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Ama a tu prójimo como ti mismo – un ejemplo de hermenéutica halájica

Radio Jai-Ama a tu prójimo como ti mismo – un ejemplo de hermenéutica halájica

La Torá, en Parashat Kedoshim (19:18), emite el famoso ordenamiento “Veahavta lereajá kamoja” – ama a tu prójimo como a ti mismo (19:18).

Una aplicación interesante de este requisito de la Torá aparece en el responsum de Radbaz (1: 728), que aborda el caso de alguien que ve a su compañero luchando para llevar una carga muy pesada. La obligación de perika de la Torá requiere que uno ayude a su compañero a descargar una carga excesiva de su animal (Shemot 23: 5), y el Rashba, en una de sus responsas (1: 252, 256) afirma que se aplica también en el caso de un ser humano luchando bajo una pesada carga.

El Radbaz llega a la misma conclusión: que uno debe ayudar a su compañero con una carga excesiva, pero por una razón diferente.

Argumenta que la mitzvá de perika se aplica específicamente en el caso de un animal, que obviamente no tiene la culpa de llevar la pesada carga sobre su espalda. Como no cargó la carga, no es responsable de la situación, y por lo tanto, las personas que ven al animal deben acudir en su ayuda.

Sin embargo, un ser humano que no puede cargar la pesada carga sobre su espalda, es culpable de acumular demasiado peso sobre sí mismo. Como él es el culpable de la situación, sostiene Radbaz, no se aplica la mitzvá de la perika. Sin embargo, escribe, la mitzvá de “ama a tu prójimo como a ti mismo” requiere ayudar a una persona incluso en ese caso, y así en la práctica, Radbaz está de acuerdo con la decisión de Rashba de que se debe ayudar a una persona que lucha con una carga pesada.

El Radbaz claramente se basa en la suposición de que el ordenamiento de “Veahavta lereajá kamoja” requiere ayudar a los necesitados, incluso cuando son responsables de su situación. Incluso si una persona actúa de una manera irresponsable que resulta en una situación difícil, estamos obligados a ayudarlo, y es posible que no retengamos la asistencia por culpa de la persona. La base de esta premisa, tal vez, es el mandato de amar a los demás “kamoja”, “como a ti mismo”. Así como nos perdonamos a nosotros mismos, por así decirlo, nuestros errores, y nos esforzamos por resolver los problemas que creamos a través de nuestra conducta irresponsable y sin sentido, se nos ordena relacionarnos con los demás de la misma manera.

Si alguien cae en dificultades debido a sus propios errores, debemos ser tan indulgentes con sus errores como los nuestros, y prestarle la asistencia que necesita a pesar de su responsabilidad.

 

Rav. Yerahmiel Barylka

Reproducción autorizada citando la fuente con el siguiente enlace Radio Jai

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