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Felix Mendelssohn-Bartholdy y el “judaísmo en la música” según Richard Wagner

Por el prof. Yehuda Krell

El 3 de febrero de 1809 nacía Jakob Ludwig Felix Mendelssohn Bartholdy, que fue un compositor, director de orquesta, pianista y organista alemán del período romántico. Su vasta y excelsa obra incluye sinfonías, conciertos, obras para piano y para órgano, y música de cámara. Entre las más conocidas que compuso se cuentan: Sueño de una noche de verano, que incluye la conocida Marcha Nupcial, La Sinfonía Italiana, La Sinfonía Escocesa, El Oratorio Paulus, El Oratorio Elías, Los Puentes y Concierto para violín, Canciones sin Palabras, también conocida como Romanzas sin Palabras, su obra para piano más famosa.

Felix Mendelssohn nació en la ciudad libre de Hamburgo (hoy Alemania), en el seno de  una familia judía acomodada y asimilada, era nieto del renombrado filósofo judío Moshe Mendelssohn, el padre de la Ilustración judía. Felix creció en un hogar sin religión, su padre, Abraham, era banquero y su madre, Leah Salomón, era una música no profesional de alto nivel, nieta de Daniel Itzig, un cortesano judío de las cortes de los reyes Federico II el Grande y Federico Guillermo II de Prusia. Fue justamente su madre quien introdujo a Félix en el mundo de la música.

Sus padres creían en la necesidad de la conversión religiosa para integrarse y pertenecer a la alta sociedad alemana, por lo cual no circuncidaron a sus hijos y los bautizaron en el cristianismo protestante luterano. El padre también decidió cambiar el apellido y eligió usar el de Bartholdy como su cuñado, Jakob Salomón Bartholdy, quien había elegido para sí el apellido cuando fue bautizado en el cristianismo.

El objetivo en asumir el apellido Bartholdy tenía por finalidad la de evitar el antisemitismo de la sociedad alemana de la época y así poder desenvolverse en ella sin problemas, era un hecho aceptado en las clases altas judías. ​A pesar de la presión que ejerció sobre Félix su padre, éste se negó hasta el final de su vida a renunciar al apellido Mendelssohn.
En 1811, la familia se mudó a Berlín, para brindarles a sus hijos: Fanny, Felix, Paul y Rebecca la mejor educación, por lo que Felix Mendelssohn creció en un ambiente intelectual, culto y de refinados gustos, su casa era frecuentada por visitantes ilustres de diversas disciplinas. Ya en su niñez asombró con su genio musical, a los 9 años, Mendelssohn tocó por primera vez en un concierto público y a los 11 años comenzó a componer música. Sus hermanos y hermanas también se destacaron por el talento musical, su hermana Fanny solía componer música y ambos tocaban a menudo sus obras en el piano, mientras que su hermana Rebecca era cantante y su hermano Paul tocaba el violonchelo.

A los 15 años Mendelssohn compuso su primera sinfonía y a los 17 compuso una de sus obras más famosas: ‘La apertura del sueño de una noche de verano’ basada en una obra de William Shakespeare, y a partir de allí su genio creativo fue inacabable. Desde los 20 años Mendelssohn recorrió diversos países europeos, pronto conquistó los grandes centros musicales del continente y adquirió el nombre de un brillante director de orquesta. Sus múltiples visitas a Italia, Inglaterra y Escocia, lo inspiraron a componer varias de sus obras más conocidas.

En 1833 Mendelssohn fue nombrado director de la Orquesta de Düsseldorf, desde 1835 fue durante varios años director de la Orquesta Gwendolyn de Leipzig, una de las mejores de la Alemania de la época. Fue un director glorificado e interpretó muchas sus obras encantadoras para una audiencia fascinada, incluidos los estrenos de obras maestras, como la Novena Sinfonía de Schubert. También recuperó para la conciencia mundial a Johann Sebastian Bach, quien había sido olvidado hasta entonces, al interpretar la Pasión según San Mateo del autor. En 1843, Mendelssohn fundó la Escuela Superior de Música y Teatro de Leipzig que funcionó hasta el día de su muerte.

Debido a su mala salud, Mendelssohn sufrió de dificultades en los últimos años de su vida, probablemente agravados por problemas nerviosos y el exceso de trabajo. Su intensa actividad y el peso de su esfuerzo en el cumplimiento de sus obligaciones asumidas deterioraron severamente su salud. La muerte de su amada hermana Fanny le causó una severa depresión y murió joven a la edad de 38 años, el 4 de noviembre de 1847.

Mendelssohn fue uno de los compositores más populares del período romántico de la música, fue un compositor prolífico cuya música fluía y deleitaba a sus oyentes. Sin embargo fue víctima del antisemitismo racial que se instalaba en Alemania en su tiempo. El famoso compositor musical Richard Wagner publicó en año 1850, ‘El judaísmo en la música’ (Das Judentum in der Musik), tres años después de la muerte de Mendelssohn, en el cual explicaba que la obra producida por compositores de origen judío como Felix Mendelssohn o Giacomo Meyerbeer era ‘dulce y resonante pero sin profundidad’, una melodía ‘superficial y artificial con signos de música religiosa. Una música, decía Wagner, alimentada por el culto judío en la sinagoga, imitando a la verdadera música que tiene sus raíces en el ‘espíritu del pueblo alemán’.

Era como si Wagner se preguntara ¿cómo pudo deteriorarse el genio alemán después de un Bach, un Mozart y un Beethoven?, Su respuesta es que no es casual que la música de Mendelssohn sea de una notable debilidad y de una completa inferioridad, puesto que era de raza judía. Su argumento consistía que los judíos se encuentran fuera del Volk (pueblo), y que a pesar de haberse convertido al cristianismo son incapaces de producir un arte verdadero, aquel que se origina en esa necesidad colectiva del pueblo, y como no son parte de ese colectivo, no pueden consecuentemente producir arte, por lo cual producen obras, como las de Mendelssohn, ‘superficialmente dulces y tintineantes’.

Estas características, sostenía Wagner, se veían  agravadas ya que los judíos, a pesar sus intentos, no lograban integrarse a las excelsas clases sociales donde gobernaba la excelencia, sino que se amalgamaban con las capas medias de la sociedad, carentes de nivel y de una jerarquía superior. Por lo tanto, nunca los judíos llegarían a los estadios superiores de la creatividad. En su obra, el músico reclamaba una lucha de liberación contra la judaización de la música alemana.
El libelo de Wagner fue reimpreso en una versión ampliada en 1869, y es considerado como uno de los hitos más importantes de la historia del antisemitismo alemán. Comentarios periodísticos de la época señalaban que R. Wagner, en verdad, envidiaba el genio y el éxito de los citados músicos. Estaba particularmente enfurecido por el éxito de Le prophète de Meyerbeer en París, y de la popularidad del estilo conservador de la música alemana de Mendelssohn, por lo cual decidió atacar a sus enemigos artísticos en un contexto de judeofobia populista.

Este escrito de Wagner, con el tiempo, engrosó el desarrollo del antisemitismo germano, que pretendía abolir los derechos obtenidos por los judíos a lo largo del siglo XIX, y particularmente a partir de la unificación alemana de 1870. También fue el comienzo de un movimiento para denigrar los logros de Mendelssohn que duró casi un siglo y cuyas secuelas todavía pueden ser apreciadas en la actualidad entre algunos críticos.

Bajo la influencia de Wagner y de acuerdo con sus leyes raciales, el partido nazi prohibió a Mendelssohn e intentó borrar todo rastro de él. El régimen de Hitler citaba el origen judío del compositor para prohibir la representación y publicación de sus obras, y ordenó destruir los monumentos en su memoria. Después de un largo periodo de degradación y denigración, su originalidad creativa tiene hoy un merecido reconocimiento ​que ha sido revalorizado y se ha convertido en uno de los compositores más populares del período romántico.

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