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Reflexiones acerca de Sucot

Sucot: la gozosa implementación de nuestras resoluciones de bien Queridos amigos: Existe una conocida tradición que conecta Yom Kipur con Sucot, recogida por Rabi Moshé Isserles:

“Los que son meticulosos (en el cumplimiento de las mitzvot) comienzan a construir la Sucá inmediatamente después de la celebración de Yom Kipur con el fin de pasar de una mitzvá a otra mitzvá”.

Rabi Isserles proporciona en la enunciación de la tradición misma su explicación de por qué comenzar a erigir la Sucá inmediatamente después de Yom Kipur: la rápida construcción de la Sucá nos ofrece la oportunidad de vincularnos con Dios en un continuum que va de una orden a la próxima (del cumplimiento de las leyes de Yom Kipur al cumplimiento de las leyes de Sucot), afirmando con ello nuestra condición de siervos de Dios. Como siempre en el mar inconmensurable de la exégesis judía, podemos encontrar otros rumbos para explicar por qué debemos comenzar con la construcción de la Sucá inmediatamente después de Yom Kipur.

Esta ruta se transita desde los temas centrales que caracterizan a ambas Fiestas: Yom Kipur es sombría reflexión, introspección, severo juicio, necesidad de cambio; es conmoción, almas temblorosas – incluso angustia y hasta llanto.

Yom Kipur, honrado como tal, supone un examen de conciencia duro, demandante, consciente y comprometido, que nos impone un rumbo de mejoramiento en nuestras vidas. Es el pivote de cambio; el agente disparador a una más vida más plena, más significativa, más profundamente vivida.

Yom Kipur es demanda a nosotros mismos; un plan de acción a futuro cargado de las metas que nos propusimos. Sucot, por otro lado, es HeJag, la Fiesta de la Alegría – vesamajta bejagueja, “Y te alegrarás en tu Fiesta”, dicen nuestras fuentes –. Es celebración, acción gozosa, construcción (con la Sucá), embellecimiento (en la Sucá), celebración de la vida natural (con los arbaat haminim, las cuatro especies), hospitalidad (en la recepción de invitados en la Sucá y de los Ushpizín), nuestro vínculo con la naturaleza en su magnitud (bajo el techo permeable de luz y lluvia de la Sucá). Sucot es resolución de manos y brazos, aplicación de decisiones, vida – vivir en el hacer mismo –.

De estos significados, entonces, la tradición de la construcción de la Sucá resuelta e inmediata después de Yom Kipur puede comprenderse desde dos perspectivas diferentes: · Implementar las intenciones recogidas y desarrolladas en Yom Kipur en acciones concretas durante Sucot: tantas veces nos proponemos metas que postergamos ad eternum, incumpliendo con nosotros mismos y con los nuestros.

En Yom Kipur armamos un plan de vida… y Sucot nos incita a cumplirlo, a hacerlo, a construirlo como la Sucá misma. · Construir un futuro positivo sostenido en la alegría de la vida: el ambiente sombrío de Yom Kipur fue creado para la reflexión, la instrospección, la evaluación. La vida después de Yom Kipur, con sus resoluciones, se celebra y conduce en el marco de la alegría y de la labor positiva que demanda – demanda, impone, exige – la Fiesta de Sucot. Los verdaderos cambios en la vida – aquellos que permanecen – son el producto de lo más vital en nosotros: aquello sostenido en nuestra más completa fuerza y energía creativas. La construcción de la Sucá, inmediatamente después de Yom Kipur, nos impulsa a salir del contrito ambiente de ese día expiatorio para retornar a la alegría de una vida mejor, sostenida precisamente en las decisiones adoptadas en Yom Kipur – que deben comenzar a implementarse, a construirse (como la Sucá) inmediatamente, en los primeros minutos que conducen de una Fiesta a la otra. No podemos transformar el mundo – el nuestro personal o el de quienes nos rodean – en la preocupación, en la angustia, en la acuciante demanda de la instrospección.

Para lograrlo, esa misma reflexión significativa, seriamente evaluada, debe volcarse en el impulso del acto decidido, feliz – el acto de realización personal, grupal, social, nacional -. Nuestra energía de vida se dirigirá hacia lo planeado desde un lugar más placentero y deseado, que facilitará, justamente, arribar a los objetivos diseñados. Sucot, entonces, y desde esta perspectiva, es cierre e inicio: el cierre de un programa de acción (que será reabierto una y otra vez, en cada Yom Kipur), e inicio de la ejecución de aquello planeado.

Es prisa luego de la pausa; brazos y cuerpos para sostener almas y espíritus. Quiera Dios que festejemos este Sucot en la alegría de nuestra acción;  una alegría que traduzca metas en logros, sueños en realidades. Quiera Dios que veamos en esa alegría una fuerza edificante capaz de transformar el mundo, comenzando por nuestros más cercanos, y multiplicando esa alegría entre todos.

Y quiera Dios que este Sucot nos encuentre más realizados, más felices, más completos, celebrando las incontables oportunidades con las que nos regala la vida diariamente. Con nuestros mejores deseos,

¡Jag Sucot Saméaj! ¡Jazak ve’ematz!

 

RABINO CARLOS A. TAPIERO

Vice-CEO & Director de Educación Unión Mundial Macabi

 

Ramá, 1520-1572, el gran legislador judío, que explica las usanzas ashkenazíes a las leyes compiladas por Yosef Caro en el Shulján Aruj – el fundamental compendio de las leyes judías.

La frágil cabaña que se construye previo a la celebración de la fiesta de las Cabañas, Sucot, que se transforma en la vivienda primaria durante los 7 días de la fiesta.  Shulján Aruj, Oraj Jaím 624:5, en el comentario del Ramá.  Devarim (Deuteronomio) XVI, 15. Vaikrá (Levitico) XXIII, 40.  Según la Cabalá, durante Sucot las almas de los siete grandes líderes de Israel – Abraham, Isaac, Jacob, Moisés, Aarón, José y el rey David – salen del Gan Eden para participar en la Luz Divina del Sucot terrenal (Zohar – Emor 103a).

 

 

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