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En ONU las piscinas son de barro

Hace 20 años, terroristas palestinos hicieron explotar una bomba en una de las cafeterías de la Universidad Hebrea de Jerusalén, asesinando 9 personas (5 de ellas ciudadanos de Estados Unidos) y dejando 80 heridos. Cuatro de los terroristas que perpetraron el atentado fueron arrestados al poco tiempo: Wael Qassem, Wassim Abbasi, Alla Aldin Abbasi y Muhammed Odeh. Estos terroristas son considerados mártires por Mahmoud Abbas y su corte de gobernantes corruptos. Tanto, que como todos sabemos, les paga sueldos mensuales de los fondos que recibe la Autoridad Palestina de Europa, y de varios países del Medio Oriente y que se supone ingenuamente que deberían direccionarse a mejorar la calidad de vida de los ciudadanos palestinos y no para premiar crímenes. Nadie ignora esta macabra maniobra que Abbas justifica porque matar judíos al fin y al cabo es un mérito en su ámbito. Y cuando decimos nadie ignora, nos referimos a todos los organismos de ONU, a la Unión Europea, a Estados Unidos. Esta semana, dos décadas después, Mahmoud Abbas anunció con gran orgullo que les va a aumentar los estipendios por sus “servicios a la patria”. En 20 años cada terrorista ha recibido por asesinar estudiantes más de un millón de dólares.

A estos cuatro se le agregaron cuatro más que ayudaron a llevar a cabo la masacre: Muhammad Arman,Walid Anjas, Abdallah Barghouti, Ibrahim Hamed. Por supuesto también reciben dinero por matar. La Autoridad Palestina paga por asesinar judíos y el silencio de quienes además los llenan de dinero es oprobioso y asqueante. En suma, la recompensa total por terrorismo para los ocho, duplica la cifra anterior. Entre sueldos y reconocimiento por heroísmo (así lo llaman) Abbas ha destinado más de dos millones y medio de dólares para estos 8 criminales.

¿Qué sucedió esta semana cuando se publicó todo esto?. Nada. Por eso no puede extrañar el incidente casi coincidente con esta información, generado en el marco del Consejo de Derechos Humanos de la ONU. En una de nuestras columnas hace poco tiempo, mencionamos, que en lugar de investigar y condenar el ataque de Hamas a civiles israelíes en mayo de 2021, el Consejo de DDHH creyó oportuno gastar fondos del barril hueco de la ONU y crear una Comisión de Investigación, pero para analizar el comportamiento indebido, desproporcionado y varios adjetivos más, de Israel, cuando, obviamente se defendió de la agresión. No es el mundo del revés, estamos hablando del mundo de la ONU, torcido sí, pero cruel también.

Que la Comisión de Investigación la presida Navi Pillay, también dijimos que era agraviante. Que Pillay haya sido Alta Comisionada, no es garantía de nada. Al fin y al cabo la actual Alta Comisionada mira, por ejemplo, la desvergonzada acción de la Autoridad Palestina pagando por perpetrar terrorismo y no dice una palabra. Entonces, ¿Qué se pudo esperar de Pillay en su momento?. Pero esta vez, ensorbecido por la impunidad que gozan, un miembro de esa Comisión, el hindú Miloon Khotari se fue de boca.

Esta vez hubo reacciones. Veamos si también consecuencias.

El ex Ministro de RREE de España Miguel Angel Moratinos, hoy Representante de la ONU en la organización Alianza de Civilizaciones, y que durante su pasaje por la Cancillería española no fue precisamente un apoyo ni nada parecido para la lucha de Israel contra el terrorismo, dijo: “Las palabras importan. La retórica del odio es tóxica. La educación para combatir el antisemitismo es esencial para poder combatirlo”.

El exabrupto de Kothari fue explicado y condenado por la Embajadora de Estados Unidos en el Consejo de DDHH Michele Taylor. “El antisemitismo y el sesgo anti israelí son enfermedades constantes que envenenan el discurso internacional y han contaminado a todas las organizaciones mundiales. Hace pocos días Miloon Kothari, designado para la Comisión de Investigación a Israel por el Consejo de DDHH, hizo comentarios inaceptables en una entrevista cuando se refirió al “lobby judío” usando un término típicamente antisemita y llegando a cuestionar el derecho de Israel a ser miembro de Naciones Unidas. Rechazamos el antisemitismo, la falta de equidad al referirse a Israel y por ende rechazamos los comentarios del señor Kothari que son ultrajantes, inapropiados y corrosivos”. Muy clara la Embajadora de Estados Unidos, como también lo fue Moratinos, pero, la Embajadora Taylor terminó pidiendo algo imposible: “Hacemos un llamado a la Alta Comisionada Michelle Bachelet para que repudie públicamente las declaraciones de Kothari y que tome medidas para asegurar que los organismos de investigación de los derechos humanos que nombra la ONU sean completamente objetivos e imparciales”.

Imposible es poco, Sra. Embajadora Taylor. No puede pedirle a la Alta Comisionada que se pegue un tiro en el pie. Ningún organismo de derechos humanos o comisión designada al respecto puede ser ni imparcial ni nada porque el Consejo de DDHH está integrado por dictaduras sangrientas y las comisiones que se designan, como esta sobre Israel, son una farsa jurídica, una burla a los principios fundacionales de la ONU, y una forma soterrada de corrupción al formar grupos de investigación sesgados con salarios absurdos que llegan a conclusiones que pocos escuchan y jamás se llevan a la práctica.

Por supuesto que Navi Pillay, presidenta de la Comisión de Investigación, defendió a Kothari y no encontró mejor argumento que decir que quienes lo atacan “sacaron de contexto sus palabras”. Sra. Pillay, esa frasecita ya no se usa más. Está gastada y fuera de moda. Hágase cargo de usted primero y de sus compañeros de Comisión también, que al fin y al cabo todos piensan y sienten lo mismo.

La Embajadora de Israel en Ginebra Meirav Eilon Shahar atacó duramente a Pillay señalando que defiende lo indefendible; que no es la primera vez que respalda dichos antisemitas; que su actuación ha sido una desgracia para Naciones Unidas; y pidió al Consejo de DDHH que disuelva de una vez esta Comisión. La Embajadora tiene razón. Traer antisemitismo a la ONU es una desgracia que prende la chispa para otras desgracias, entre las cuales la posibilidad que regímenes asesinos estén sentados en comisiones que creen que tratan sobre derechos humanos cuando en realidad dan tribuna para incitar al odio y abrir grietas mientras gastan cuantiosos fondos en un ignominioso ejercicio de la nada.

El actual presidente del Consejo de DDHH, el argentino Federico Villegas Beltrán expresó dirigiéndose a Pillay que los comentarios de Kothari pueden razonablemente ser interpretados como una estigmatización del pueblo judío, lo cual resulta en antisemitismo. Y a pesar que el Embajador Villegas le pidió a Pillay que clarifique públicamente los dichos de Kothari y qué intenciones tuvo para hacerlos, la respuesta como ya sabemos fue negar todo y ponerse del lado antisemita de la historia donde los Pillay y los Kothari de turno, usando a Naciones Unidas y todo lo que tuvieran a mano, siempre han estado. En este contexto y con este marco, y volviendo al comienzo de nuestra columna ¿qué, quién, en qué lugar, se va a impedir que Abbas pague y pague para asesinar civiles judíos? No en la ONU, claro.

 

Eduardo Kohn.

Reproducción autorizada citando la fuente con el siguiente enlace Radio Jai

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