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Bachelet en la República Popular China

Ricardo López Göttig

Por Ricardo López Göttig

Comienza la visita de la alta comisionada de Derechos Humanos de la ONU, Michelle Bachelet, a la República Popular China, en particular para recorrer la región del Xinjiang, en el extremo noroeste del país, en donde habita la minoría de los uigures. En los últimos años, varias ONG e instituciones de la sociedad civil vienen recabando y reproduciendo los testimonios de uigures que han logrado salir de la República Popular China, denunciando la existencia de campos de concentración para la “reeducación” de los uigures.

Conocido por su secretismo, el régimen de la República Popular China ha permitido esta visita de Michelle Bachelet en donde muy probablemente no tendrá el pleno acceso a los lugares y personas que debería para elaborar un informe documentado y libre de presiones. Ya se impidió el pleno acceso de funcionarios de la OMS a los laboratorios en Wuhan, para investigar los orígenes del Covid-19, así como se conoce la implantación del sistema represivo en Hong Kong. Lo cierto es que un informe parcial o ingenuo por parte de Bachelet, en estas condiciones, le seguirá restando autoridad a la ONU en el plano internacional.

Las denuncias sostienen que más de un millón de uigures han pasado por estos campos de “reeducación”, que ha habido destrucción de mezquitas y lugares de significación histórica y cultural para ese pueblo, así como reflejan el intento de borrar la lengua local. A esto se suman los conocidos mecanismos de control facial que la República Popular China utiliza en las grandes ciudades, para controlar los movimientos y las conductas de las personas.

La región del Xinjiang es de extrema importancia para la geopolítica y la economía de China, por sus yacimientos de petróleo, gas, lugar de paso de oleoductos y gasoductos, así como por su situación limítrofe con las repúblicas de Asia Central, Afganistán, Mongolia y Rusia. La “Nueva Frontera”, bajo dominio chino desde la dinastía Qing, es severamente vigilada con la consigna de la lucha contra el extremismo, el separatismo y el terrorismo, los tres males que persigue la Organización para la Seguridad y la Cooperación de Shanghai, organismo en el que también está la Federación de Rusia. En estos tiempos en los que los autoritarismos están abiertamente enfrentados a las democracias liberales, la luz –o las tinieblas- que arroje el informe serán motivo de controversias y discusiones al más alto nivel de la diplomacia y la política internacional.

Reproducción autorizada citando la fuente con el siguiente enlace Radio Jai

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