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Bernard Schwartz: Filántropo de la comunidad judía de Budapest y gran actor judío

Fue un actor de gran talento que alcanzó el estrellato en el Hollywood de las décadas de los 50 y 60. Nació el 3 de junio de 1925 en New York. El padre de Tony Curtis, Emmanuel Schwartz, era un sastre judío de origen húngaro que había emigrado a los Estados Unidos, su madre era eslovaca y se llamaba Helen. Como todo hijo de emigrantes humildes en aquellos años, tuvo que soportar una infancia difícil en el barrio del Bronx, famoso por su conflictividad y enfrentamientos entre pandillas y la policía. En 1938, poco tiempo después de haber hecho su Bar-Mitzvá, Bernard sufrió un impacto terrible por la muerte de su querido hermano Julius, bajo las ruedas de un camión.

En 1942 se alistó en la Marina de los Estados Unidos, donde pasó tres años haciendo de todo; desde tripulante de un submarino hasta la primera experiencia como actor en una obra teatral montada en la Escuela de Señaleros Marinos de Illinois. Célebre por su físico de galán y su acento típicamente neoyorquino, fue considerado, en sus principios, como un joven apuesto sin más futuro, pero acabó demostrando su talento en una extensa carrera al haber actuado en más de cien películas desde el año 1949 hasta 2008. Su papel de un prófugo encadenado a Sidney Poitier en Fugitivos (The Defiant Ones) le valió una nominación a los Óscar. Desde principios de los años 1980, Curtis tuvo una segunda carrera como pintor. Residió los últimos años de su vida en Las Vegas. Tiene con su nombre su estrella en el paseo de la fama de Hollywood en el Hollywood Boulevard y fue nombrado Caballero de la Orden de las Artes y las Letras (Chevalier des Arts et des Lettres) en 1995 en Francia.

En los años 90 se dedicó junto a su hija Jamie Lee Curtis a indagar y profundizar en su origen judío-húngaro. En 1998 creó la Emanuel Foundation for Hungarian Culture, una organización que se dedica a la restauración y preservación de sinagogas y cementerios judíos en Hungría. Aportó monetariamente para la reforma de la Gran Sinagoga de Budapest, la más grande de Europa y que sufriera daños durante la 2ª guerra mundial. En el exterior de la sinagoga su Fundación contruyó un “Árbol de la Vida”, “Etz Haim”, cada hoja del árbol recuerda el nombre de un judío húngaro asesinado por los nazis Oportunamente manifestó que dedicaba esta obra a la memoria de los 600,000 judíos húngaros caídos en el Holocausto. Falleció en 2010 dejando casi 100 películas, decenas de cuadros y una maravillosa sinagoga restaurada como legado para la posteridad.

Fuente: Personalidades Judías de Todos los Tiempos.

Reproducción autorizada citando la fuente con el siguiente enlace Radio Jai

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