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El después y el detrás del conflicto armenio azerí

Recordaran que para mediados del mes de noviembre del año
pasado, analicé las conclusiones del conflicto armado entre
Armenia y Azerbaiyan, y señalaba que los únicos ganadores son
Rusia y Turquía, que a diferencia de pasados enfrentamientos
entre armenios y azeríes, esta vez los derrotados fueron los
primeros, y ahora las consecuencia provocan una crisis que
enfrenta tanto al 1er. ministro Nikol Pashinian, al Estado Mayor
del Ejercito y al propio pueblo.

Pese a que el presidente armenio Armen Sarkissian esta
intentando mediar en la crisis, la situación se hace cada vez más
tensa tras el episodio protagonizado por el 1er ministro
Pashinian y la cúpula militar que le pidió la renuncia y éste
respondió destituyendo al Jefe del Estado Mayor, y denunciando
que los militares están intentando llevar a cabo un golpe de
Estado, mientras que los reclamos castrense se basan en que
las autoridades gubernamentales en una errónea y errática
política exterior y que pese a una ineficaz gestión, primero de
las crisis y luego en el conflicto con Azerbaiyan, las FF.AA.
habían actuado codo a codo con el pueblo.

Lo que si es evidente, que en la Armenia de hoy, hay un brecha,
por un lado quienes apoyan al 1er. ministro y lo acompañaron en
una concentración en el centro de Erevan, aproximadamente
unas 20 mil asistentes y por otro lado, la oposición al actual
gobierno que respaldan los requerimientos de los militares y
que también se convocaron en la capital, aproximadamente unas
12 mil personas, mientras que la Iglesia Cristiana Armenia se ha
alineado al pedido del presidente Sarkissian en buscar la
moderación y una salida institucional a la crisis.

Ahora bien, esta delicada situación que vive Armenia, tiene sus
repercusiones en el marco internacional, por el caso Ilham Aliev,
presidente de Azerbaiyan, considera que se trata de una
profunda crisis, por su parte el canciller ruso Serguei Lavrov ha
declarado que si bien la situación delicada que se ha suscitado
en Armenia, es un asunto interno de este país y cuenta a que se
llegue a una solución pacífica, mientras que su homólogo turco
Meviut Cavasoglu, calificó los sucesos como un intento de
Golpe de Estado.

Lo concreto es que tras seis semanas de duros enfrentamientos
entre armenios y azeríes en el territorio de Nagorno Karabaj, se
arribó a la firma de un acuerdo de paz negociado por Moscú, y
que colocó a Vladimir Putin como el único mandatario hacedor
del cese de las hostilidades, no relativiza totalmente el accionar
de Recep Tayyip Erdogan, puesto que Turquía prestó un
importante apoyo en armamento y asesores militares a
Azerbaiyan y el resultado del conflicto, con una victoria azerí,
muestra la creciente influencia de Ankara en el Cáucaso y su
cada vez mayor proyección en la región septentrional de Oriente
Medio, un espacio que antes era exclusivo y excluyente del
Kremlin.

Pero lo interesante para analizar es que, el conflicto entre
Armenia y Azerbaiyan, nos ha dejado un entramado de
relaciones entre actores regionales y algunas alianzas o
alineamiento impensados, quizás la que surge a primera vista es
la dualidad entre Turquía y Rusia, en algunos escenarios
actuando en forma conjunta, como en el norte de Siria o
actualmente como garantes del Acuerdo de Paz en el territorio
de Nagorno Karabaj, pero también enfrentados apoyando
actores en lucha, como sucede en la guerra civil en Libia, o
mismo como lo fue en cierta forma en el conflicto armenio azerí,
aunque Moscú, pese a tener firmado desde finales del siglo
pasado un Tratado de Defensa Mutua con Erevan, sólo se limitó
a solicitar el cese de las hostilidades, amparándose en que la no
intervención militar, por ser Armenia el Estado que inició las
acciones.

Pero hay otros alineamientos que resultan al menos, llamativos,
y que muestran que en Relaciones Internacionales y Geopolítica,
no todo es en blanco y negro, y los grises son más frecuentes
que lo que muchos creen.
Me estoy refiriendo a Turquía que hace más de una década tiene,
cuando menos, convulsionadas y encontradas relaciones con el
Estado de Israel, ambos son los principales responsables del
éxito militar azerí, que en el caso israelí, no es nuevo, ya que
hay firmado un acuerdo entre Jerusalén y Bakú por venta de
armas y asesoramiento militar, en el año 2016, y que se
materializó con el envío de drones de ataque y de observación
de última generación, otro tipo de armas y cooperación

estratégica, lo que fue luego agradecido por el presidente Aliev
e incluso en las calles de Bakú los azeríes agitaban junto a
banderas propias y turcas, también las israelíes, una escena que
podría ser descripta como surrealista, en un país musulmán y
chiita ver y escuchar el agradecimiento y lo vítores hacia Israel.
Para poder entender esta alianza israelí – azerí, obviamente hay
que dejar de lado las cuestiones religiosas y simplemente hacer
una lectura geopolítica, y en este plano, Israel refuerza su
alianza estratégica con Azerbaiyan, por las siguientes razones,
la primera el petróleo, Baku es su principal proveedor de crudo,
el segundo la condición de país que tiene frontera común con la
República Islámica de Irán, donde el 23% de la población que
vive en el norte iraní es azerí y mantiene los fuertes vínculos
con sus hermanos, ya que fueron divididos arbitrariamente a
finales del Siglo XIX, al trazarse los límites tras la guerra entre
el Imperio Ruso y Persia, nunca más apropiado la frase “un
pueblo, dos estados”, y esta última circunstancia más la
situación geográfica le posibilita a Israel un campo fructífero
para tareas de inteligencia, es en una palabra una lección de lo
que se denomina “Estrategia Periférica”, que en la actualidad,
con la firma de los Acuerdos de Abraham, configura un anillo
exterior de defensa ante el peligro que representa Irán, pero
también, Azerbaiyan se coloca como interlocutor regional entre
Ankara y Jerusalén, habida cuenta de las deterioradas
relaciones entre estos dos actores.
No obstante, el gobierno de Bakú es sumamente prudente, pues
los costos de una alianza militar con Israel, no sólo pasan por
las represalias armadas de Teherán, sino a la posibilidad de ser
víctima del accionar terrorista sobre su infraestructura
energética o de atentados a objetivos estadounidenses o
israelíes en su territorio, manteniendo así el rango de las
relaciones en acuerdos comerciales, en los que la compra y
venta de armas, como ha quedado demostrado es valioso y que
Israel no se encuentra afectado por medidas de embargo en este
campo, tanto ni por los EE.UU. ni por la U.E., y respecto a la
importación de petróleo es mutuamente beneficioso y como tal
son los públicamente reconocidos por ambas partes.
También el interés de Azerbaiyan en sus relaciones con Israel,
esta más allá del Cáucaso, más precisamente me refiero a los
EE.UU., donde si bien durante la administración Trump el peso

de lobby judío estadounidense era muy importante, aún con el
actual presidente Biden lo sigue teniendo y es el instrumento
para neutralizar el accionar del lobby armenio sobre la política
exterior de los EE.UU. en el Cáucaso, sin olvidar las importantes
inversiones estadounidenses en el campo energético azerí.
Por su parte, las relaciones entre Israel y Armenia, apenas
iniciado el reciente conflicto, digamos que se han congelado, en
septiembre del año pasado Erevan había abierto su embajada en
Tel Aviv, pero a raíz de los acontecimientos y por la posición
tomada por Israel, su embajador fue llamado a su país, y por
otro lado, la República Islámica de Irán se ha manifestado en
forma limitada y prudente su apoyo a Armenia, los motivos son,
ese importante porcentaje de población azerí en tierras iraníes
(23%), y su desconfianza de la creciente influencia y presencia
de Turquía en el Caúcaso.
Quizás mucho pensarán que la política estratégica seguida por
Israel es en cierto modo contradictoria y poco ética, ya que
tanto armenios como judíos han sufrido los horrores de
genocidio, pero no olvidemos que hasta el momento en forma
oficial el gobierno israelí no ha reconocido oficialmente el
genocidio armenio, pero en Política Internacional hay que tener
una posición y una visión pragmática, donde un Estado debe
instrumentar su política exterior en sintonía con lo que es y no
con lo que debería ser, y donde los intereses tanto geopolítico
como geoeconómicos imponen las agendas, donde muchas
veces las ideologías y hasta lo religioso quedan en un segundo
plano, sino a veces descartadas, como tampoco hay que olvidar
que en el seno de la ONU, la República de Armenia ha votado a
favor de los palestinos y que nos es rado que los colectivos
armenios en países musulmanes se expresen a favor de la
resistencia palestina, por ahora las cosas están dadas así,
donde no todo es en blanco y negro, y finalizando mi columna
de hoy, repito los dichos de aquel 1er. ministro británico, Lord
Palmerstone, que a mediados del Siglo XIX, dijo, “…la corona no
tiene amigos ni enemigos permanentes, sólo intereses
permanentes…” y esta es la cruda realidad de cómo se manejan
las relaciones internacionales.

*Luis Fuensalida es especialista en asuntos internacionales. Fue Comisario Inspector y Jefe de Departamento Interpol de la Policía Federal Argentina.

Reproducción autorizada por Radio Jai citando la fuente.

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