco podemos hacer mucho más. Nuestros compatriotas israelíes que representan esas cincuenta y cinco bancas de la oposición, en especial las huestes de Lapid y la vieja Izquierda, ellos la tienen mucho más difícil: viven allí, y como han dicho algunos, no se van a ninguna parte. Muerden el polvo de la derrota, callan o vociferan, pero los hechos son irreversibles. Ojalá las premoniciones más oscuras no se cumplan, ojalá Israel active sus recursos de control y equilibrio en sus sistema democrático, pero el panorama, hoy, es sombrío.

El Israel que aprendí a amar de niño ha vuelto a ser enterrado bajo una avalancha fundamentalista. Habrá que buscar más, recorrer más senderos a la sombra de los eucaliptus y escuchar la voz de Java Alberstein para reencontrarse con ese Israel cada vez más perdido. Mientras tanto, los tales como Eyal Golan seguirán cantando ante estadios repletos: “tenemos al Rey del Universo y Él nos protege de todos” (“MiShemaamin”). Así sea, amén y amén.

 

Ianai Silberstein

Reproducción autorizada citando la fuente con el siguiente enlace Radio Jai

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