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“Al margen de la cuarentena y otras situaciones conflictivas, es un momento histórico”

Luego de transcurrido el llamado seguer, el cierre impuesto en Israel para controlar el aumento de contagios de coronavirus, hablamos con el rabino Jonathan Berim, para conocer la situación social y sanitaria actual.

Berim afirmó que el cierre tuvo efectos muy positivos, que se había llegado en un momento a un pico de nueve mil casos que, para un país de nueve millones de habitantes, es “una cifra astronómica”, pero ayer se cerró el día con menos de novecientos, una efectividad importante. “La población, ahora que se está abriendo todo, también está tratando de evitar lo que pasó la vez pasada, cuando Israel pasó de ser el país ejemplo de cómo manejaba la pandemia a convertirse en uno de los peores”, indicó. Y explicó que eso fue porque Israel se sintió ganador en la batalla contra el coronavirus. Recordó que incluso Netanyahu, había invitado a la población a retomar la vida normalmente, “con algunos cuidados”, pero transmitiendo la idea de que ya tenían controlado el virus.

“Ese fue el punto de inflexión que generó en la población, una falta total de cuidado que llevó a una segunda ola mucho más grave que la primera”, dijo y que espera que esta nueva apertura se realice más gradualmente, con todas las normas de precaución, para no tener que volver a otro cierre.

Las clases aún no se reanudaron, salvo las de guardería y jardín de infantes, como modo de ayudar a que se reactive la economía, que de otro modo los padres de niños pequeños no podrían salir a trabajar. Se está probando, en una suerte de “ensayo y error”, para ir viendo lo que va ocurriendo con las aperturas.

Acerca de la normalización en las relaciones de Israel con EAU y Barhein, Berim aseguró que se vive con “gran algarabía”, se están dando situaciones completamente inesperadas, impensadas poco tiempo atrás, como la de que un vuelo de Emiratos Árabes aterrice en Tel Aviv, y que sea recibido con honores. “Sin dudas, es un momento histórico, al margen de la cuarentena y de otras situaciones conflictivas, es un hecho que no tiene parangón”, expresó. Y ponderó también las negociaciones directas con Líbano, y dijo que, aunque sea por temas menores, el hecho de que se sienten israelíes y libaneses a negociar es algo que se debe valorar y disfrutar, y lo calificó como “un punto de inflexión para la política exterior de Israel y de Medio Oriente”.

Acerca de la política interna, dijo que hay que tener un poco de paciencia, que hay una lucha de poderes, y el que haya un gobierno de coalición hace que todo dependa de todos, y eso haga más inestable la situación. Cree que la postura más centrada es la que plantea el presidente Rivlin sobre que no es momento de pelear y de pensar en beneficios personales, sino la de pensar en la totalidad, y señaló que su sensación personal y la de la mayoría de la gente, es la de ponerse de acuerdo, buscar superar este mal momento y seguir adelante. Es consciente de que no es la opinión compartida por todos, que hay diferencias, pero insiste en que es un momento de pensar de manera más altruista.

Jonathan Berim, reside en Israel desde hace siete años y pudo observar que la política en el país es algo “neurálgico”, se discute en todas partes y entre gente de todas las edades. La sociedad se siente identificada, participa, y que eso le da ebullición, indica. Le sigue sorprendiendo escuchar a chicos pequeños en las plazas “debatir de política, en lugar de hablar de lo que vieron en la televisión o del partido de fútbol”. Hay un compromiso de participación muy fuerte y eso hace que todo se haga muy efusivo y que por eso provoque una rivalidad más tensa, pero cree (y desea) que la sociedad vaya madurando, calmando las aguas y se oriente a buscar un futuro mejor, centrado en el diálogo.

Sobre la religión que, también es motivo de conflictos en Israel, el rabino dijo que al estar combinada con la política, también ahí se presenta ese aspecto negativo del enfrentamiento y de rivalidad, pero nuevamente, opina que para la religión como para cualquier otro tema, la cuestión es escucharse, entenderse, que las ideas en sí no son el punto conflictivo, cada uno puede tener diferentes miradas sobre los temas y que lo que hay que hacer es acercarse al otro como persona, y luego debatir ideas: “Las ideas se charlan, se comparten, porque cuando uno escucha al otro lo único que hace es enriquecerse”. Confiesa que su forma de pensar pueda ser idealista, que no todas las partes pueden tener esa visión, pero asegura que la manera es la de “estar en el mismo barco”, la de no enfocarse en la competencia o en la rivalidad, y que es cuestión de un cambio de actitud personal como modo de encarar la vida para crecer personal y socialmente.

CL/RJ
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