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Héroes y villanos

Los días en el país eran agitados como de costumbre; las aguas turbulentas parecieran arrasar con el sentido común, las convicciones y la justicia. Todo era relativo, todo era cambiante, y se acomodaba al interés político del momento.
El presidente dijo una cosa, y a los pocos minutos anunciaron lo contrario. ¿Nadie se dió cuenta, nadie lo nota?, pensaba Perchik, preocupado ante la pasividad reinante.

Días atrás, había estado en la presentación del libro, “Primer Tiempo” cuyo autor era el ex presidente Macri.
Consideraba que era importante escuchar todas las voces, leer, y analizar lo que tuvieran para decir los ex mandatarios, para luego sacar sus propias conclusiones.
Allá por el año 2019, había querido estar en la presentación del libro: “Sinceramente” de la ex Jefa de Estado, Cristina Fernandez de Kirchner. Sin embargo, no logró entrar. Se quedó con las ganas, y lo tuvo que ver por televisión.
Para bien o para mal, ambos ex mandatarios, son parte de la historia contemporánea argentina.

Como ávido lector, y como era de esperarse, no pudo evitar leer ambas publicaciones, ni tampoco analizarlas, y compararlas con las memorias de otros ex presidentes. Pero para su sorpresa, no se encontró con textos que evocasen sus recuerdos del pasado reciente, sino más bien justificaciones, señalamientos de culpables, elementos de propaganda política para retomar el poder en el corto plazo, y ponerlos en juego durante la campaña electoral en puerta.

La grieta invadió las librerías, en donde muchos comerciantes se negaban a vender el libro de Macri por cuestiones ideológicas, pese al riesgo de perder ingresos.
La discusión otra vez tomó tintes personalistas, antinomias de héroes y villanos, y ninguna solución para los argentinos.

El verano se fue sin despedirse, los aires frescos irrumpieron sorpresivamente en Buenos Aires, pero no pudieron apagar el malestar que todo esto generaba en el joven lector, al ver como Argentina siempre está retrocediendo al pasado, echando culpas por lo sucedido, y sin proyectar a futuro.

Le pesaba en el alma la situación, no sabía cómo, pero algo debía hacer. ¿Acaso puedo permanecer indiferente y pasivo ante esta situación? – Se preguntaba, mientras junto a su esposa y su perro, se subían al auto y emprendían viaje con destino a los bosques de Ezeiza.

– Un poco de verde y tranquilidad, nos va a venir bien para despejarnos de tanto trabajo – Lo animaba su esposa-
• Estoy bien, solamente me indigna que la sociedad, sea el ring de la lucha de egos de poder político, que está desangrando el país desde hace años.
• Si te indignas, a ellos no les importa, están cómodos en sus mansiones y con sus millones de dólares, mientras creen tener amor por un pueblo, en el que no viven, ni conocen, ni han experimentado sus necesidades.

En la autopista 25 de mayo y la Dellepiane había poco tráfico, lo que convirtió el viaje en placentero. La brisa fresca que se colaba por la ventanilla, los iba renovando poco a poco, como así también el verde que acompañaba la Autopista Richieri; eran un bálsamo para la visión, contrastando tanto gris cemento de la ciudad.

Sin embargo, cuando la familia se había relajado, el tránsito comenzó a aumentar, obligando a disminuir la velocidad, hasta detener la marcha del auto cerca de Puente 12.

A unos cientos de metros se divisaba humo y escuchaba el ruido de bombos y redoblantes que tapaban los quejidos y resignación de los viajantes.

-Un piquete, ¡No te lo puedo creer! – gritaba indignado, mientras que su perro Tom rasguñaba la puerta trasera queriendo bajarse.
• Mi amor, bájalo a hacer pis porque va a romper el tapizado y el panel – Acotó Agustina con total tranquilidad.
Al ver que el perro estaba fuera de control, y no obedecía las órdenes de alto, ni se inmutaba con los retos; tuvo que hacerle caso a su esposa y bajó del auto con su mascota.
El can, alegre, comenzó a jugar en el pasto y a regar la vegetación circundante a la banquina de la autopista. Iba y venía de un lado al otro, al igual que su dueño que corría a la par, sosteniendo la correa.
De un momento a otro, un sin fin de bocinazos taparon el ruido de los bombos y redoblantes.
En ese instante, la marcha de los autos comenzó a avanzar lentamente, por el carril central y rápido. Aunque, en el carril derecho, la marcha seguía semi-detenida pues Perchik y Tom se habian alejado lo suficiente para no escuchar los bocinazos de Agustina, que había tomado el volante para seguir viaje.
Al advertir la situación, corrió al auto, pero el perro se detuvo para hacer caca. Daba una, dos, tres y más vueltas pero no lograba hacer, parecía intimidado ante tantas miradas desde los vehículos.
Su dueño se impacientaba, sudaba de los nervios y lo automovilistas se enfurecían insultando a su esposa, que ya no sabía que más hacer para continuar a paso de tortuga.
Una vez en el coche, se oyó un aplauso irónico proveniente de la larga fila que aguardaba para poder avanzar. A paso de hombre, fueron circulando y se acercaron al foco del piquete. Allí pudieron divisar a los manifestantes, que reclamaban por la libertad de los presos políticos.

• Amor, fijate si también reclaman por los Derechos Humanos en Formosa o por la falta de seguridad – Le dijo, de forma irónica, Agustina …
• Lo que me llama la atención es ver mezcladas las banderas de Peron y Eva Peron, junto a los Kirchner, en un lugar tan emblemático como este.
• ¿Que tiene de especial esta zona? – preguntó dubitativa
• En esta zona hace casi cincuenta años, se produjo la batalla entre la izquierda y la derecha peronista. Fue una masacre. El General Peron sentó su postura contra la izquierda, y su doctrina nada tuvo que ver con la del gobierno kirchnerista.
• Y si… es uno de los peligros actuales, como de un bando y de otro de la grieta intentan reescribir la historia con héroes y villanos, establecer doctrinas y verdades; mientras la educación pública se desangra y queda a merced de los gobiernos de turno.
• Es así. Cada cual busca imponer su relato y tener el control de la historia.

Aquella batalla entre la derecha y la izquierda peronista, luego se extendió a todo el país y marcó a fuego y sangre la floreciente democracia; y terminó unos años después favoreciendo el escenario para un nuevo golpe cívico militar.

La marcha era lenta y el humo de los gomas quemadas, dificultaba la respiración y la visión. Los estruendos de los cohetes y el sonido de los redoblantes, les impedían escuchar hasta sus propios pensamientos.
Nuevamente el tráfico se detuvo. Quedaron varados a escasos metros de los manifestantes, los que encapuchados y con palos, se paseaban entre los autos de manera amenazante.


Aquellos que trataban de hablar y explicar su necesidad de llegar a destino, recibían golpes en sus autos.
• Que ironía, ustedes piden la libertad para unos, y nos cortan la libertad a otros… -desafiaba Perchik a los piqueteros que pasaban frente a él, mientras retomaba la conducción del auto y su esposa trataba de callarlo.

Al escucharlo uno de ellos, se arrimó hasta la ventanilla, que se encontraba baja, y sin mediar palabra intentó arrebatarle el teléfono celular. Sin embargo, se resistió, forcejeó y retuvo el teléfono.

Tras ese forcejeo, unos segundos después, cuando pensó que había ganado, sintió el frío del cañón de un revolver sobre su cabeza y un sin fin de improperios sobre su persona; además de amenazas para que entreguen él y su amada, todas sus pertenencias. La resignación los invadió y se decidieron a dar sus cosas. En ese momento Tom, se despertó de la siesta, y sigilosamente salto del asiento trasero y mordió la mano del ladrón.
No lo soltaba.
Mientras el perro, enceguecido, le comía el brazo al malviviente, el arma cayó mansamente sobre la palanca de cambios.

Al escuchar los gritos desesperantes de su compañero, otros manifestantes, comenzaron a rodear el vehículo y a golpearlo.
Perchik sabía que si se defendía disparando iba a terminar preso. Aunque, si no lo hacía con suerte sobrevivirían.
Un piedrazo hizo estallar los vidrios traseros. Del susto, Tom soltó al ladrón y por un instante los piqueteros dejaron de golpear el auto para cubrirse de la lluvia de cristales.
, De milagro no atropelló a nadie, y también de milagro salvó su vida y la de su familia.

A gran velocidad, lograron dejar atrás el piquete y siguieron camino hasta Barrio Uno en Ezeiza.
En medio de la tranquilidad del lugar y de la plaza del barrio, pudieron encontrar un poco de paz y aire puro, entre tanto esperaban al servicio de emergencias de su seguro.

• Tiene que haber un cambio cultural, y lo primero es limitar el poder a los políticos; como en Estados Unidos, dos mandatos y no pueden presentarse más. Es sano que haya alternancia en los cargos – Reflexionaba Agustina, mientras sacaba los vidrios del interior del coche.
• Sería muy distinta la historia, incluso en Israel, donde van cuatro elecciones en dos años y puede haber una quinta. Los personalismos opacan los proyectos y generan una dependencia casi absoluta del líder por generaciones.
• Solo se me ocurren los nombres de dos libros que exponen la misma realidad: SINCERAMENTE, no necesitamos un SEGUNDO TIEMPO, ni la repetición de modelos de gobiernos basados en grietas y personalismos”

Historia ficcionada

Por Ruben Budzvicky

Ilustración: Sabrina Fauez

Reproducción autorizada citando la fuente con el siguiente enlace Radio Jai

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