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El estallido del ‘Tritel’ marroquí

Por el prof. Yehuda Krell

El término ‘Tritel’ es una palabra árabe marroquí, que con el tiempo adquirió un significado similar al de pogromo. Literalmente significa: ‘tratar de descubrir y sacar los objetos escondidos en el suelo’, en términos generales significa ‘saqueo’, y está asociado con varias incursiones realizadas por marroquíes en barrios judíos de distintas ciudades para saquear sus bienes.

Entre los días 17 y 19 de abril de 1912 (30 de nisan 5672) se produjo un Tritel en la ciudad marroquí de Fez en los cuales miles de soldados musulmanes y vecinos de la comarca desataron una violencia antisemita al irrumpir en el Malaj, el barrio judío de la ciudad, saqueándolo y atacando a sus residentes judíos.

Los disturbios contra los judíos en Marruecos eran hechos conocidos, varias ataques anteriores se caracterizaron por su crueldad. Desde los inicios del siglo XX se llevaron a cabo tritels en ciudades como: Theresa, en 1903, que produjo 40 muertos, en Settat, en 1907, con 50 muertos, y en Casablanca en 1907 con 30 muertos. La comunidad judía de Fez, ya había logrado escapar de un tritel en mayo de 1911 debido a una rebelión de una tribu bereber, pero esta vez no corrió con la misma suerte.

Entre las causas de este nuevo tritel se hallaban razones geopolíticas. A comienzos del siglo XX el territorio marroquí era codiciado por las grandes potencias europeas, Francia, Alemania, e Inglaterra, quienes querían expandir su imperio colonial por África del Norte. El 30 de marzo de 1912, como consecuencia de la crisis de Agadir, entre Francia y Alemania, se firmaron los Acuerdos de Fez, por las que el sultán Abd al-Hafid cedía la soberanía marroquí a la república francesa. Los nuevos arreglos administrativos incluyeron el nombramiento de un Alto Comisionado francés y el establecimiento de administraciones que cumplirían las funciones de ministerios gubernamentales y encabezadas por funcionarios franceses.

A muchos musulmanes marroquíes les desagradó la transformación de su país en un protectorado subordinado a una potencia extranjera, el acuerdo fue visto como una traición. La ira se dirigió contra el sultán marroquí y contra el nuevo gobierno francés, casi de inmediato, la bandera de la yihad se izó para expulsar al ocupante infiel, pero resultó impotente contra el ejército francés. Entonces la furia árabe se volcó hacia la comunidad judía, quienes nuevamente servían de victimas propiciatorias del resentimiento musulmán, acusadolos de haber traído a los franceses a Marruecos.

La comunidad de Fez contaba con unos 12.000 judíos dentro de una población general de unas 100.000 personas. Con el inicio del gobierno francés en Marruecos, los judíos de Fez disfrutaron de una mayor seguridad y prosperidad, y no tomaron las precauciones necesarias sobre la seguridad a las que estaban acostumbrados durante los períodos de inestabilidad musulmana.

En el último día del mes de Nisan, después de las fiestas de Pesaj y de Mimouna, las hordas furiosas musulmanas invadieron el barrio judío de la capital, y por tres días sin descanso, saquearon y masacraron a una parte de su población. Los disturbios estallaron cuando el ejército marroquí en Fez se rebeló contra sus instructores franceses y los mataron a tiros, más de 5.000 efectivos marroquíes, bien armados, participaron del levantamiento, pero las tropas francesas repelieron el ataque con éxito.

El gueto de Malaj, un barrio judío rodeado por un alto muro con un gran portal, se encontraba en el camino de retirada del derrotado ejército musulman marroquí; los soldados irrumpieron en él dejando una estela de destrucción y muerte. El saldo del tertil fue estremecedor, 51 judíos murieron en los disturbios, entre ellos 18 mujeres y 10 niños, y el número de heridos graves llegó a casi un centenar. Durante los disturbios, los 12.000 judíos residentes de Fez huyeron a unas zonas seguras que les asignó el gobierno francés, incluido el zoológico privado del Sultán, en el cual permanecieron durante las siguientes semanas en duras condiciones de vida y con escasez de alimentos.
La revuelta antifrancesa finalizó mediante negociaciones entre las partes. Soldados y policías franceses entraron para custodiar la ciudad y arrestaron a los soldados musulmanes rebeldes. Un día después que remitieran los disturbios, alrededor de un centenar de voluntarios judíos entraron a Malaj, bajo la supervisión de las fuerzas francesas, y evacuaron los cuerpos de las víctimas. En las semanas siguientes, con la ayuda de donaciones de otras comunidades judías de Marruecos y de Europa, una vez más se inició la reconstrucción del barrio judío, tal como solía hacerse en un gran número de comunidades judías del norte de África después de una salvaje agresión.

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