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A treinta y un años del primer atentado yihadista en Argentina, la amenaza sigue presente

Con todo orgullo, la operación del Infante Mártir Hussein, constituye  una de nuestras luchas contra el enemigo criminal israelí en una guerra abierta, la cual no cesará hasta que Israel sea erradicada completamente.”, éste es el texto que reivindicó el atentado a la embajada de Israel en Buenos Aires, Argentina, que hizo llegar la Yihad Islámica a un medio de prensa occidental en Beirut, Líbano, a poco de producido el ataque terrorista.

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La referencia, “Infante Mártir Hussein”, es en relación a la muerte del hijo del líder del Hezbollah, Abbas Al Musawi, quién también murió durante un ataque de la Fuerza Aérea israelí contra el vehículo en el que ambos se trasladaban el 16 de febrero de 1992. Al comunicado mencionado, luego le siguió un video de seguridad con imágenes de la embajada, un sello característico del Hezbollah.

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En la investigación que llevara adelante el asesinado fiscal Alberto Nisman, señala que la organización terrorista libanesa utilizó el evento de Al Musawi para justificar el atentado, pero el mismo fue llevado a cabo a instancias de Irán, en respuesta a que nuestro país había suspendido los Acuerdos de Cooperación Nuclear, en diciembre de 1991.

Para ese entonces, el régimen de Teherán, estaba en condiciones de llevar adelante un ataque de importancia, gracias a la amplia red de inteligencia que había construido en Sudamérica, y días antes al atentado, arribaron a nuestro país un número significativo de funcionarios iraníes, entre los que se encontraba un agregado diplomático de la embajada de Irán en Brasilia, Jaffar Saadat Ahmad Nia, quién al ingresar el 21 de enero de 1992, declaró ser corresponsal, y a las 24 horas volvió a Brasil, para regresar el 16 de marzo, un día antes del atentado, y se fue al día siguiente de producido el ataque terrorista.

Con anterioridad, en diciembre de 1991, cinco días antes de la suspensión de los Acuerdos ya señalados, regresó a nuestro país Mohsen Rabbani, quién había estado en su país, Irán, cerca de 10 meses, además de él, otros dos sujetos que aparecen vinculados en los dos atentados, el de 1992 y el de 1994, son, Imad Mugniyé y Salman El Reda, el primero fue Jefe de Operaciones en el Exterior del Hezbollah, y recibía órdenes directas de Alí Fallahian, a cargo del MOIS o Ministerio de Inteligencia y Seguridad Nacional de la República Islámica de Irán, quién posee una Circular Roja de Interpol en base a la Captura Internacional emitida por la Justicia Federal argentina en relación al atentado a la sede de la AMIA.

Pero volviendo a Mugniyé, está probada su responsabilidad penal en el ataque a la embajada, como surge de las actuaciones labradas por la Corte Suprema de Justicia de la Nación, y que diera lugar a la orden captura internacional, la que ha quedado sin efecto, al igual a la que pesaba sobre él en la causa AMIA, debido a que fue muerto cuando explotó el vehículo en que se trasladaba en las adyacencias de Damasco, Siria, el 10 de febrero del 2008.

La participación de Mugniyé en el caso de la embajada, también está probada por la conversación telefónica entre nombrado y un alto funcionario del Hezbollah, Talal Haniyeh, en la que se jactaban del éxito de la operación “Proyecto Argentina”, ya que la inteligencia israelí no había sido capaz de prevenirla.

En cuanto a Salman El Reda, de 56 años actualmente, nacido en San Andrés, Colombia, se trasladó a nuestro país en 1987, relacionándose con Mohsen Rabbani en la mezquita Al Tawihd del barrio porteño de Floresta, y contrajo matrimonio con la ciudadana argentina, de ascendencia libanesa, Silvina Gabriela Sain, militante yihadista, que trabajó para Rabbani en la citada mezquita.

El Reda fue el responsable de la logística para el atentado, y coordinó las actividades de los agentes del MOIS en Argentina, y en septiembre de 1992, se trasladó con su familia a la zona de la Triple Frontera, radicándose en Foz Iguazú, pero yendo diariamente a Ciudad del Este, trabajando en la Galería Page, propiedad del Clan Barakat, es decir, Hezbollah, y también al igual que Mugniyé, participó en la coordinación del segundo atentado, AMIA 1994, como lo prueba los contactos telefónicos entre él y Mohsen Rabbani, antes de perpetrarse el ataque terrorista, y posee una Circular Roja de Interpol en función de la Captura Internacional librada por la Justicia argentina, y se cree que en la actualidad está en el Líbano.

El otro prófugo de la Justicia de nuestro pais en relación al atentado a la embajada, y con una Circular Roja de Interpol, es el libanés hoy de 62 años , Mohamed Ibrahim Soleimaní, experimentado agente del Hezbollah, y quién fue el encargado de ingresar los explosivos utilizados, Pentrita y TNT, los que fueron ubicados en la parte trasera derecha de la pick up Ford F100, rodado que fue comprado en Buenos Aires, por un sujeto con acento portugués, quién firmó los papeles con un apellido distinto al del documento de identidad.

Antes de proseguir, en relación a este sujeto, surge la figura de Mohamed Taghi Tabatabei Einaki, quién coordinó las actividades de Hezbollah en Brasil, en la década de los 80, y entre estas tareas estaba la de radicalizar las comunidades libanesas chiitas en Brasil, por eso el interrogante es, ¿quizás él halla sido o alguno de los agentes brasileños que reclutó, quién intervino en la compra de la F100?

Retomando, a lo relacionado con la pick up Ford, en 1997, la Corte Suprema emitió un fallo en el que se daba por probado, que en el atentado a la embajada se utilizó dicho vehículo, cerrando así, un dislate de especulaciones, como que la explosión había ocurrido dentro de la sede diplomática.

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Al respecto, la Ford F100 permaneció estacionada en un parking cercano a la embajada, entre las 13:48 y 14:42 horas, según el recibo de la cochera ubicada en Cerrito entre Juncal y Arenales, para minutos después llegar a su objetivo en la calle Arroyo 910.

En cuanto al conductor suicida, habría sido acompañado por Imad Mugniyé en febrero de 1992, y en cuanto a su identidad, surgen dos nombres, uno es Imad Ghamush, que podría ser el alias de Muhammad Neer Al Din Nuer Al Din, un libanés de 24 años, según un Informe del Mossad, el que además señala que fue reclutado en Foz Iguazú, Brasil, y residió en una “casa segura”  del Hezbollah en Buenos Aires, las 72 horas previas al atentado, a lo que se suma la declaración de un familiar directo de Muhammad, que reconoció que el nombrado fue el conductor suicida.

A treinta y un años de aquel trágico evento, que causó la muerte de 22 personas y 242 heridos, que no sólo destruyó el edificio que ocupaba la, embajada del Estado de Israel, sino también afectó seriamente la Iglesia católica Madre Admirable y daños en edificios linderos, en la causa que lleva adelante la Corte Suprema de Justicia de la Nación, en función de los Arts. 116 y 117 de la Constitución Nacional, que establece su competencia originaria en asuntos relacionados con embajadores, ministros y cónsules extranjeros, se ha establecido la responsabilidad penal de la organización terrorista libanesa Hezbollah y ha librado las correspondientes órdenes de captura internacional a los ya mencionados, Salman El Reda y Mohamed Ibrahim Soleimaní, quienes poseen Circulares Rojas de Interpol, pero hasta el presente no da por probada la participación del régimen de Teherán, algo que si ha quedado en evidencia en la causa AMIA, y por supuesto no hay hasta el momento personas detenidas.

Finalizando este breve informe sobre el primer atentado terrorista yihadista en la Argentina, las conclusiones son: 1) no hay dudas sobre la participación y autoría de elementos del Hezbollah, 2) que la zona de la Triple Frontera fue el punto de partida de aquellos elementos, tanto de este atentado a la embajada como del que dos años más tarde, 1994, se llevaría contra la sede de la AMIA, en Buenos Aires y tal como lo afirmó el exministro israelí Gideon Sa´ar, el Hezbollah sigue presente y activo en la Triple Frontera, 4) aunque no lo de por probado la Corte Suprema, la República Islámica de Irán se vale del Hezbollah para sus operaciones y atentados en el exterior, como surge en la causa AMIA y en la investigación llevada a cabo por el asesinado fiscal Alberto Nisman, 5) aún siguen abiertos serios interrogantes sobre el rol del Estado Nacional, antes y después del atentado, los que necesitan respuestas y determinar responsabilidades, 6) pese a seguir abierta la causa, el último acto trascendente, las órdenes de captura internacional ya señaladas, es del año 2015, y 7) al igual que ocurre con la causa AMIA, sería importante una legislación que contemple la figura del Juicio en Ausencia, y no quedarnos con el comunicado de la Corte Suprema, “…la responsabilidad penal de los autores…atribuyéndosela al grupo denominado Yihad Islámica, brazo armado de Hezbollah…”, pues las víctimas y sus familias, y la Sociedad Argentina, necesitan Justicia y no remanidos reclamos y discursos, por eso la frase elegida es del libro de Devarim o Deuteronomio, del Capítulo 13, versículo 20, “Tzedek, Tzedek tirdof” Justicia, Justicia perseguirás.

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