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“Malvinas: un tema candente en medio de las elecciones argentinas”, una mirada superadora de Esteban Cichello Hübner

Malvinas sigue siendo un tema que despierta demasiadas pasiones en Argentina, mucha más pasión que sensatez. Nuevamente, como cada vez que hay campañas electorales, aparece Malvinas y aparece la polémica. los slogans.

Esteban Chichelo Hübner es politólogo, profesor de Lingüística de la Universidad de Oxford, y dueño de una profusa formación académica. Fue uno de los primeros argentinos que llegó a las islas Malvinas, las que visitaría luego en 5 ocasiones. Conocedor profundo del tema, con muchas anécdotas en su haber, este, en algún momento auto declarado “malvinense”, dialogó con Radio Jai.

Cichello sostuvo que el tema Malvinas es muy importante para los argentinos a tal punto que algunos sufren de “malvinitis”, una suerte de obsesión con las islas Malvinas, de la que confiesa haber padecido él mismo, y de la que logró curarse yendo a las Islas.

Fue allí cinco veces, en un primer viaje se quedó varado 105 días, y pudo conocer a una sociedad vibrante, una sociedad que lo único que quiere es progresar y vivir en paz. Dijo que, a lo largo de los años, especialmente, en las últimas décadas, vemos cómo la actitud de los gobiernos argentinos ha sido de patoterismo; una actitud patotera  como la de cortar los vuelos a Malvinas, no  permitir vuelos desde Río Gallegos,  que amenazó a Uruguay, por volar a las islas, o problemas de pesca. “Es muy feo vivir con una actitud como esa en tus hombros, que está constantemente molestando”, expresó.

Señaló que eso va en contra totalmente de lo establecido sabiamente en la Constitución Nacional Argentina, en los artículos transitorios de 1994 que bien habla sobre el respeto, y que por ello, se debe respetar la forma de vida de los isleños, y que eso no se respeta. Ejemplos de ese “no respeto”, es que se llama a la capital de las Islas,”Puerto Argentino”:

“Eso lo decidió Galtieri, que después de tomarse unos buenos whiskies, firmó un decreto, el 757 de 1982, por el que le cambió el nombre a Puerto Stanley, mientras que los malvinenses no le cambiaron el nombre a sus pueblitos. Tienen uno que llama La Estancia, o un asentamiento que se llama Bombilla, y a mí me encanta”, contó.

Explica el lingüista que ellos sí respetaron la toponomía, que, además, indicó, hay muchos lugares en el mundo que tienen dos nombres, que eso en lingüística se llama exónimos, como por ejemplo a Jerusalem, algunos lo llaman Al Quds, y que, entonces llamar Malvinas a las Falkland o Falklands a las Malvinas no dice nada acerca de la soberanía, son dos nombres para el mismo lugar, pero sí dice mucho del respeto que debemos tener por los habitantes del lugar.

En realidad, poco conocemos de las Malvinas, tal vez es más un slogan que una realidad, un slogan que tiene que ver con el orgullo nacional y con toda esa estructura psíquica que tan mal nos ha hecho como sociedad argentina y que se usa mucho para la chicana, ; que nos hace pensar si hay realmente un genuino interés de resolver o de poder avanzar para arribar a una solución del conflicto.

Al respecto el politólogo manifestó que los elementos históricos son importantes en cualquier conflicto, pero hasta cierto punto, porque muchas veces no están asociados con la realidad. Históricamente vemos un relato que es genuino pero que la realidad es otra. Entonces surge la pregunta si debemos adaptarnos o seguimos peleando. Él cree que el conflicto que hay entre Gran Bretaña y Argentina sobre la soberanía del territorio de las Islas Malvinas es totalmente fácil de resolver, que lo que requiere es una buena disposición de las tres partes, y que “en esto coincide con la señora Mondino, aunque no la conozca”.

Para explicarlo, tomó el ejemplo de dos personas que se divorcian y que se disputan la tenencia del hijo. El hijo no tiene la posibilidad de decir lo que quiere por su corta edad, pero una vez que el hijo es mayor, puede hablar y puede decir lo que opina.

Del mismo modo, dijo que aquí tenemos una situación en la que dos partes se disputan un hijo que ya es mayor, un hijo que tiene identidad y que su opinión debe ser respetada según la Constitución Nacional Argentina, y eso, subrayó, es lo que debemos tener en cuenta. La Constitución lo dice, respetar, respetar la forma de vida, es lo que reza este artículo transitorio de 1994.

“Ellos han expresado que no quieren ser parte de Argentina”, remarcó. Y señaló que existen muchas otras soluciones, como la que citó en un artículo que publicó en la revista Newsweek  llamado “Un dos tres la solución”. Un pueblo, dos pasaportes, tres banderas.

Explica Chichelo que no podemos decir que los malvinenses que habitan allí, por muchas generaciones, muchas, ya que hay gente que tiene hasta siete generaciones en las islas Malvinas, no tengan derecho a opinar sobre lo que quieren; isleños que viven allí con un viento de doscientos kilómetros por hora que levanta piedras y están ahí, arraigados a esa tierra.

Un pueblo con dos pasaportes que puede optar por el pasaporte argentino, o el pasaporte británico; tres banderas, las tres banderas flameando mientras que hay dos,” los dos papás”, Argentina y Gran Bretaña que garantizan la protección de eso que podríamos llamar el co – protectorado argentino británico de las islas Malvinas. Indicó que hay muchas fórmulas, y que esto tiene un precedente internacional: Las islas Marshall, por ejemplo, o el acuerdo entre Francia y España por Andorra. Requiere imaginación y buena voluntad y cree que es posible hacerlo.

Con respecto a esa Argentina de los slogans permanentes, como el de la soberanía, el analista para poner en contexto sobre la situación entre los dos países indicó que hoy en día Gran Bretaña es uno de los principales inversores en Argentina, y que ha sido un amigo de Argentina en muchas áreas. Vemos en el fútbol cuántos jugadores argentinos están jugando en Inglaterra y a cuántos les gustaría ir allí a jugar. Cuando van grupos de música británicos a la Argentina se llenan los estadios: “Hay una relación de amor y odio; más de amor que de odio entre Argentina y Gran Bretaña, pero está esta astilla, este anacronismo que es Malvinas, que está lleno de slogans”, declaró.

Dijo que la vida argentina está llena de slogans: “Evita vive”, y Evita no vive, lamentablemente murió. “Gardel cada día canta mejor” No, Gardel no canta cada día mejor, Gardel cantó muy bien y sigue cantando lo que está grabado.”Las Malvinas fueron, son y serán argentinas”. Fueron, sí, son y sí, pero serán si seguimos así no lo serán nunca.

Considera Cichello que tenemos constantemente slogans, y que Argentina tiene que ser más honesta y sacarse ese mito, ese slogan que acarrea y nos gusta repetirlo hasta el cansancio, y que después terminamos creyéndolo.

Comentó Chichello que tuvo la oportunidad de tomar un café con la hija de Margaret Thatcher y que, en esa ocasión le dijo que gracias a su madre la Argentina tiene democracia, porque, en el ‘82 los militares hicieron esa invasión durante 74 días de las Islas Malvinas y después, como perdieron, se fueron de capa caída. Si hubiesen ganado, quizás la situación hubiera sido diferente. Ella pensó y le respondió que, entonces sí, que gracias a su madre los argentinos tienen democracia pero gracias a la Argentina su madre fue lo que fue, porque lo que veíamos en Inglaterra desde 1979 cuando ella asumió y hasta 1982  era un gobierno débil que tenía las revueltas de los mineros, las huelgas y demás, y que las islas Malvinas fueron” servidas en bandeja” por el gobierno militar argentino, y que Margaret Thatcher sabiamente o no, tomó ventaja de la situación y se convirtió en la Dama de Hierro.

Dijo que eso es historia, pero también que es verdad que este anacronismo requiere ser solucionado, que los malvinenses no quieren conflictos, que, por su contacto cercano con ellos, sabe que van a Argentina de visita, toman mate en las Islas Malvinas, y en el fútbol los malvinenses son argentinos y que “está seguro de que en el último mundial hinchaban por Argentina”. Remarcó que quieren vivir en paz y que hay una oportunidad, pero que también hay una tendencia en todos los gobiernos, en provocarlos, en ser patoteros en el discurso, en lugar de tener  una política de acercamiento.

Sobre el proceso electoral en la Argentina, frente a las elecciones del próximo 22 de octubre, donde aparece la figura disruptiva de Javier Milei, quien parece contar con todas las fichas para ser el próximo presidente, y sobre el futuro de nuestro país, el politólogo manifestó que ve a la Argentina con mucha preocupación y dolor, porque es un gran país, el octavo más grande del mundo, bendecido por Dios, y sin embargo de gran pobreza, de una pobreza hecha por el argentino, no producto de una catástrofe natural, un terremoto o un tsunami; que convirtió al 40 % del país en  pobres, sino que es una pobreza hecha por el argentino y sobre todo con gran responsabilidad por la dirigencia argentina.

Considera que todo proceso electoral es una oportunidad extraordinaria. Como politólogo, y sin expresar sus ideas políticas, cree que, en toda sociedad, no sólo en la Argentina, en toda democracia, la alternancia política es buena, es muy sana, que “escoba nueva barre bien”.  No entiende como políticos, intendentes, ministros, pueden estar envueltos en política durante décadas, lo que le parece obsceno.

“La alternancia es buena, la alternancia es sana”, insistió. Y esa alternancia, de acuerdo con su pensamiento debería ser entre Bullrich y Milei, y cree que sería muy sano para la Argentina un entendimiento político-social de ambos candidatos mayoritarios para sacar a Argentina del estancamiento en el que se encuentra.

Señaló que es una gran oportunidad, no para deshacerse del peronismo, porque el peronismo tuvo a lo largo de su historia muchas cosas buenas, muchas cosas criticables también, sino porque cree en la alternancia política.

Ve y le duele que muchos jóvenes argentinos sin rumbo, que no saben qué hacer, tomen la decisión de salir de Argentina. Los entiende, porque él mismo salió de la Argentina, escapando de ese país que lo sofocaba, que lo hacía vivir en pobreza, a empezar a trabajar desde niño, a hacer grandes sacrificios para estudiar y trabajar en medio de una inflación galopante.

Le duele porque la Argentina es un país querido, un país grandioso, un país que tiene que ser un lugar vivible. “Ahora hay una oportunidad el 22 de octubre y si no, en noviembre en la segunda vuelta, pero hay una oportunidad de cambio y no hay que dejarlo pasar”, cerró.

 

Redacción: Prof. Cita Litvak

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