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El yihadismo en el Africa Subsahariana o el Terrorismo olvidado

En el período que va de febrero del año ppdo. a lo que llevamos del mes de Abril del 2021, el Africa Subsahariana registra más de 12.500 victimas fatales como resultado del accionar del Yihadismo Radical, el período más violento en una década, es el Terrorismo Islamista menos conocido, el que no ocupa las primeras planas de los medios comunicación, quizás o más bien, a mi entender, porque Africa sigue siendo el tacho del mundo, salvo para satisfacer las necesidades de las grandes potencias en lo que a sus intereses geopolíticos sobre los RR.NN. estratégicos y en el juego del Poder Global.

Con un poco más de 4.160 actos terroristas perpetrados por grupos islamistas radicales el número de muertes señalado precedentemente equivale a un 26% el aumento en relación a años anteriores, y ni hablar si lo comparamos con los 693 ataques perpetrados hace una década, en el 2011, cifras que pueden ser corroboradas en el Centro Africano de Estudios Estratégicos.

Y este aumento del accionar terrorista se está dando en una franja del continente africano que se extiende desde el Atlántico al Índico, desde Mali, Níger, Nigeria, Camerún, Burkina Faso, Chad, República Democrática del Congo, Somalia y Mozambique, un verdadero cinturón yihadista sin control que atraviesa de costa a costa, y que mirando el tablero de la Yihad Global se ha convertido en el espacio donde ha proliferado la violencia, la brutalidad y el difuso accionar islamista radical a partir de la desaparición del Estado Islámico como entidad proto estatal y su atomización a raíz del accionar de las coaliciones encabezadas por los EE.UU. y Rusia en Oriente Medio.

Entre los grupos terroristas yihadistas más activos están, la rama subsahariana del ISIS o Estado Islámico del Gran Sahara liderado por Abdu Walid al Saharaui, el Frente de Apoyo al Islam, el Boko Haram, el ADF y el Al Shabad, cuyas actividades criminales parece no poder ser neutralizada por los 15.000 cascos azules de la ONU, sumados al despliegue de unos 5.100 efectivos de Francia, 6.000 de los EE.UU., 1.100 de Alemania y de la recientemente creada unidad militar conjunta de 5 países del Sahel.

Una escisión del grupo Boko Haram, autodenominado Estado Islámico del Africa Occidental se ha asentado en zona de reservas naturales en la frontera sur de Burkina Faso con Togo, Benin y Costa de Marfil y se autofinancia con el oro extraído en la minas burkinesas y con el tráfico ilegal de marfil, y junto al grupo del que se separó, estas dos milicias yihadistas han causado unas 30.000 muertes en la última década.

Por su parte la Alianza de Fuerzas Democráticas o ADF, el grupo más importante y violento del Estado Islámico de Africa Central, que opera en la República Democrática del Congo, controla una región con importantes RR. NN., como diamantes y el coltán, el que figura entre los 34 recursos estratégicos considerados por el Depto. de Estado de los EE.UU., y además de las miles de víctimas de su accionar, impide que ONGs relacionadas con la Salud o que la misma OMS pueda articular las medidas para combatir el Ebola, pues los milicianos yihadistas deguellan en particular al personal sanitario.

En relación al ADF, en un operativo de fuerzas gubernamentales congoleñas, hallaron en un campamento del grupo yihadista un texto doctrinario escrito en árabe y editado en su momento en la ciudad siria de Raqqa, cuando estaba bajo control del califato de Abu Bark al Bagdadi, lo que demuestra la relación entre el grupo terrorista congoleño y el Estado Islámico, por otro lado se ha podido determinar la conexión keniana que consiste en la financiación que recibe el ADF, a través de la modalidad de transferencia informal de dinero o Hawala, y cuyo responsable es el ciudadano keniano Waleed Ahmed Zein, reconocido como un importante financista del Estado Islámico.

Otra de las modalidades que el ADF ha tomado de la matriz yihadista del DAESH es la publicación de más de 30 videos en los que afirman la creación del Califato Islámico del Congo y llaman a la juventud a unirse a ellos, un proceso de reclutamiento que atrae a los islamista de la región, en particular de Tanzania, Kenia, Rwanda, Burundi, Sudán e incluso de Sudáfrica.

También el ADF ha adoptado el modo de franquicia del Estado Islámico, es decir, se selecciona a una milicia ya existente, profundiza el adoctrinamiento yihadista entre sus filas, lo financia y le exige el juramento de lealtad a este pseudo califato congoleño, así ha conseguido afiliar al FDLR de Rwanda, el principal actor del genocidio en aquel país y al LRA o Ejercito de Resistencia del Señor, cuyo líder es Joseph Pony y responsable del secuestro de miles de niños y niñas, cuyo triste destino es el de formar las filas de Niños Soldados o esclavas sexuales.

Ahora bien, al inicio de la columna señalé que la franja de territorio donde opera y controla el terrorismo yihadista se extendía desde el Atlántico hasta el Índico, y es así que en el último tiempo, el accionar del Estado Islámico se ha acrecentado en violencia y poder en uno los países más pobres del mundo, Mozambique, donde la facción islamista de Ansar al Sunna o Al Shabab mozambiqueño, activo desde octubre del 2017 actúa y controla ciertos sectores de la provincia de Cabo Delgado, en el norte mozambiqueño, y ha iniciado en el pasado mes de marzo una ofensiva brutal, causando miles de muertos, sean hombres, mujeres y niños, y como resultado tomaron la ciudad de Palma, la que estuvo en poder de los yihadistas hasta finales de la primera semana de abril en que fue recuperada por el ejército nacional, pese a esto, según la OIM u Organización Internacional sobre Migraciones, más de 11.000 personas han huido hacia la vecina Tanzania o hacia el centro de Mozambique, y la empresa francesa TOTAL dedicada a la explotación gasífera y que tenía sede en Palma, resolvió suspender sus actividades y evacuar a la totalidad de su personal, lo que perjudica esta y otras inversiones extranjeras que beneficiarían la economía de este país africano.

La situación en Mozambique es preocupante, desde que comenzó actuar la milicia yihadista, en el 2017, aproximadamente han migrado forzadamente algo más de 680.000 personas, y la violencia parece ser el medio utilizado tanto por el terrorismo islámico como por fuerzas gubernamentales y grupos mercenarios contratados por las autoridades mozambiqueñas, como ser la empresa de seguridad sudafricana Dyck Advisory Group, ya que se han cometido ejecuciones extrajudiciales y bombardeos que causaron los llamados daños colaterales, es decir, civiles muertos.

Esto ha llevado al gobierno a convocar en Maputo, capital de Mozambique, una reunión extraordinaria de la Comunidad de Desarrollo de Africa Austral, que es el organismo regional que entre sus funciones está el de coordinar las acciones de defensa y seguridad para enfrentar al terrorismo y dar una respuesta a la problemática del desplazamiento forzado de personas, y cabe aclarar que el organismo regional mencionado esta constituido por el país anfitrión, Mozambique, y Malawi, Tanzania, Botswana, Sudáfrica y Zimbabwe.

En cuanto a lo extremo del continente africano, la costa atlántica, para final del mes de marzo ppdo., en Marruecos se ha podido asestar un duro golpe a un grupo islamista adherido a la franquicia del DAESH o E.I., Salafía Yihadía, al desmantelar una importante célula terrorista en la localidad de Oujda, que tenía por objetivos llevar a cabo ataques a instalaciones sensibles, de seguridad y bases militares en la región del Sahel, y los operativos antiterroristas son una respuesta a lo solicitado por la U.E., que considera fundamental neutralizar no sólo el accionar, sino también el reclutamiento y el posterior traslado de elementos yihadistas al continente europeo, en este sentido desde el año 2020 se han intensificado las relaciones entre Francia y el Reino de Marruecos en el campo de la Inteligencia, Seguridad y Defensa.

Como he tratado de reseñar, el continente africano es el escenario del accionar del terrorismo islamista radical que en la actualidad tiene tres regiones bien definidas, los dos más conocidos son el Magreb y el Cuerno de Africa –Somalia y Kenia-, pero el accionar menos conocido o menos difundido pero igual o más cruel y violento que los dos primeros, es esta franja Subsahariana, que atraviesa el continente de Oeste al Este, con un impacto en lo político, como ser Estados deficitarios en proveer seguridad o que están camino a convertirse en Estados Fallidos, en lo social, con desplazamientos forzado de poblaciones, crisis humanitarias por hambrunas, epidemias de enfermedades letales como el Ébola o el SIDA, las limpiezas étnicas y/o religiosa, los crímenes contra los menores, sea a través del fenómeno de Niños Soldados o la Esclavitud Sexual, en lo económico, por las desinversiones extranjeras, por el latrocinio de los RR.NN., todo lo cual sumerge a África en un torbellino de miseria, sangre y violencia, en este casi Terrorismo Olvidado.

Finalizando mi columna de hoy, alguna de mis reflexiones son: es indudable que el mundo vive un conflicto armado híbrido, que el terrorismo y en particular el de matriz yihadista es la principal amenaza para las sociedades democráticas y que demanda de sus gobiernos una eficaz y eficiente cooperación internacional para enfrentar a la Yihad Global, porque no solo afecta a Occidente, al Medio Oriente y al Sudeste Asiático, sino también a un continente olvidado o relegado como es Africa, un continente que desde el Congreso de Berlín en 1885 hasta el proceso de descolonización luego de la 2da Guerra Mundial, Europa y el resto de las potencias de manera arbitraria y conforme a sus propios intereses geopolíticos trazaron fronteras sin tener en cuenta los grupos tribales, provocando separaciones forzadas y conflictos interétnicos para luego durante la Guerra Fría hasta la actualidad utilizar la debilidad de muchos Estados africanos para acrecentar parcelas de poder en el tablero mundial, sin olvidar el feroz latrocinio de sus Recursos Naturales, quizás por todo esto, la llamada Africa Negra, hoy es el más sangriento y activo teatro de operaciones de los grupos islamistas radicales, y por eso como colofón, una vez más recuerdo la frase del escritor, filósofo y político irlandés Edmund Burke, “…para que el Mal triunfe, sólo se necesita que los hombres buenos no hagan nada…”

*Luis Fuensalida es especialista en asuntos internacionales. Fue Comisario Inspector y Jefe de Departamento Interpol de la Policía Federal Argentina.

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